—Me gustaría haber hablado contigo en el teatro, pero realmente te encontrabas mal.
—Oh, sí. He estado muy nervioso.
—¿Sabes que subí de peso bastante?— Dice Alexander contento. —Te ves triste ¿qué pasa?
—No es nada, solo recibí una crítica que no me sentó muy bien ayer— dice viendo al pelirrojo sentado en sus piernas.
—¿A quien le debo partir las piernas?— Pregunta el pelirrojo y John ríe un poco.
—No le partas las piernas a mí profesor de danza, por favor— ríe un poco abrazando al joven. —¿Fue muy aburrida la cena de empresa?
—Bastante— miente Hamilton con tranquilidad.
—Pobrecito, yo estuve pensando en ti. Había queso del que te gustó el otro día. Seguro así te hubieses animado a comer ¿verdad?— Pregunta acariciando su mejilla y dejándole un pequeño beso. —También fui a la iglesia, el párroco se ofrece a casarnos— dice con su pequeña risa. —Dice que me veo animado a tu lado. Yo le dije que es muy temprano para pensar en eso.
—Aún lo es, pero te quiero mucho— asegura el pelirrojo vigilando que no entre aún nadie al aula y empezando a acariciar el cuello del joven.
—¡Beeeeen! ¡Ya he llegado!— Grita Hale abriendo la puerta de sopetón y Alexander se asusta y se cae al suelo dándose con la pata de la mesa.
—¡Alex!— dice John ayudando al joven a levantarse. —¿Estás bien?
—Lo siento, Alejandro Jamón...— dice Hale y Tallmadge va enseguida a abrazarle.
—Estoy bien, solo fue el ruido— asegura el pelirrojo sentándose esta vez en su silla.
***
John pasea feliz cerca de la recepción, allí está su taquilla y quiere hacer un cambio de libros. No le gusta llevar peso en la mochila pues su espalda podría dañarse, y no puede permitirse eso siendo bailarin.
—¡Hola, señor Washington!— Saluda John viendo al hombre entrar al instituto a arreglar unos asuntos.
—Buenos días, John— dice viendo al joven abrazar un par de libros mientras deja otros.
—Seguro la reunión le fue de maravilla— dice con una sonrisa y cierra la taquilla dispuesto a irse antes de que Washington pueda decir nada. —Adiós, señor, nos vemos mañana— dice alegremente yendo hacia el recreo y se topa con William. —Oh, ¡Will! Hola. Qué bueno que hayas vuelto ya a este insti.
—Te estaba buscando, quiero hablar contigo sobre un asunto muy privado— dice el de cabellos oscuros tomando a John del brazo y llevándolo hacia una parte algo más escondida. —Confío mucho en ti y te tengo que decir que...
La sirena interrumpe sus palabras y el joven se da una palmada en la frente por la furia. —Tengo prisa, Will, hablamos más tarde ¿sí?— Dice John con una pequeña sonrisa. —Hasta mañana.— Habla antes de salir, hoy quiere terminar rápido los deberes y ensayar para poder estar con Alexander un rato. Daría todo por él.
—¡John! ¡John!— Grita Martha a la salida del instituto y el joven se acerca a la puerta donde salen las estudiantes de la otra escuela. —Quiere hacerse una foto contigo— dice señalando a una muchacha.
—¿Foto? ¿Conmigo?— Pregunta John algo confuso. Justo está saliendo del instituto. Nunca le habían pedido algo así cuando va por la calle. Aunque nunca ha ido solo por la calle.
—No es la primera vez que te piden una— dice Martha mientras toma el teléfono de la otra chica que se acerca al ahora castaño un poco para hacerse la foto.

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El número tres | Lams
FanfictionUn joven se enamora de un polista católico apasionado por la danza, finamente ambos deciden seguir el destino hasta ver que sucede. Esta es la segunda edición de mi libro (la única que se puede leer actualmente). Cuenta con unas 78.000 palabras.