Paula.
—Vamos Isis, que la profesora ya viene en camino.
Tomé a mi amiga de la mano y empezamos a correr por el pasillo para alejarnos del aula y que la profesora no se diera cuenta de que nos saltamos la clase.
Unas risillas escaparon de nuestros labios mientras seguíamos corriendo, al doblar en una esquina para por fin ser libres sentí algo duro chocar contra mí que me mandó al suelo y me hizo soltar mi mochila.
—Maldito imbécil.—Mascullé mirando mis cosas esparcidas por el suelo.
—D-disculpe profesor, no lo vimos. N-nosotros yo... Eh verá.
Ah, con razón. Un viejo profesor me mandó al suelo.
Los tartamudeos de mi amiga me hicieron levantar la cabeza y ¡oh, sorpresa! Resulta que no era un viejo profesor, sino un guapo hombre con los ojos azules más asombrosos que jamás había visto. Y no sólo los ojos, todo en él era fascinante: traje perfectamente arreglado, alto, musculoso, con algo de barba pero joven...muy joven. Quiero decir, parecía unos diez años mayor que yo, pero tampoco era tan viejo, ¿cierto?
Era perfecto, como me gustan a mí: Serios, mayores, reservados y con pinta de que usan colonias que seguro cuestan más que mis zapatos.
Una sonrisa coqueta se extendió por mi rostro al ver que me tendió una mano para ayudar a levantarme mientras mi amiga seguía murmurando cosas sin sentido. Sus ojos también brillaron juguetones. Vaya, vaya. Así que tampoco es tan serio.
—Disculpa.—Me acomodé un mechón de cabello detrás de la oreja y bajé la mirada al suelo donde estaban mis cosas pareciendo apenada.—Soy una tonta, debí fijarme.—
Me puse de rodillas frente a él a propósito sin apartar la mirada de sus ojos azules con aire sensual para jugar un poco con él y, tal como lo esperaba, se aclaró la garganta y sus rodillas tocaron el suelo también y me ayudó con mis cosas.
—Muchísimas gracias.—Me puse de pie mientras metía unos bolígrafos en mi mochila y él seguía de rodillas frente a mí.
Su mirada recorrió lentamente mis piernas descubiertas hasta llegar a mi rostro. Siempre me encantó mostrar lo que tenía, y mis piernas eran bonitas, así que siempre usé la falda del uniforme muy por encima de la rodilla. Me encantaba tener la atención de los chicos de esa manera.
Mordí mi labio reprimiendo una risilla.
Apenas unos minutos de conocernos y ya lo tengo de rodillas frente a mí.
—Creo que debo irme...—miré detrás de mí para disimular una sonrisa victoriosa y luego volví la mirada a él que ya se estaba poniendo de pie.—Soy Paula, y tú eres...
—James Lewis.—Dijo rápidamente.—Soy el nuevo profesor de Matemáticas de tercer semestre.
—Ou, que lástima.—Hice un puchero.—Yo voy en quinto semestre, me hubiera encantado que un profesor tan joven y apuesto me diera...clases de matemáticas.
Él captó rápidamente la indirecta y negó con la cabeza con una ligera sonrisa.
—Veo que te gusta la materia.
—No, para nada. Soy muuy mala en ella.—Tomé un mechón de mi cabello castaño y al mismo que lo enredaba en mi dedo índice, agregué:—A veces creo que necesito unas clases privadas...ya sabe, para reforzar conocimientos.
—Qué casualidad. ¡A mí me encanta enseñar y a tí te falta aprender algunas cosas!—Una sonrisa ladeada apareció en su rostro.—Creo que puedo hacerlo.
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Temporada Inesperada. (Carlos Sainz Jr Fanfic)
AcakPEQUEÑO FIC DE CARLOS SAINZ, MI ESPAÑOL FAVORITO. Cuando Paula acepta el trabajo de niñera del hijo del director de la escudería Mercedes, es consiente de que tendrá que estar rodeada de los hombres más guapos y codiciados por las chicas: los pilot...