S/A: ¿Creyeron que en este día tan spécial no habría regalo? Parece que no me conocen.
Disfruten.
—————Alguien carraspea haciendo que dejemos de vernos, veo a mi alrededor y me encuentro con los ojos de todos puestos alternativamente entre el doctor Vosk y yo.
Veo hacia Tayler, él está apretando mucho su mandíbula y noto que se está reteniendo de hacer alguna cosa.
-Bueno, creo que todos disfrutan de la velada.
Es lo único que dice el doctor Valez para romper la tensión que se formó en la mesa y lo agradezco infinitamente.
Anne le empieza a hablar de algo, intentando desviar la atención y ayudarlo con su propósito de dejar ese incomodo momento atrás.
Veo hacia Gion que toma de su copa y al verme me sonríe un poco y yo a él pero no se puede negar que todo cambio a partir de ahí.
La noche se hizo más pesada y ya no tan agradable, me costaba deslindar una cosa de la otra, hable poco, sonreí mucho menos que eso y aun cuando quería ilusionarme de nuevo...parecía una tarea imposible.
Entonces cuando el reloj marco las doce cuarenta de la mañana decidí que era el momento de retirarme y así lo hice.
Me despedí de algunos presentes, me despedí de mis amigos prometiéndoles vernos al día siguiente con mucho ánimo, o esperando más del que tengo en este momento.
Abracé a Anne que me guiño un ojo intentando animarme, del director, bueno...al final termine saliendo de ahí a la una y media de la mañana entre tantas despedidas.
No me despedí de Vosk, ni siquiera me tome la molestia de buscarlo.
Salí del restaurante entregue mi boleto para que me dieran mi coche, me subí y emprendí camino a mi apartamento.
Las calles estaban vacías, la nieve caía lentamente y yo solo seguía pensando en su regreso.
Odiaba esto, odiaba creer que podía dominarme, odiaba creer que lo había superado y que me explotara en la cara que era una mentira, se suponía que tenía la capacidad para decidir quién seguía en mi vida.
Pero al parecer el amor funciona como una enfermedad o como una cura.
Me estaciono y me quedo un momento sentada en el coche, un momento considerándolo todo.
Reviviendo en mi cabeza esta noche una y otra vez, queriendo cambiar tantas cosas y nada al mismo tiempo.
No he llorado, ni una lágrima ha resbalado por mi rostro y me tengo que aferrar al más mínimo hecho para creer que todo es posible.
Salgo de coche y subo a mi apartamento, entro y dejo mi bolso en la mesita del recibidor, me quito los tacones, los tomo con mis dedos y camino descalza a mi habitación.
Me cambio a mi pijama y me dejo caer en la cama viendo el techo, apreciando el silencio, apreciando que todo este callado, incluyendo mi cabeza.
Me siento tan agotada que encuentro difícil formular algo coherente, así que solo decido aprovechar y dormirme, con esa paz que el cansancio me proporciona, sabiendo que el día de mañana aparecerá en cualquier momento con más cosas de las que quisiera, pero la mañana no resulto siendo el despertar que yo esperaba.
Esperaba que millones de prejuicios y angustias abordarían mi cabeza pero no fue así, fue algo muy tranquilo, incluso más tranquilo de los días en los que sabía que él no estaba aquí.
Me arregle con tranquilidad, tome mis cosas y me encamine al hospital, veo la nieve amontonado al lado de las calles, alguna algo derretida y otra más fuerte con complejo de no quererse derretir nunca.
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Derramaré Tinta
Teen FictionEste libro es la segunda entrega del primer libro titulado ENTRE SANGRE Y TINTA. Es necesario leer el primer libro para entender este. (~) Sería fácil asumir que las heridas sanan con el tiempo y que las desiciones q...