Al igual que otras veces, me encontraba en una situación no muy agradable, encadenada, sufriendo frío, hambre y todo tipo de torturas más. Había estado mucho tiempo sin estar bien alimentada y comer lo poco que Oliver me daba no era suficiente para que mi cuerpo resistiera.
Siempre creí que la ira era un buen incentivo, pero ahora veo que la venganza también lo es.
Nada importa ahora, solo necesito asesinarlo y estaré tranquila en la otra vida.
Todo estaba oscuro y entre la oscuridad encontré una luz: el deseo.
No sabía por qué exactamente, pero había imaginado todas las formas posibles en las que Oliver podría morir. Tal vez ahorcado, tal vez quemado o tal vez lo mataría a golpes, puñetazos o incluso a puñaladas.
Cualquier cosa era útil.
De pronto oí como los pasos de él se acercaban a la puerta, aunque estaba oscuro, observé lo que sería la puerta y por debajo de ella, observé cuatro sombras. Dos eran los pies de Oliver, ¿pero de quién podrían ser los otros dos?
Al abrir la puerta bruscamente, la luz se encendió y cegó mis ojos. Los cerré fuertemente y escuché más de una pisada. Me levanté con un poco de dificultad y saqué fuerzas de donde no tenía.
Al abrir los ojos y lo vi él. Su cabello teñido de blanco estaba sucio, había marcas de golpes en su rostro, tenía un ojo morado y su pecho estaba lleno de heridas. Un día él fue un doctor fuerte y valiente, pero Oliver lo mató lentamente.
Los músculos que a Kan discretamente le gustaba presumir, ya no existían, ahora sólo había huesos con una leve capa de piel cubriéndolos. Él tosió un poco y abrió sus ojos.
—¡¿QUÉ LE HICISTE?! —grité con ira.
—Yo no hice nada —respondió con inocencia.
Oliver lo estaba tomando del cabello y cuando lo soltó, Kan cayó al suelo como si fuera una hoja. No hizo ningún gesto al estar en el frío suelo, era como si su vida ya no tuviera sentido alguno.
Sus ojos ya no tenían vida, ni esperanza. Algo dentro de él se había quebrado, ni cuando peleaba con su padre lo vi tan destrozado.
—¿Kan? —me acerqué lo más que pude, pero las cadenas en mi cuerpo no me lo permitían.
—No durará mucho más —lo observó con detenimiento y mientras sus ojos lo detallaban lentamente, sonrió—. Habría sido un buen asesino, pero la regla básica de todo es que el amor no existe, solo le das la oportunidad a alguien para que te destruya, pero ustedes, las personas normales, nunca lo entenderán.
El peliblanco levantó levemente su cabeza y me observó desde los pies hasta la cabeza.
—¡Déjalo! ¡Por favor! ¡Él no tiene nada que ver en esto! —supliqué.
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LA NOCHE EN LA QUE TODO COMENZÓ [LGBT] #1 ✔
Teen FictionTodos alguna vez quedamos marcados por nuestro pasado, un suceso que nos abrió una herida incurable, pero no todos pueden vivir con ellos. Kate es una ex asesina que creía que su vida era una desgracia, lo había perdido todo hace muchos años y su co...