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—Porsche, espera.

No había sido la mejor idea decirle al moreno todo lo que estaba pasando con su hermano, después de una extensa pelea en la que Porsche le reclamaba a Vegas el haberse callado y no decirle nada, Kinn y Pete pudieron separar a aquellos dos que estaban a nada de irse a los golpes.

El moreno salió muy enojado de ahí, buscando las llaves del auto, queriendo ir a comprobar con sus propios ojos las palabras que había dicho Vegas.

—Voy a ir y me importa una mierda lo que opines— decía apuntadole con las llaves del auto— Ese mocoso ya me vio la cara de estúpido por mucho tiempo.

Kinn al ver qué su novio salía de nuevo de la habitación fue a detenerlo, no iba a dejar que se fuera en ese estado solo.

—No te detendré pero al menos déjame acompañarte.

No fue mucho el tiempo que se hicieron en llegar, todo el camino fue un silencio incómodo para Kinn ya que Porsche no despegaba la visita de la ventana, solo contaba hasta diez para no caer en la locura.

Rápidamente se bajó del auto tratando de abrir con mucha desesperación el candado que protegía la reja de la casa, cuando al fin pudo abrirla se adentro a lo que una vez fue su hogar, Kinn solo lo seguía.

—Maldito bastardo.

Porsche empezó a revisar toda la casa desde la planta de arriba hasta la de abajo, viendo con sus propios ojos como Vegas tenía toda la razón, su hermano había escapado.

—¿Y así quieres que arregle las cosas con él?

Si dirigió a su pareja que solo suspiro tratando de no decir nada hiriente que alterara más a Porsche.

—No voy a tener está discusión de nuevo Porsche.

—No, no vamos a discutir pero si vamos hacer otra cosa.

Rápidamente agarro su celular, marcando un número que Kinn no podía ver con claridad pero supo de quién se trataba cuando su novio hablo.

—Vegas, necesito que me pases la ubicación, ya.

Porchay no sabía cómo reaccionar ante lo que Macau había dicho ¿Acaso escucho mal? ¿Todo era un sueño? Porque si es así no quería despertar jamás.

Debía de admitir que en ese tiempo que lleva conviviendo con el mayor, empezó a sentir una ligera atracción hacía él pero no sabía si solo se quería refugiar en alguien debido a la reciente ruptura que había tenido o si realmente se estaba enamorado de nuevo.

Pero todas sus dudas fueron aclaradas cuando una noche de puro aburrimiento agarro de nuevo aquella guitarra que había jurado nunca volver a tocar, paso sus dedos por las cuerdas afinadas haciendo un sonido tan melancólico para él.

Los recuerdos que lo atormentaban siempre invadían su mente cada que tenía algún instrumento en sus manos, sabía que no sería nada fácil superar aquella etapa pero no quería quedarse en ese agujero negro del cual no hayaba salida.

Toda esa tristeza se vino abajo cuando un recuerdo de Macau llegó a su mente, aquel dolor que sentía se convirtió en felicidad, tímidamente volvió a pasar sus dedos por aquellas finas cuerdas de metal haciendo un sonido nuevo, un sonido que abría un nuevo capítulo en su vida.

Su corazón en ese momento letia a más no poder, no sabía que contestar aquella confesión que le había hecho el mayor, su cara estaba roja de la vergüenza que sentía.

—Y-yo— genial estaba tartamudeando— Ou no se que decir, lo siento.

Macau no podía de ternura con el escena que tenía enfrente, Chay estaba completamente sonrojado jugando con sus manos debajo de la mesa y aunque no lo veía bien podía jurar que estaba haciendo un puchero.

—A pesar de tu apariencia, sigues siendo muy tierno.

Una cuchara fue lanzada hacia él haciendo que se quitará rápidamente de su lugar, viendo con sorpresa a Chay.

—Vuelveme a llamar tierno y te dejo sin descendencia.

Macau solo empezó a reírse ante lo adorable que se veía Chay enojado quitando el hecho que acaba de amenazarlo, era demasiado tierno.

—Eres un amor— la cara de Macau era todo un poema que Chay podía leer con claridad.

—Sigue comiendo que la comida está fría ya.

Porchay bajo la mirada volviendo a ver su plato, sentía la intensa mirada de Macau en el pero decidió hacer caso omiso y continuar comiendo. Apenas iba a darle un bocado cuando sintio cómo su silla era jalada para atrás dejándolo atrapado entre un cuerpo, entre Macau y la silla.

—Se me fue el hambre ¿Porque no mejor vamos al postre?

Macau lo miraba con lujuria algo que a Chay lo puso nervioso ¿No era muy pronto para todo eso? No estaba preparado, no mejor dicho no estaba preparado para Macau.

Sentía la respiración de Macau muy cerca de su cuello, sintió como una sonrisa se formaba en el rostro de su acompañante, su corazón latía fuertemente que sentía como si se le fuera a salir de su pecho. Estaba a nada de entrar en aquel paraíso en el cual anhelaba tanto entrar.

Hasta que sintio cómo lo jalaban abruptamente haciendo que cayera de la silla en donde estaba, dejando a Macau sorprendido, iba a quejarse hasta que escucho esa voz.

—¿Te estás divirtiendo?— era su hermano.

Sintió como la sangre se le bajaba hasta los pies, un escalofrío recorrió toda su espina dorsal sintiendo la muerte cerca.

—Porsche— trataba de safasrse del agarre del mayor— Sueltame ya.

—¡No! ¡¿Para esto querías vivir solo?! ¡¿Para arrastrarte con el primero que se te pusiera en frente?!

Kinn jalo a su novio al momento que escucho lo que decía.

—Basta, no le hables así— intervino Macau— ¿Cómo entraste a mi casa?

—¿Porque te llevaste a mi hermano?— el moreno evadió la pregunta— No quería que se adentrara en este mundo y tú lo hiciste así.

—Me disculpas pero yo no lo obligue a nada, el decidió todo esto— Macau se estaba poniendo a la defensiva— Y esto es mejor que el infierno que estaba viviendo contigo.

La irá de Porsche era muy grande, quería moler a golpes al menor pero sabía que si lo hacía Vegas no tendría piedad en el.

—¡Lo sacaste de un infierno para meterlo a otro peor!— le gritaba en la cara— Eres un Theerapanyakul, no me sorprende.

¿Theerapanyakul? Le sonaba conocido.

—Eh P'Kinn— hablo Chay atrayendo la atención de todos— ¿Cómo se apellida?

Kinn al escuchar esa pregunta se puso pálido, no quería cometer un error, Porsche lo veía queriendo que no hablara mientras que Macau solo tenía una mirada de resignación.

Estaba entre la espada y la pared.

—Phi' una vez más ¿Cómo se apellida?

—No creo que sea importante eso ahorita— decía mientras se acomodaba el saco.

Chay al escuchar eso sus dudas fueron resueltas, no le faltaba nada más para saber que todo ese tiempo le estuvieron viendo la cara de Imbécil, otra vez.

—Tú— se dirigió a Macau— Eres un Theerapanyakul, eres parte de esa familia también.

Fuego | MacaoChayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora