Es increíble cuánto puedes desconocer a una persona después de no verla por tanto tiempo. ¿Será la misma que cuando me alejé? ¿Seguirá pintado sus canas de negro como cuando estaba con ella? ¿Todavía le gustará cocinar? Las personas cambian con el tiempo, no siempre tienen los mismos pensamientos o los mismos gustos. Nunca pensamos lo mismo que el año pasado, o antepasado...
Suelto un suspiro entrecortado y, con las manos temblorosas, arreglo las arrugas de mi blusa. Intento tomar valor para tocar el timbre, el sol me dice que tengo que hacerlo lo más rápido que pueda para no seguir quemándome la espalda, pero, ahora mismo, el ardor en mi espalda no se compara en nada al ardor qué tengo en el corazón.
¿Y si ya no me quiere? ¿Y si piensa que soy una tonta por dejarme y me desconoce como su nieta? ¿Y si ya no cree en mí?
Muchas preguntas como esas me embargan la mente, sin embargo, las palabras de Carlos llegan a mi como un curita al corazón.
Flexiono un poco los dedos de las manos y al fin me atrevo a tocar el timbre. Luego del segundo toque, la puerta se abre y una mujer delgada y mayor se asoma.
Al contrario de los mis escenarios que habían pasado por mi cabeza, no tarda en sonreír y abrazarme. No pregunta nada sobre lo que pasó, estoy segura de que es porque sabe que aun no quiero hablar con ella sobre eso.
Estar con ella me hace recordar que cuando era niña me encantaba cocinar con ella mientras mi padre trabajaba en el jardín en la casa del árbol qué le pedí.
—Aún está esa casa en el árbol.—Me dice mi abuela al ver que me quedo mirando una foto de mi padre, mi abuela y yo frente al árbol. Es de cuando la terminó.
—Me gustaría verla. Creí que ya no existía.
—¡Claro que no! Es de mi nieta favorita, ¿cómo podría destruirla?
Suelto una risilla y me acerco a abrazarla.
—¿Nieta favorita? ¡Pero si soy la única!
—Por eso. Por ser la única eres mi favorita. Además no sabemos, que tal y pronto me das bisnietos.
Bueeeno. Sé que es una indirecta para que le hable de Carlos, pero aún no. Primero quiero instalarme y estar cómoda. El viaje ha sido pesado.
Niego con la cabeza y me aparto de ella para tomar la maleta qué he dejado en la puerta.
—¡No! ¡Deja ahí! Yo llevo eso?
Me llevo una mano al pecho, asustada por su grito.
—No es necesario. Déjame hacerlo...
No me da tiempo a replicar, toma la maleta y la lleva hasta mi cuarto. Voy tras de ella.
—Tu cuarto sigue tal y como lo dejaste. Solo tengo que cambiar las sábanas. ¿Estarás bien ahí?
Asiento con una sonrisa. Hasta tengo ganas de llorar y todo porque a pesar de tener más de veinte años, aun me sigue tratando como cuando era niña. Hay algunas cosas que no cambian.
Tiene razón al decir que mi cuarto sigue tal y como lo dejé. Es una habitación pequeña, con piso de madera, solo hay un closet blanco, empotrado en la pared, cubierto por un montón de dibujos; en su mayoría son atardeceres qué pinte cuando estaba en el instituto, también hay unos en el mar y otros más que considero abstractos. Frente a la cama hay una puerta de cristal corrediza que da al jardín de mi abuela. Está repleto de plantas que ella y yo sembramos cuando era niña. Las paredes blancas tienen unas salpicaduras de pintura, y aun tengo el caballete que usaba para pintar y unos cuantos lienzos en blanco desparramados por ahí.
ESTÁS LEYENDO
Temporada Inesperada. (Carlos Sainz Jr Fanfic)
RandomPEQUEÑO FIC DE CARLOS SAINZ, MI ESPAÑOL FAVORITO. Cuando Paula acepta el trabajo de niñera del hijo del director de la escudería Mercedes, es consiente de que tendrá que estar rodeada de los hombres más guapos y codiciados por las chicas: los pilot...