Epílogo III

155 19 46
                                    

Un mes después.

Ya era el día.

Ya era el día donde mi vida cambiaría aún más de lo que había cambiado en la última década. Ser reina de la isla era una tarea para la cual no sabía si estaba preparada, era mucha responsabilidad cuidar de todo un reino y ahora, debería no solo cuidar a mi familia, sino a muchísimas personas.

Este día lo había soñado cuando era pequeña y con todo lo que había sucedido, no creí que fuera posible. Más bien lo veía como algo lejano a mi vida. Ahora solo faltaban unos minutos para llamar a Rachel esposa.

Mi futura esposa había planeado la boda antes de proponerme casamiento y aunque me hubiera gustado saber cualquier detalle, ella quería que fuera sorpresa. Me explicó que en la isla la tradición decía que la futura reina debía estar sentada en una litera que sería cargada por seis hombres, tres a un lado y tres al otro lado, hasta llegar a la boda, donde sería escoltada por el padrino o madrina hasta el altar.

Claramente Katar me llevaría al altar y aunque Derek quería casarnos, sabía que sería imposible, pues aquí la tradición trata sobre que un hombre que es oficiante de matrimonio, bendiga a la pareja para que el matrimonio perdure durante en esta y la otra vida.

Estaba muy nerviosa, Katar hace un rato me había avisado que Rachel iba de camino al altar y lo mejor o peor de todo, es que muchas personas del pueblo querían presenciar nuestra boda. No solo porque habría una nueva reina, sino porque todos conocen la tragedia de la familia de Rachel y algunos de ellos también me conocen a mi.

Eso solo aumentaba mis nervios, porque preferiría estar planeando cualquier cosa, menos lo que iba a decir. Por eso mismo escribí todo lo que quería explicarle a Rachel, aunque sería complicado, porque a veces existen sentimientos que no pueden ser explicados.

Tomé la carta y pronto oí como alguien entraba a nuestros aposentos. Katar entró con una enorme sonrisa de oreja a oreja, como si fuera él quien se estuviera por casar. Traía puesto una camisa que dejaba ver el inicio de su pecho, joyas de oro, como collares, anillos y brazaletes y también traía puesto una capa de color plateado, la cual era exclusiva de los padrinos.

—Te ves hermosa, Kate —dijo mientras bajaba los escalones.

Mi vestido de novia consistía en que fuera blanco y era tan largo, que hasta parecía una capa, con la diferencia que en los bordes del vestido había múlltiples estampados de flores de color lila, amarillo y blanco, ya que esos colores representarían todo lo buenoen nuestro matrimonio. Tenía puesto una corona de bella flores moradas que adornaban mi cabeza y sostenía el velo que cubriría mi rostro durante la ceremonia.

—Tengo muchos nervios, Katar —se acercó a mí y me abrazó.

—Todo será perfecto, Kate —mis brazos envolvieron su abdomen en un cálido abrazo.

—Todo esto es gracias a ti —nos separamos y me observó confundido—, si no fuera por ese pequeño curioso que me encontró en aquella mansión abandonada, yo no estaría aquí y todo lo que soy te lo debo a ti —sonrió de lado.

—El mérito es tuyo, Kate, por soportar lo insoportable y por ser una de las mujeres más valientes que conozco.

—Gracias por nunca abandonarme —sonreí.

—Gracias por dejarme ser parte de tu vida, pequeña —se acercó a mi y dejó un beso en mi frente.

—¿Viniste a avisarme que la litera está lista? —asintió.

—El pueblo, el reino y tu futura esposa te esperan en la orilla de la isla.

—¿Hay muchas personas?

LA NOCHE EN LA QUE TODO COMENZÓ [LGBT] #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora