—¡El único que puede romper el compromiso soy yo!—James me gritó muy cerca del rostro. Sonaba casi desquiciado, y por primera vez todo lo que me había dicho Isis de él cobraba sentido.
Y me duele porque tuve que dejar que James soltara el primer golpe para entenderlo.
—James, suéltame. Me estás asustando.—No sé cómo pude decir aquello a pesar de sentir todo el cuerpo entumecido.
Cuando era joven y sabía de algún caso de una mujer maltratada por su marido siempre me decía que yo jamás permitiría que alguien me tratase de esa manera, que yo lucharía...que pelearía. Pero ahora entiendo que no es tan fácil como se piensa.
—Pero tú la tienes a ella, ni siquiera me quieres.
—No voy a dejar que vuelva a acercarse a tí. ¿Lo entiendes, preciosa? —Carlos me toma suavemente de las mejillas y me hace mirarlo a los ojos. Rabia contenida es lo que puedo ver en sus ojos.—Lo prometo. Él no va a poner ni una maldita parte de su cuerpo en algún circuito o en cualquier otro lugar cerca de tí.
No digo nada, solo asiento con la cabeza y dejo que me tome en sus brazos y me brinde esa seguridad que tanto anhelo.
—La verdad es que por él dejé mi trabajo.—Confieso con serenidad.—Supe que me estaba siguiendo el paso y tuve que huir. Me gusta cuidar de Jack y conocer nuevos lugares y personas geniales, no quiero huir de nuevo, Carlos.
—No lo harás, el único que va a huir es él.
...
—...ese desgraciado.—Gruñe Susie mientes le pone azúcar a la taza con café que tiene entre las manos.
—Le he contado todo a Carlos. No pude ocultarlo nada después de como me puse frente a él cuando lo ví.—Confieso cabizbaja.
—Pero claro que tenías que contarle si lo intentarás con él.—Me tiende el café con una sonrisa a pesar del tono serio que usa.—¿estás preparada para esto? Quiero decir...para estar con alguien.
—Por supuesto que sí.—Ni siquiera dudo al responder.—No voy a dejar que un imbécil como él me impida ser feliz. No voy a dejar que me afecte de esta manera, sé que no todos los hombres son como él.—Y es que James ni siquiera merece ser llamado hombre, solo fue un cobarde.—Carlos es el claro ejemplo.
Susie sonríe antes de llevarse la taza de café a los labios y darle un sorbo. Se toma su tiempo para volver a hablar, piensa lo que dirá y cómo lo dirá. Intuyo qué es algo serio y complicado.
Me tomo mi tiempo observando a Jack y sonrío al verlo tan apacible durmiendo. Está sobre el sofá hecho un ovillo y su pulgar está entre sus labios...es un bebé tan tierno. Con las mejillas sonrojadas siempre y el cabello rubio cayendo por su frente... Quiero un Jack.
Vale.
Quiero decir que no me niego a la posibilidad de tener un bebé, siempre me han gustado los niños y soy buena con ellos; pero eso no es suficiente. Soy consciente de que para traer al mundo a una pequeña persona inocente no solo hay que tener ganas, sino también estabilidad mental, económica y una relación estable con la persona adecuada.
—Carlos es una buena persona.—Aparto la mirada de Jack y le centro en Susie para prestar atención a lo que dirá.—Y...no me gustaría que alguien le haga daño, no me lo tomes a mal Paula. Sé que jamás lo dañarías a propósito, pero tengo que dar la charla por el bien de los dos.
—¿A qué te refieres?
—A qué ustedes dos van muy rápido...ya. Sé que aún no hay nada formalizado, pero por eso digo que se lo tomen con calma. Que tú te lo tomes con calma para que ninguno de los dos salga dañado.—Deja la taza sobre la mesita de centro y acto seguido se pone de pie y se sienta a mi lado. Toma mis manos entre las suyas y yo empiezo a notar por donde va la conversación.—Tómate el tiempo para pensar que es lo que realmente quieres y si estás preparada realmente y no sólo por orgullo y no querer demostrar que James realmente te dañó.
Nada de eso. Soy consciente del daño psicológico y sobre todo físico que él causó en mí; años de rechazo a los hombres y terapia es suficiente para saberlo. Por eso ahora sé que merezco darme una oportunidad de ser feliz y que no todos los hombres son igual que James. Debo darme una oportunidad para conocer a la persona adecuada y más que nada de volver a amar.
¡Y por todos los cielos! Espero que Carlos sea esa persona. No sólo me ha cautivado lo atractivo que es, también el trato que recibo de él, la atención que me pone y la seguridad que siento cuando estoy con él.
Le tomo la palabra a Susie: ahora más que nada me tomaré las cosas con calma para no arruinarlo con Carlos. Realmente quiero que esto funcione.
GP de Francia.
Le Castellet es un lugar hermoso.
Edificios hermosos hechos de piedra con aire medieval que dan la sensación de estar dentro de un cuento de Disney.
—Toto y yo pasaremos la tarde en el circuito, y luego saldremos a cenar con Jack.—Miro a Susie y asiento con la cabeza. Siempre hacen eso. Cuando no pueden pasar tiempo en el día con Jack, se lo compensan en la noche, ya sea viendo alguna película en el hotel o como ahora saliendo a cenar. De cualquier manera intentan pasar tiempo con él por muy cansados que se encuentren.—¿Podrías tenerlo listo?
—Claro. Es mi trabajo. Todo estará listo a las siete.
Susie sonríe y se inclina a dejar un beso sobre la frente de Jack que está sentado en el sofá jugando con un oso de peluche.
—Papá y yo regresaremos en unas horas, amor.—El pequeño deja el oso a un lado y rodea con los brazos a su madre.
—Sip. Dale un beso a papá de mi parte.
Dicho eso deja un sonoro beso en cada mejilla de su mamá. Susie y él son realmente adorables, y puedo ver lo mucho que ella disfruta estos pequeños momentos con él.
—Lo haré, amor. Portate bien.
Se separan y entonces Susie toma sus cosas y se aproxima a la salida de la habitación.
—Adiós, mami.—Se despide Jack con la mano y Susie antes de salir le lanza un beso que deja a Jack sonriendo con las mejillas sonrojadas.—Mi mami me ama, ¿lo ves Paula?
No puedo evitar sonreír con ternura al escucharlo.
—Lo veo, cariño.—Me acerco a él y entonces empiezo a hacerle cosquillas en el estómago hasta que empieza a retorcerse de risa.
Su risa es encantadora y logra llenar el silencio que dejó Susie al marcharse.
Ambos terminamos riendo en el suelo a un lado del sofá.
Escucho que llaman a la puerta y una sensación de miedo me embarga. Una que no había sentido en la última semana que pasé con Carlos en Australia. James no había vuelto a molestar, pero justo eso no era una buena señal. Suponía que estaba preparando su plan para atacar.
Le pido a Jack que entre al cuarto de sus padres y él obedece en silencio al ver mi seriedad. Juro que trato de disimular el miedo y la rapidez con la que late mi corazón, lo menos que quiero es transmitirle mis preocupaciones a un nene de tres años; pero, ¡infiernos! Él es muy listo e intuye que algo no anda bien.
Vuelven a golpear la puerta.
Me pongo de pie y tomo mi teléfono de la mesita de café antes de aproximarme a la salida. El contacto de Carlos está en la pantalla del aparato por cualquier cosa.
Al asomarme por la mirilla cualquier rastro de miedo desaparece y es reemplazado por una de tranquilidad.
¡Por supuesto, Paula!
Tenía que ser él. Carlos.
Estoy actuando demasiado paranoica, es obvio que ahora no cualquiera se puede acercar al hotel o al menos al piso en el que nos hospedamos. Pero tampoco quiero confiarme y que James me tome desprevenida.
Suelto un suspiro y abro la puerta.
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Temporada Inesperada. (Carlos Sainz Jr Fanfic)
RastgelePEQUEÑO FIC DE CARLOS SAINZ, MI ESPAÑOL FAVORITO. Cuando Paula acepta el trabajo de niñera del hijo del director de la escudería Mercedes, es consiente de que tendrá que estar rodeada de los hombres más guapos y codiciados por las chicas: los pilot...