—No, mamá...— Murmura el joven tirado en la cama. —No me quiero levantar— dice tapándose con la sábana mejor. —Me duele todo.
—Venga, levanta. Seguro tienes mil cosas que hacer— asegura su madre sentándose en la cama. Lo primero que ha hecho esta mañana en llegar de misa ha sido volver a dormir. —No hagas el vago que...
El adolescente corta a su madre para completar la frase, la sabe perfectamente. —Que a papá no le gusta— murmura John levantándose. —Ayer fue un día muy cansado.
—Así es la vida, jovenzuelo. Baja a almorzar o tus hermanos se comeran tu comida— asegura Eleanor con una pequeña risa y sale de la habitación.
—Que la disfruten. Ni que me apeteciese comer...— Murmura haciendo el esfuerzo de levantarse. Realmente le duele la espalda. Tanto deporte no será bueno.
Se apresura para arreglarse un poco más, cepillarse su cabello mojado y cambiar su vestuario. Anoche, después de llegar del teatro lo primero que hizo fue colocarse el típico pantalón gris de deporte que es más cómodo que todos los pijamas. Todos tienen ese pantalón, o la mayoría. Y eso mismo ha hecho al llegar de misa.
Descuelga una camisa azul celeste y un pantalón vaquero negro, lo de siempre. Se lo pone y se peina el pelo lacio dejándolo caer sobre sus hombros.
Se coloca los zapatos con rapidez y seguidamente baja de su habitación hasta la cocina. —¡Tete, ven!— Grita James desde bajo de las escaleras y John resopla. —¡Luego vamos a jugar!
—No puedo jugar. Tengo examen— murmura mientras termina de bajar las escaleras y después va hasta el comedor junto con su hermano.
—¿Ya empezaste los exámenes?— Pregunta Harry llevando un bollo de chocolate a su boca.
—Sí. Deberías de llevar cuidado con lo que comes o en vez de mi hermano parecerás una patata— asegura John de forma seca sentándose en la silla.
—Estás celoso porque yo si me los puedo comer— ríe Harry y Henry, el hermano mayor de ambos, le da una colleja.
—No le digas eso a Jack— asegura el de la colleja.—Lo lamento, Jackie.
—Uno no puede ser gracioso— murmura Harry y llega Eleanor.
—Niños, por favor— habla mientras se sienta a comer, y, Martha, que iba justo detrás también.
—¿Papá no viene?— Pregunta Eleonora y la madre de todos niega con la cabeza.
—Wow, que sorpresa— susurra John y su madre le echa una mirada. —Es verdad.
—Al parecer hoy alguien se levantó con el pie izquierdo— ríe Martha.
—He dormido tres horas... ¿Qué quieres?— Reprocha comiéndose la manzana. —Enicma tengo que ensayar y estudiar un montón de cosas.
—¿Cuando tienes los exámenes?— Pregunta su madre.
—En dos semanas— murmura y su hermano mayor, Henry, empieza a reír.
—Joder, si yo estudiaba el día de antes— dice riendo.
—¡La boca!— Grita Eleanor enojada—¿Por qué no vas a estudiar con algún amigo?— Siguiere la mujer y John hace un gesto en los hombros de indiferencia.
—Jack no tiene amigos, mamá— se burla Harry con cierto cariño.
—Tantos idiomas y decides hablar con la verdad— asegura John terminado la manzana.
Sin embargo, en el barrio de al lado, hay alguien que si tiene amigos. Incluso ahora mismo está con ellos. Bueno, ahora, ahora, no, pero a las once del medio día ya estaban todos quedando en el parque.

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El número tres | Lams
FanficUn joven se enamora de un polista católico apasionado por la danza, finamente ambos deciden seguir el destino hasta ver que sucede. Esta es la segunda edición de mi libro (la única que se puede leer actualmente). Cuenta con unas 78.000 palabras.