Capítulo treinta y cinco: Problemas para un futuro

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Absolutamente a nadie le gustan las clínicas o los hospitales, pero ahí estábamos nosotras, en la clínica de Kan

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Absolutamente a nadie le gustan las clínicas o los hospitales, pero ahí estábamos nosotras, en la clínica de Kan. Su padre hizo los análisis ya que él estaba muy ocupado y notó algo diferente en la cura.

No sabíamos que era, solo sabíamos que nada bueno podía salir de eso. Estaba muy nerviosa, no por el hecho de morir, sino por saber que Oliver no hizo esto con la intención de matarme, de lo contrario no nos hubiera dejado encontrar la cura tan rápido.

—Tranquila, resolveremos esto, Kate —la ojiazul me abrazó por los hombros.

—¿A quién más podría afectar esto? Si soy yo quien lo lleva en la sangre, el veneno no puede ser contagioso.

El pasillo de la clínica estaba vacío, todos los pacientes dormían y los doctores eran pocos, mientras que las enfermeras del turno noche estaban descansando.

Llegamos al consultorio de Kan y toqué tres veces la puerta. Al abrirla se hizo a un lado para que podamos pasar. Cuando entramos él nos miró con ¿lástima? No lo sé, pero había algo en sus ojos que no me gustaba.

—¿Qué sucede? ¿Cómo es eso de que el veneno no afecta solo a Kate? —preguntó Rachel y Kan suspiró.

—Mejor ve a ver a Kaden, él tuvo una pesadilla y está asustado. Estuve con él hasta hace poco, pero no deja de llamarte —frunció el ceño.

—¿Y por qué no me lo dijiste antes? —suspiró con molestia—. Kate, yo... No quiero dejarte, pero... —juntó sus manos con las mías.

—Entiendo, ve con Kaden, luego te cuento —se acercó a mi cabeza y me dio un beso en la frente.

Me dio una mirada cálida y luego caminó hasta que se fue del consultorio.

—¿Qué sucede, Kan? Rachel podrá no conocerte tan bien, pero yo sí, sé que no le dijiste lo de Kaden porque fuera verdad.

—Él si tuvo una pesadilla, solo lo usé como excusa porque creo que lo que mi padre y yo descubrimos debes saberlo primero —fue hasta su escritorio de color beige claro y tomó una carpeta de color amarillo con algunos papeles dentro.

Él me la extendió y había una ficha médica sobre mí, había muchos datos, sobre qué tipo de sangre soy, mi edad, mi peso, etc. Pasé a la siguiente hoja y mi vista se centró en la esquina superior de la hoja.

El gen del asesino serial, mejor conocido como el gen MAO-A.

—¿Qué es esto? ¿Qué tiene que ver conmigo y la cura?

—Kate... No tengo buenas noticias —suspiró—. La cura te salvaría del veneno, pero tú tienes el gen MAO-A, no te afecta porque ya eres una asesina y aprendiste a controlarlo, pero...

¿Qué? No puedo creerlo, nunca nadie me lo dijo, ni la Señora Nora.

—¿Pero qué?

—Si un día tú y Rachel deciden tener hijos... La cura podría desbloquear el gen, debido a los químicos por la cual está compuesta. La cura podría salvarte, pero podría destruirte si un día decides tener hijos y ellos no controlan el gen.

LA NOCHE EN LA QUE TODO COMENZÓ [LGBT] #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora