Epílogo II

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Rachel Doson.

La vida me había golpeado mucho, sufrí tanto que quise acabar con mi vida en dos ocasiones; la primera cuando Kaden había sido secuestrado y cuando encontré a Ronnie, creí que él me entendía, pero solo era una farsa. Sin la esperanza de volver a encontrar a mi hermano, quise terminar con mi vida porque creí que no tenía nada por lo que vivir.

Y cuando conocí a Kate todo cambió, aquella chica hermosa y de carácter fuerte me encantó desde que le había lanzado aquella flecha que lo cambió todo. Ella nunca supo qué significaba esa flecha, pero recuerdo que cuando era niña, mi madre dijo que cuando encontrara a aquella chica que tendría mi corazón, ella me lo haría saber.

Al morir, creí que la había perdido para siempre, pero ella siempre dijo que estaría a mi lado sin importar qué, al igual que mi padre. Cuando vi los ojos atormentados de Kate por primera vez, sentí como si una ráfaga de viento estuviera a mi alrededor, algo así como si fuera un aura.

Por eso supe que Kate era una chica especial y cuando la conocí, me enamoré de ella sin control alguno.

La segunda vez que quise hacerlo, fue hace un tiempo, cuando las pesadillas no me dejaban tranquila, cuando veía a Kaden en todos lados y su ausencia me dolía más que nunca.

No podía entender porqué él se había ofrecido a protegerme, con todo lo que habíamos pasado para llegar a estar juntos, Kaden no fue consciente del riesgo que corría. Aunque Kate siempre dijo que él sabía los riesgos y que por eso mismo lo hizo, porque quería que yo fuera feliz.

Y en parte creo que ella tenía razón, desde niños Kaden siempre me prometió que me cuidaría de cualquier peligro, sin importar cual fuera el riesgo. Siempre lo amé y siempre tendrá un lugar en mi corazón, como el héroe que fue.

Aunque el vacío todavía exista y tal vez nunca se vaya, quiero ser fuerte por él y por Kate. Una reina no puede ser débil, no puede sentir y no puede amar. Se supone que una reina siempre debe ser fría, así como Tatiana lo era, pero recuerdo que mi padre siempre decía que la mayor cualidad de un rey o una reina, era amar y ser amado.

No solo que tu pareja te ame, sino que el pueblo te ame.

Necesitaba un poco de tiempo para mí y creí que mi hora de volver a la isla había llegado. Tenía un plan, para que todo saliera perfecto y poder ser casi feliz, porque para poder ser feliz por completo, quería tener una familia con mi novia.

Era algo que ambas queríamos, pero las heridas todavía seguían en nuestra piel y en nuestros corazones. Kate decía que nos costaría superar esto, pero a veces yo creía que era una batalla perdida y no estaba acostumbrada a perder.

Katar encontró a Kate y trató de darle la mejor vida posible, ahora me tocaba a mi esa parte.

Su bello cabello castaño rubio estaba esparcido por toda la almohada, sus ojos estaban cerrados y en sus labios podía observar una hermosa sonrisa. El sol que entraba por la ventana de nuestros aposentos, se reflejaba en ella y hacía que luciera más hermosa.

Observé su hombro desnudo, en el cual, tenía una cicatriz que se había hecho en la guerra que tuvimos cuando nos conocimos, me acerqué lentamente y besé suavemente la cicatriz. Siempre quise que Kate pudiera sentirse tan querida, como ella me hacía sentir.

Las cicatrices que ese enfermo mental le había hecho, la habían traumado, pero ella es tan fuerte, que siempre se preocupa por mi antes que por ella. Nunca conocí a una mujer con el valor que ella lleva dentro de sí.

Es una de las cosas que me enamoraron cuando la conocí.

Sin darse cuenta, sonrió de lado.

Con ambas manos tomé la frazada de seda que la cubría, y la corrí para su lado para poder levantarme. Me dirigí hacia el armario y busqué un vestido de lino blanco, para que durante el día no tuviera tanto calor, como era la costumbre de la isla.

LA NOCHE EN LA QUE TODO COMENZÓ [LGBT] #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora