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Había visto el vídeo de Kim, ese vídeo en el que le cantaba una canción, lloraba al ver aquel video pero no lloraba de tristeza, lloraba de coraje, de rabia que sentía. ¿Cómo era posible que ahora hiciera todo eso? Cuando jamás hizo nada cuando lo tenía a su lado.

Porchay dejo el teléfono a un lado tratando de controlar su respiración y limpiando las lágrimas que salían de sus ojos, el no quería estar ahí, no quería estar en la mansión de los Theerapanyakul, el quería volver a su casa, a su hogar a dónde pertenecía pero no podía ya que su hermano era parte ahora de todos ellos.

Porchay estaba furioso con su hermano por el simple hecho de que le mintió en su propia cara, de hecho estaba enojado con todos, todos en esa "familia" le habían mentido, se sentía traicionado por su familia y por su primer amor.

Resignado se levantó del suelo sacudiendo su ropa para después tomar lugar en la cama, sentándose en esta agarrando su celular de nuevo para ponerse a ver alguna serie que distrajera si mente pero sus planes fueron interrumpidos.

—Porchay— alguien tocaba la puerta.

En seguida reconoció la voz.

—Adelante— dijo limpiando por última vez sus ojos.

La puerta fue abierta dejando ver a su hermano que tenía una sonrisa de oreja a oreja, se fue acercando hasta el menor y fue cuando esa sonrisa desapareció dando lugar a una cara preocupada.

—Chay ¿Estás bien? Tienes los ojos rojos y lágrimas secas en las mejillas— decía su hermano mientras le limpiaba el rastro de lágrimas.

—Estoy bien hermano, solo estaba viendo una serie triste— la triste serie de su vida— Sabes que me gustan ver ese tipo de series.

Porsche no se tragaba esa explicación pero lo dejaría pasar por esa vez.

—Esta bien, te creo, venía a decirte que bajarás a comer, todos te estamos esperando— decía acariciando la mano del menor.

—Define todos— pregunto.

—Khun, Kinn y yo obviamente.

Porchay solo sonrió de lado.

—Bien ya bajo.

Porsche le dio una última sonrisa antes de salir de la habitación. Más relajado Chay se preparaba mentalmente para comer junto con Khun.

—Hasta que bajas Chay— decía Khun dándole una mirada— Ven siéntate aquí— señalaba una silla a lado de el.

Chay solamente acato la orden. Todos se disponían a comer en silencio, no era un silencio incómodo Porchay estaba disfrutando mucho aquella paz en la hora de la comida hasta que Kinn la rompió.

—¿Cómo vas en la escuela Porchay?— pregunto dándole una mirada curiosa.

Chay trago en saco ante aquella pregunta pues no se había presentado a ninguna clase, si bien le hacía creer a su hermano que si, el se iba a su antigua casa a descansar y desconectarse un rato de toda su monótona realidad.

—Demasiado bien, las clases son interesantes— no podía verlo a la cara— Todo está bien en la escuela.

Kinn lo miro por unos cuantos segundos, iba a decir algo pero si hermano mayor lo interrumpió.

—Oi ¿No tendrás a alguien por ahí?— preguntaba Khun mientras le daba ligeros codazos a Chay.

—Oh maldito ni se te ocurra preguntar algo asi— Porsche intervino en la conversación— Chay está muy chico para eso, no le metas ideas a la cabeza— amenazaba con un tenedor al mayor.

Khun solo alzó las manos en señal de paz para después reír ante la reacción de su ahora cuñado.

—Vamos Porsche todos alguna vez tuvimos un romance en la escuela y Chay está en la edad perfecta para tenerla.

Diciendo eso todos en la mesa miraban al menor tratando de hacerlo hablar, Porchay simplemente no podía con la vergüenza.

—No hay nadie— decía aún cabeza abajo— Y si lo hubiera no importaría, el amor no me interesa— decía jugando con el tenedor.

—Oh mi pequeño— su hermano mayor se acercó a el para abrazar su cabeza— Si un maldito te rompe el corazón yo le romperé la cabeza.

¿Cómo le diría a su hermano que el maldito que le rompió el corazón era el hermano menor de su novio? Jamás lo diría, es algo que se llevaría hasta la tumba.

—Claro.

La comida paso con normalidad no obstante Porsche hacia comentarios haciendo avergonzar a su hermano menor, desde anécdotas que tenía de cuando era más pequeño hasta las más actuales, definitivamente quería desaparecer de ahí.

Al terminar se fue casi corriendo a la habitación, cerrando está con seguro no soportaría si alguien entrara a decirle lo pequeño que es y lo mucho que lo tenían que cuidar.

Estaba harto, muy harto de que todos lo vieran como un niño cuando no era así, el podía defenderse solo y hacer lo que si hermano hace, si bien lo de la mafia no le gustaba si le llamaba la atención, muchas veces había visto a su hermano mayor practicando con un arma y a él le gustaría también hacerlo no para usarla para matar a alguien si no como hobbie.

Pero si le decía a su hermano este le diría un rotundo no y le explicaría las razón del porque es muy pequeño para usar un arma, no hablemos de tomar alguna bebida alcohólica, si Porsche se llegará a entrar que ya probó eso y el cigarrillo no dudaría en ir a buscar a los imbéciles que le ofrecieron eso y darles una paliza por hacer que su "pequeño" hermano comience en el mundo de las adicciones.

No podía seguir así por más tiempo, si lo hacía alguien de ahí se volvería loco y ese alguien era el. Además había escuchado que cuando terminas una relación debes cerrar ciclos y que mejor excusa que está.

Rápidamente agarro su celular y busco el contacto de su más íntimo y único amigo, ese que bueno Porsche tiene ganas de golpear.

—Mine— hablo Chay.

—¡Chay! Que bueno es escucharte, ya no te he visto en la escuela— se escuchaba la emoción de Mine del otro lado del teléfono.

—He estado algo ocupado ya sabes mudanza.

—Oh si escuché que tú hermano consiguió esposo, ya era hora.

—Si y eso implicaba cambiarse de casa pero bueno no te llamé para hablar de mi hermano, tengo algo en mente y eres el único que puedes ayudarme.

—Soy todo oídos, te escucho.

Fuego | MacaoChayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora