Capítulo dos: La compasión no forma parte de la isla

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Luego de la noche que tuve, me dispuse a cambiarme de ropa, por una más cómoda debido al lugar en el que estaba

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Luego de la noche que tuve, me dispuse a cambiarme de ropa, por una más cómoda debido al lugar en el que estaba. Tomé un vestido de lino fino, de color blanco con un listón dorado, sandalias marrones. Mientras me estaba cambiando, una persona empezó a golpear la puerta, me dirigí a abrirla y me sorprendí cuando vi a la chica de la noche anterior.

—Hasta que abres —ella estaba apoyada contra el umbral de la puerta.

—No tardé tanto —objeté.

—¿No escuchaste cuándo toqué la puerta más temprano? —negué con la cabeza.

Ella rodó los ojos y me explicó que me daría un recorrido por la isla para conocerla mejor. La isla era extremadamente gigante, había mucha naturaleza, pero también mucha edificación, así que cada ciudadano tenía su tarea asignada. Algunos eran soldados del reino y otros simples ciudadanos cumpliendo con su tarea de todos los días.

Estábamos caminando por una montaña totalmente verde, llenas de flores azules, lilas, fucsias, había de todos los colores posibles. El viento era hermoso, el aire era limpio, no se comparaba al aire de la ciudad.

—No pensé que la isla fuera tan grande.

—Pues sí... la mitad de la isla me pertenece, la otra mitad le pertenece a mi hermana —agregó.

—Tiene sentido, ambas son hermanas, es normal que compartan herencia.

—Exacto, pareces ser alguien que entiende como reinar.

Era normal que cuando los hijos fueran mayor de edad, y sus padres estuvieran muertos, los herederos compartieran la herencia. Eso me decía algo de ella, sus padres habían fallecido.

—Créeme entiendo más de lo que quisiera —miré las flores que había a mi alrededor.

—Ya se había tardado —me dijo la arquera.

En cuanto levanté la vista observé que se acercaba un chico de cabello marrón oscuro con un traje sencillo, de color gris y su pantalón de color marrón claro, también llevaba unas botas puestas y un cinturón que llevaba una espada.

—Así que ella es la nueva. Cuando oí que estabas con ella pensé que sería para torturarla, no para que den un paseo como si fuesen las mejores amigas —sonrió como si fuera un ángel, pero estoy segura que es un demonio.

—Cierra la boca, Derek —espetó—. Mi hermana quiere que la tratemos bien, así que no hagas una de tus estupideces —ella rodó los ojos.

—Tranquila, cariño, trataré de no hacerle nada —dijo con una sonrisa arrogante—, Pero será difícil, es tan indefensa, Seguro que ni podría sostener una espada —dijo el chico burlándose de mí, a pesar de que la arquera le dijera que no intente nada.

Di unos pasos hacia él para quedar cara a cara y que sus ojos marrones miraran mis ojos verdes. Al centrar mi mirada en sus ojos pude notar lo arrogante y obstinado que podía ser este chico irritante.

LA NOCHE EN LA QUE TODO COMENZÓ [LGBT] #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora