Capítulo treinta y dos: Él

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Luego de todo lo que sucedió, entendí algo

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Luego de todo lo que sucedió, entendí algo. Rachel me quiere, siempre estuvo y siempre está para mi y creo que no he sido la mejor persona con ella. Quiero cambiarlo, quiero que ella confíe en mí, así como sé que muy en el fondo, puedo confiar un poco en ella.

Pero hasta no saber qué es lo que oculta, no podré confiar.

Luego de que Rachel se quedara conmigo a cuidarme, me confesó que el secreto que guardaba le pesaba en la conciencia, que le hacía mal no contarme, pero también me dijo que lo hacía por mi bien.

Para protegerme y para proteger a los demás. Aún así, seguía teniendo desconfianza y creo que la intriga por saber si ella volvería a traicionarnos, me estaba preparando para lo peor.

Como hija de los mayores asesinos fui entrenada para imaginarme todas las posibilidades ante una situación, pero últimamente no podía pensar con claridad. Ya no soy la misma que

antes, no soy una asesina, pero soy la hermana de un asesino.

Vanlo estaba en su habitación, triste. Estaba acostado en su cama, mirando al techo mientras las lágrimas recorrían su mejilla.

Caminé lentamente hasta la puerta que estaba entreabierta, toqué tres veces, pero no obtuve respuesta. Abrí lentamente la puerta, caminé hasta estar cerca de él y me senté al borde de la cama.

—Debes comer algo... —murmuré.

—Gracias, Kate, pero no tengo hambre.

Joanna y Vanlo habían vuelto, pero parece que el viaje sólo empeoró las cosas. Ella nos pidió que necesitaba estar unos días sola y que pediría unos días en el trabajo.

—Entiendo si no quieres hablar, pero desde que viniste del viaje estás extraño...

—Joanna nos culpa de la muerte de Firox —soltó.

Bajé la mirada y suspiré.

—No se equivoca, yo tengo la culpa, pero tú no. Solo fuiste una víctima de mi hermano.

—Ninguno de nosotros tiene la culpa, pero Joanna no lo ve así.

—Soy culpable de muchas cosas, Vanlo, pero te prometo que acabaré con Oliver.

—Cuando todo esto acabe, ¿volverás con Rachel? —soltó de repente.

—No lo sé, todavía no confío en ella y...

—Me refería si volverías con Rachel a la isla para ser reina —se acomodó en el colchón y se sentó contra el respaldo.

—Para ser su reina tendría que casarme con ella...

—No necesito al Doctor Destino para que me diga lo que pasará con ustedes. Se aman, no importa si no lo quieren admitir. Se aman y cuando todo esto acabe —soltó una pequeña risita— o antes de que acabe, volverán a estar juntas. Cuando menos te lo esperes.

LA NOCHE EN LA QUE TODO COMENZÓ [LGBT] #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora