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—Está bien, Francis. Ya te dije— asegura recibiendo el regalo. —Te perdoné hace dos semanas.

—No quiero perderte— le murmura a Gabriel dejándole un beso cerca de la oreja. —Te quiero mucho.

—Lo sé. Ahora vengo. Voy al baño— dice dejándole un beso y levantándose del sofá para salir del salón.

—Tío, siguen dando asco— murmura Jefferson. —Al menos ya te ha perdonado, pero comparte con nosotros, tío.

—No— dice Francis. —Me lo envía para mí.

—Eres un egoísta. Encima ya no andas de baboso en las fiestas tío. ¿Votaciones para reclamar que Francis tenga sus líos?— Dice Reynolds y Hamilton tan solo se queda mirando a la pared.

—Si no le mola. Yo no sé para qué se esfuerza tanto. Si fuese porque Francis es un necesitao' pero él tiene siempre alguien que quiera con él. — Cuenta Madison. —Yo que sé cualquier lío puedes tener. ¿Tan bien lo hace?

—Agh, está bien. Mañana salimos de fiesta— murmura Kinloch. —Sin Gabri.

—¡Vamoooos!— Grita Jefferson. —¿A cuantos te tiras?

—De relax. Tres— dice Francis y, discretamente, Alexander sale del salón.

—Si te gusta que te den duro. ¿Cuántas veces has llevado heridas?— Ríe Madison y Kinloch le sigue el juego. —Deberías de dar tú duro. A veces vienes hecho un cuadro, y tremenda paliza parece que te hayan metido.

—Yo veo que al parecer a Gabriel también le va, porque tremendo morado llevas, tío. Te gusta que te apreten en el cuello, eh. Tendrás que compartiendo uno de esos videos— Ríe Reynolds.

En el pasillo, ya ve al chico que había salido del baño. —Hola, Alex ¿vas al baño?

—Sí. ¿Puedo hablar contigo mañana? A... Solas. Por la mañana— pregunta y el otro asiente.

Se acomoda delicadamente las gafas que se le caen y justo se le quedan enganchadas en el cuello del jersey y Gabriel las toma y se las devuelve. —Claro, podemos hablar.

El teléfono de Alexander empieza a sonar y le pide un momento a Gabriel, pero que se espere. —Hola— saluda Alexander. —Estoy bien. No estoy en casa. Sí, sí, con ellos. No, no, no molestas. ¿Puedo decírselo? Sí, sí, a ese. Es de fiar. Solo ese es el motivo por el que lo ocultamos. Gracias. Te quiero, mucha suerte— asegura antes de colgar y camina hacia Gabriel. —Perdona era mi novio.

—¿Novio? Lo sabía. Sabía que tenías algo con John— ríe Gabriel.

—¿Cómo? Pero no lo digas— pregunta Hamilton sorprendido y Gabriel le lleva al baño.

—No diré nada— dice mientras lo pone frente al espejo y le aparta el pelo. —Lo he visto cuando se te han caído las gafas— explica Gabriel enseñándole la marca moradiza en su cuello. —¿No te diste cuenta?

—¿Y como sabes que es de él?

—Porque tienes a John agregado como: 💙💛Jackie✨👐🥰

—No digas nada.

—No lo haré.

—¿Se nota mucho?— Pregunta tímidamente mientras se esfuerza en taparse el cuello y Gabriel niega, poniéndole bien el cuello de la camisa y acomodando el pelo.

—Ellos no se darán cuenta. Te espero, ves al baño.

—No, no, realmente solo quería hablar contigo sobre lo de mañana. Podemos volver.

Tal como dicen, los chicos regresan con los demás, y Gabriel se acomoda entre los brazos de Kinloch y este le da un beso en la mejilla. —Chico mío. Thomas ¿nos dejaras dormir juntos?— Pregunta Francis abrazando a Gabriel.

El número tres | LamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora