EXTRA

77 12 11
                                    

El aire corría por nuestra habitación, me erizaba la piel y me hacía un poco de cosquillas. Su cuerpo se posicionó sobre él mío y comenzó a deslizar sus labios sobre el tronco de mi cuello. Abrí un poco mis labios y solté un gemido.

—Rach...

—¿Estás despierta?

—No... —murmuré y le di la espalda.

La ojiazul pegó lentamente su pecho contra mí, su mano se dirigió hacia mi abdomen y las yemas suaves de sus dedos comenzaron a trazar movimientos circulares.

Sonreí.

Abrí mis ojos lentamente y lo primero que observé, fue el día nublado. Lleno de gotas que azotaban fuertemente al pueblo, el viento soplaba con fuerza y el cielo se volvía cada vez más y más oscuro.

Fue entonces que lo entendí.

Inmediatamente me di la vuelta y la abracé. Acerqué su cabeza a mi pecho para que pudiera oír mi corazón, para que pudiera sentir que yo estaba para ella, para que no se sintiera tan sola.

Sus manos se dirigieron a su pecho, sus manos estaban hechas un puño y se acurrucó en mí, cual niña pequeña asustada y aunque ya éramos adultas, siempre sería mi pequeña y hermosa arquera.

La tapé con el acolchado rojo y asomó su cabeza para mirarme a los ojos.

—Perdona por haberte despertado, pero no sabía qué hacer —le di una sonrisa cálida.

—Puedes despertarme cuando quieras, luego te cobraré por eso —hice una sonrisa pícara.

—¿Y qué me vas a cobrar?

—Tal vez una noche de besos —sonrió.

—¿Para qué darte besos si puedo darte una noche entera de placer? —preguntó con ironía.

Acercó su rostro al mío y sus labios se posicionaron en los míos. Tomó mi mejilla y comenzó a acariciarla con su dedo pulgar. Mi mano viajó a su cintura y comencé a acariciarla, para que no siguiera pensando en la tormenta de afuera.

A veces el tiempo y los años pasan, los miedo siguen y cuando creemos que los superamos, vuelven a aparecer para hacernos ver que no es así. Luego de aquella amenaza que recibimos, estábamos más alertos que nunca.

Con Katar acordamos que él le enseñaría a los niños defensa personal, mientras que mi esposa y yo le enseñaríamos estrategias para reconocer a alguien sospechoso o como defenderse en la escuela.

Lo que fuera con tal de que ellos estuvieran protegidos.

Rachel le informó a Derek que el reino y nuestros hijos estaban en peligro. Así qué cada dos semanas, mi esposa pasaba un fin de semana en la isla y cuidaba que todo estuviera en orden.

A veces podía ir con ella, pero los niños sentían su ausencia y son demasiados listos, dejarlos un fin de semana con Katar ya no era suficiente, así qué les decimos que Rachel tiene un viaje de negocios cada dos semanas.

Por ahora se lo creen, porque son niños, pero cuando crezcan tendremos que ser más cautelosas. No pueden ni siquiera imaginar lo que se oculta allá afuera.

Nuestro miedo más profundo era que algo les sucediera a nuestros príncipes, pero el miedo de las tormentas nunca se iría del corazón de mi esposa. Se negaba a ir a terapia o hacer cualquier cosa para mejorar, decía que no servía y yo respetaba su decisión.

No quería mejorar, porque dice que solo estará bien cuando haya paz.

Dejé un suave beso en su frente y la atraje más hacia mí.

LA NOCHE EN LA QUE TODO COMENZÓ [LGBT] #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora