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—¿Dónde has estado?

Macau había llegado a casa de su hermano a muy altas horas de la madrugada con el fin de que Vegas se encontrará durmiendo pero supo que su plan de había ido al carajo cuando vio la luz de la sala encenderse y ver a Vegas en uno de los sofás.

—Creí que ya estabas durmiendo— decía Macau mientras se sentaba lejos de su hermano— Es muy tarde y supongo que tienes asuntos que arreglar en la mañana.

Vegas lo seguía viendo con una mirada molesta mientras que tenía sus brazos cruzados esperando una respuesta que sabia de antemano que no llegaría sola de su hermano.

—Dije que en donde estabas— volvió a repetir— Hace mucho que no te apareces en la casa y no contestas el maldito teléfono.

Vegas está realmente enojado.

—¿Para que quieres saber en dónde he estado? Si al final de cuentas estuviste bien ¿no?

—Todo este tiempo he estado preocupado por saber en dónde estás, Pete también lo está.

Macau solo río al escuchar lo último.

—Es por eso ¿no?— Vegas ahora lo miraba confundido— Es por Pete, es por el que realmente te preocupaste.

—Claro que no, eres mi hermano ¿cómo no me voy a preocupar por dónde estás?

—Porque jamás lo has hecho, jamás te has puesto a pensar si he estado bien o no, cuando papá estaba vivo me dejaste aquí solo con él aguantando todos sus malos tratos mientras que tú estabas en tu casa sin preocuparte por lo que me podía pasar ¿Y ahora estás preocupado por mi?

Macau sentía coraje y rabia hacia su hermano en ese momento, no podía creer lo que Vegas le decía, preocupación es una palabra que jamás ha estado en su vocabulario.

—Esto es diferente.

Vegas se trató de acercar a su hermano pero este retrocedió.

—No es diferente, jamás ha sido diferente.

Sin más de nuevo agarro su mochila y salió de aquella casa con las lágrimas amenazando por salir, subió a su auto no sin antes mandar un mensaje.

Sucedio algo porfavor permíteme quedarme contigo.

Aventó el teléfono al asiento del copiloto tallando sus ojos con brusquedad, su celular vibro, un mensaje.

—Por supuesto, deje la puerta abierta, entra y pasa al cuarto de arriba primera puerta, estoy muy cansado para recibirte, lo siento :(

Macau solo sonrió a aquel mensaje, después solucionaría el problema con su hermano.

—¡Despierta!— Macau escuchaba a lo lejos una voz— Despierta antes de que te lance una cubeta de agua helada.

Un pellizco en su brazo hizo que se sobresaltara haciendo que cayera de la cama, Porchay solo se reía.

—Bueno esto fue mejor— dijo antes de ayudar a Macau a levantarse— Te deje un cambio de ropa en el baño.

Macau solo se sobaba la cabeza viendo como el menor le daba la espalda para irse.

—Oh y cuando acabes baja a almorzar es demasiado tarde— dicho eso salió de la habitación.

La noche anterior había llamado a Chay para que le diera hospedaje, llegó y la casa estaba en completo silencio y en total oscuridad, con cuidado aseguro la puerta principal subiendo al tanteo tratando de no chocar contra algún escalón o la pared, llegado así a la primera habitación que Chay le había indicado.

Cerro la puerta detrás de él dirigiéndose a la mesita de noche prendiendo la pequeña lámpara que se encontraba ahí encontrando una nota.

"Te deje un cambio de pijama en el escritorio, toma un baño para que duermas bien, no te preocupes por mi en hacer ruido, duermo como una roca :)"

Macau río al ver eso último, esa noche durmió como jamás había dormido: en paz.

—¿Que fue esa brusquedad al despertarme?— pregunto Macau llegando al comedor.

—No despertabas y di que no te bañé con agua helada.

—No se quizá eso estaba mejor a ser empujado fuera de la cama.

Porchay dejo un plato de fruta acompañado con el almuerzo a la vista de Macau haciendo que a este le brillarán los ojos de entusiasmo pues todo se veía delicioso.

—Bien a la próxima te despertaré asi.

Macau lo vio con una cara confundida antes de darle un bocado a su fruta.

—¿Próxima?

—Claro— dijo Chay asintiendo mientras cortaba un pedazo de pan— Eres bienvenido cuando gustes.

—Gracias.

Macau se dispuso a comer agradecía que Porchay no preguntará por lo que sucedió en la madrugada ya que no queria hablar de eso. Disimuladamente veía a Chay hasta que se percató de algo.

—¿Porque estás vestido así?— decía mientras le daba un sorbo a su jugo.

—Ou ¿esto?— Macau asintió— Pues es mi pijama no me he cambiado aún.

Macau río por lo bajo.

—Una pijama de ositos en verdad no hace juego con tu yo de ahorita.

Chay estaba confundido.

—¿Entonces como debo de vestirme?

—Termina de comer y te ayudaré a escoje un outfit.

El menor asintió siguiendo concentrado en su comida.

Macau inspeccionaba el clóset del menor viendo que atuendo podría ponerse hasta que en lo más profundo encontró algo con lo que quedó fascinado.

—Toma— le estiró la ropa a Porchay quién lo recibió— Te gustará como te verás anda ve y cambiate.

Porchay entro al baño a cambiarse de ropa, en realidad a Macau le gustaba mucho como estaba vestido pareciera un niño inocente pero ya era hora de que probará estilos diferentes.

Porchay salió del baño portando unos pantalones negros con aberturas en las piernas  que tenía colgando una cadena acompañado de unos zapatos negros, con una camisa blanca un poco formal con los primer tres botones desabrochados,de su cuello colgaba una cadena de oro, en su muñeca izquierda tenía un reloj que pensaba que costaba más que su casa y para finalizar su cabello estaba peinado hacia atrás haciendo que se viera más maduro.

Macau estaba más que babeando, en verdad su imaginación se quedaba corta a la realidad.

—¿Me veo bien?— Porchay saco de su transe a Macau.

—Mas que bien— elogio Macau— Ahora vamos tenemos cosas que hacer.

Porchay no pudo ni empezar hablar cuando era jalado por Macau hacia su auto, partiendo a una dirección desconocida para Chay.

—Va saliendo señor y no va solo.

Fuego | MacaoChayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora