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Tercer mes:

Pasos apresurados era lo único que se escuchaba en esa habitación, sabía que su vida iba a depender de la noticia que le diera el mayor, estaba sudando frío de lo nervioso que se sentía, temblando con cada movimiento.

La puerta se abrió de par en par dejando ver a un hombre delgado, trajeado y con un buen porte que lo miraba serio, con pasos rápidos se acercó hacía él suplicándole con la mirada que le dijera de una vez por todas todo lo que pasó.

— ¿Y bien? Dime qué los nervios me están comiendo vivo.

Solamente se limito a mirarlo entregándole un sobre, rápidamente lo agarro abriéndolo desesperadamente, leyendo cada palabra que contenía esa hoja.

— Por dios— decía mientras bajaba la hoja dejando a la visita a su compañero— ¡Eres un imbecil Porchay!

Gritaba Mine mientras lo golpeaba con la hoja, Chay solamente se estaba riendo de la reacción de su amigo.

— Casi me matas de un susto y tú te ríes.

Porchay se volvió acomodar en su postura fría para después arrancarle de las manos el documento a Mine.

— Mira con quién estás hablando ¿Acaso me crees capaz de perder una fortuna como está?

Solo suspiro— La ansiedad me estaba consumiendo mientras que tú te diviertes— lo apuntaba amenazando con el dedo— Eres un insolente.

Ambos jóvenes se dispusieron a salir de la gran casa, yendo hasta el auto que los estaba esperando, el trato se cerró con éxito sin necesidad de usar un arma o bueno al menos Mine se quería quedar con esa idea.

— Me dijiste insolente— decía Chay mientras prendia un cigarrillo llevándoselo a la boca— Y el único insolente aquí eres tú, me trajiste aquí con engaños y ahora te quejas de una simple broma.

Mine arrugó la nariz al momento que su mejor amigo soltó el humo que estaba conteniendo en sus pulmones.

— No me gusta que fumes, es malo y asqueroso— regañaba a la misma vez que abría las ventanas del coche— Y menos en mí presencia.

Porchay volteo a mirarlo burlón — Es mí única forma de sacar mí estrés ya que no puedo hacerlo de la otra manera.

Su amigo se le quedó viendo con confusión sin saber de qué estaba hablando.

— Préstame tu culo y juro que dejaré de fumar— se acercaba peligrosamente a Mine— ¿Que dices lindo? Es lo menos que puedes hacer por mí.

Mine lo empujó bruscamente haciendo que Porchay se golpeara en la cabeza, sacudiéndose su saco pulcro.

— Eres un asqueroso, que no se te olvide que también se manejar armas— maldecía a su mejor amigo— Si tantas ganas tienes de coger ve a un burdel y déjame en paz.

Porchay río escandalosamente, amaba molestar a su amigo aunque a veces las cosas no las decía de broma.

— Al parecer no soy el único que necesita de una buena cogida.

Mine solo se limito a sacarle el dedo de en medio haciendo que la situación se hiciera mucho más divertida para Porchay.

Llegando a casa ambos jóvenes fueron con su jefe o mejor dicho con su tío, a darle las buenas nuevas.

— Phi' llegamos y traemos el documento firmado por aquellos suecos, el trato cerro exitosamente.

Mencionaba Chay mientras tomaba asiento en uno de los sillones de la oficina de Tharn. El mayor sonrió al leer los papeles, entregándole un sobre amarillo.

Fuego | MacaoChayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora