45:a

11 0 0
                                        

Bueno.
¿Qué más podría contarte, Bobby? Ya conoces el resto. Fuiste tú el que nos encontró. Menuda escena.
¿Tengo que explicarte qué se siente al ver cómo alguien a quien amas se ahoga sin poder remediarlo? ¿Quieres saber cuánto tardó? ¿Si el agua se lo tragó? ¿Quieres saber si gritó?
¿Tienes algún interés en saber que, de hecho, intentó trepar de nuevo? ¿Que se agarró y clavó las uñas, pero el hielo —ese hielo traicionero, glotón, bromista— seguía rompiéndose y rompiéndose y rompiéndose, dibujando una grieta que avanzaba hacia mí? ¿Que cuando vio lo que iba a sucederme dejó de intentar salvarse?
¿Creerías que alguien puede ser capaz de amar tanto a otra persona?
¿O quieres sabes lo que dije? ¿Cómo me sentía? ¿Que habría sido mejor morir con él?
¿Te ayudaría escuchar, Bob, que de repente se quedó tan quieto, tan callado, que nadie habría creído que aquel hombre se estaba ahogando?
¿Quieres saber qué supuso entender que aquello era el final? ¿Y que no había nada que yo pudiera hacer para evitarlo?
No.
Creo que no voy a contártelo, Bob. Creo que no.

45:b

Pero ésta es la verdad, Bobby.
No soy un ángel. Pero si hubiera podido hacer brotar unas alas de los implantes de mi espalda para poder sacarlo del agua, y si hubiera tenido fuerzas suficientes para llevármelo volando a algún lugar muy, muy lejano, lo habría hecho.
Pero no podía, así que no lo hice.
¿Y sobre el resto?
Repasa la obra de Shakespeare, Bob. Cuando lo hayas hecho, hablaremos.

45:c

 Soy de ciencias. Sé que es posible que una persona sobreviva tras haberse hundido en el agua helada, y llevaban mucho, mucho rato intentando reanimar a Mitch. Creo recordar que fue Rebecca quien, una vez, dijo que lo intentan durante más tiempo si creen que la víctima tiene opciones de sobrevivir. Supongo que es algo que, en mi caso, puede aplicarse.
Pero en las últimas horas ha reinado un silencio muy desagradable. Muy desagradable... y me aterra aceptar lo que eso significa.
Es extraño que no acabara de entender lo que Mitch trataba de decirme, pero por fin lo he hecho. Se sentía igual que mi madre cuando los marines aparecieron en la puerta de nuestra casa. El miedo de Mitch se alimentaba del mismo fuego que me llevaba a reciclar los correos de Matt una y otra y otra y otra vez.
Porque si eres capaz de posponer el momento en que debes enfrentarte a la realidad, el tiempo se detiene y puedes seguir fingiendo que la vida seguirá siendo como la has conocido; que nada —ni siquiera algo tan maravilloso y terrible como el amor— ha roto tu mundo sin remedio.
Así que creo que me quedaré aquí un rato más.
Tengo tiempo de sobra para levantarme de esta camilla y abrir esa puerta y unirme al resto de vosotros.
Tengo todo el tiempo del mundo.
El resto de mi vida.
Cuando salga de esta habitación, no sé qué ocurrirá. Mi madre está en coma, es posible que muera. Papá... No creo que cambie, pase lo que pase. Matt está muerto. Y Mitch...

45:d

 Se me acaba de ocurrir algo.
Si Mitch está... si de verdad está muerto, pueden utilizar su piel para mi madre. Siempre que sea donante de órganos. Conociéndole, lo será. Lo dividirán en pedacitos. Un ojo aquí, un riñón allí. ¿Por qué no la piel? Podrían desollar su cuerpo y envolver a mi madre en él. La última pizca de vida de todo lo que él era ayudaría a curar a mi madre. Sería una auténtica ironía.
En cualquier caso, mi corazón se ha roto. Así que a lo mejor me conceden el suyo. Algo por lo que luchar.
¿Y sabes qué, Bob?
En todo esto, quizá haya algo de perdón.

45:e

Acabo de acordarme de Danielle y David. Aún es viernes. No... ¿sábado? He perdido la noción del tiempo. Pero el lunes no tardará en llegar y Danielle se someterá al aborto. O no. O se pondrán en contacto con los suyos, o Mitch mentía.

Pero yo estaba en el hielo con él, Bobby, y tú no. Así que no creo que mintiera. Creo que todo lo que dijo Mitch entonces —cada palabra— era verdad.
Cada. Palabra.

45:f

Es probable que quieras que me arrepienta de lo de Mitch. Quieres que asuma que mentía, que era una especie de depredador; que yo soy una víctima, como has dicho. Pero, en cierto modo, Mitch también estaba roto y era tan prisionero de su pasado y sus errores como yo. Puede que, al intentar solucionar mis problemas, estuviera curándose a sí mismo de la única manera que conocía.
Oh, imagino lo que estarás diciendo, tú y todos los terapeutas habidos y por haber. Que estoy racionalizando, que me he identificado con un monstruo, como esos niños a los que secuestran y mantienen enjaulados durante veinte años. Te gustaría que estuviera «herida» de un modo u otro, y entonces intentarías curarme. Bueno, pues tengo una sorpresa para ti, Bobby.
«Curada» es sólo un sinónimo de aceptar tu forma de pensar.
«Curada» es la palabra que usarás cuando finalmente te dé la razón.
Pero he aquí el problema, Bobby: los terapeutas y tú podéis parlotear hasta desgañitaros, pero me es imposible estar de acuerdo con vosotros, y posiblemente nunca lo estaré.
Porque Mitch me dio amor. Me devolvió a la vida, y eso no me convierte en una víctima.
Si cierro los ojos, Bob, ahí está él, frente a mí, y todo lo que veo en la oscuridad es él.
Sólo lo veo a él.

45:g

Vaya, acabas de llamar a la puerta, Bobby. Sé que eres tú. Oh, sí, los médicos y las enfermeras también llaman, pero nunca esperan a que los inviten a entrar. Se limitan a irrumpir en la habitación. Creo que odian las puertas cerradas. Si piensas en ello, en ese sentido se parecen mucho a los padres.
El caso.
Sé que se te hace la boca agua al pensar en lo que le he contado a esta maquinita. Bueno, Bobby, he aquí mi respuesta.
Éstos son mis recuerdos, mis sentimientos, y tú no puedes tenerlos. Los usarías en contra de Mitch, vivo o muerto. No todo lo que compartimos fue mentira, y él me salvó, Bob: primero al decirme que tenía que soltarle, y después cuando entendió que yo moriría si no dejaba de intentar salvarse.
Así que ahora es mi turno de salvarle.
¿Quieres crucificar a Mitch? Búscate a otro. Porque estas palabras son mías, Bobby. Mías.
Aunque eso no quiere decir que no vaya a devolverte la grabadora.
Dame sólo un segundo para encontrar ese botoncito rojo, ese en el que se lee «borr...».

Ahogada en una grabadora (SINREVISAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora