Capítulo dieciséis: Actos que enamoran

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La cena con los demás fue genial

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La cena con los demás fue genial. Rachel socializó un poco y se sentía más cómoda. La única que se sentía incómoda era yo porque no dejaba de pensar en esa llamada de hace unas semanas.

Tal vez no deba preocuparme, pero siempre hay que estar alerta.

Por raro que parezca, Tatiana nunca nos buscó, pese a que sabía donde vivíamos. Rachel tenía un poco de recelo respecto a eso.

No tenía sentido que ella nos hiciera la vida imposible y cuando huimos de la isla, se olvide de nosotras.

Hay algo que no encaja, pero por ahora seguimos con nuestras vidas.

Rachel había conocido más la ciudad y las maravillas que hay en ella, pero todo tuvo su fin cuando me di cuenta que no podía seguir viviendo por el dinero de los demás, así que decidí que ya era hora de pensar una buena excusa y volver a mi trabajo habitual.

Estaba preparándome para ir a trabajar, pero algo me impedía armar mi bolso, más bien alguien. Rachel no quería que me fuera porque quería pasar más tiempo conmigo, así que hacía de todo por hacer que me quedara.

—Te doy mi helado, no puedes negarte a eso —hizo un puchero.

—Rach, hace meses que no voy a trabajar, y si no trabajo no puedo comprarte helado -intenté convencerla.

Ella lo pensó y puso cara de enojada, en señal de que yo tenía razón.

—No te preocupes, no estaré sola, y tú tampoco.

—¿A qué te refieres?

—Le pedí a Joanna que viniera y se quedará contigo. Además en el trabajo están los muchachos, así que no hay excusa para que te preocupes por mí.

Ella abrió la boca para decir algo, pero fue interrumpida por el timbre del departamento. Al abrir la puerta vi a Joanna con una caja de pizza, un papel y varias bolsas.

—¿Cómo llegaste tan rápido? —pregunté confundida.

—Bueno... Eso no importa —miró hacia el suelo.

—Te trajo Vanlo, ¿verdad?

—Solo fue porque él también venía. Por cierto, él te espera abajo en su auto —me hice a un lado para dejarla pasar.

Ella dejó las bolsas y lo demás sobre la barra y Rachel se acercó a averiguar que trajo.

—¿Qué es esta caja? —preguntó olfateando el rico aroma de la pizza.

—Eso, es una caja, dentro contiene pizza. Es de parte de Vanlo.

—Si Vanlo hace que ella sea adicta a la pizza lo mataré —bromeé.

—¿Por qué? ¿Qué tiene de malo si le gusta la pizza?.

—Que no solo tendré que comprar una heladería sino que también una pizzería y no soy millonaria para comprar ambas.

LA NOCHE EN LA QUE TODO COMENZÓ [LGBT] #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora