Temporada Inesperada. (Carlos Sainz Jr Fanfic)

Capítulo 10.

Paula.

Carlos está de cuclillas a mi lado sosteniendo mi cabello en una coleta y yo estoy arrodillada frente al váter vaciando mi estómago por todo el alcohol que ingerí la noche anterior.

Es horrible que me vea de esta manera...una mierda.

Qué un chico atractivo como él me vea de esta manera, definitivamente pasará a mi lista de "momentos que me mantienen humilde"

—¿Ya ha pasado?

Asiento con la cabeza respirando ruidosamente al sentir que ya no hay nada que sacar.

—¡Qué vergüenza!—Chillo contrayendo el rostro y me quito las lágrimas con el dorso de la mano.—P-perdón...

—Déjalo estar.—Me da palmaditas en la espalda y suelta mi cabello. Lo siguiente que hace es dejarse caer a mi lado de rodillas.—No te preocupes que he visto cosas peores.

—¿Entonces estás insinuando que soy algo feo?

Él sonríe y suelta un suspiro.

—La situación es algo fea, pero tú eres hermosa.

No puedo evitar soltar un risa como si estuviera idiota y negar con la cabeza.

—¡Vaya! Me subes el ego, Carlos. Hasta vomitando soy hermosa.

Ya no sé ni qué estoy diciendo. ¿Por qué dije eso?

Oh, tal vez para ocultar los nervios que siento al ver la manera en que me mira. Como si lo tuviera embobado.

—Vale.—Ríe nervioso y sacude la cabeza. Como si pensara que ha dicho una tontería.—Siempre es bueno recordartelo.

Lo único que hago es negar con la cabeza y soltar un suspiro.

—¿Recuerdas lo que pasó ayer?—Rompe el silencio después de unos minutos.—Me he dado cuenta del poco aguante que le tienes al alcohol.

En mi mente solo hay unas cuantas escenas borrosas de mí bailando junto a la novia de Charles, ella ofreciéndome mi primer shot y luego...¡Dios! Mi cabeza punsa al intentar recordar algo más. Pero ya no hay nada, ni siquiera recuerdo cómo llegué aquí.

—No recuerdo nada después de que Charlotte me dio el primer trago.—Resoplo, pasándome una mano por el cabello para apartarlo de mi cara.

Carlos me mira divertido y yo entorno los ojos a él. Esa sonrisa...tiene esa sonrisa que me dice que hice o dije algo vergonzoso anoche.

Ay por favor, Jesús de los borrachos, que no haya hecho algo vergonzoso.

—Dime que hice.—Suplico frotando mis sienes. La cabeza me empieza a dolor.—No importa lo vergonzoso que sea, solo silo.

—¿Aún quieres que te haga un bebé?

Alzó la cabeza, desconcertada.

—¿De qué hablas?

—Eso dijiste anoche, y te dije que hoy no seguirías queriendo lo mismo.—No me pasa desapercibido su tono juguetón.

—No hicimos nada, ¿verdad?

No es como que nos hayamos despertado en condiciones comprometedoras, de hecho, cuando desperté a su lado ambos estábamos vestidos. ¡Carlos tenía hasta los zapatos! Pero nunca es malo confirmar.

—No, Paula.—Dice serio.—No nos acostamos.

No sé si eso me alegra, o me desilusiona.

—¿Algo más?