Capítulo 30

3.2K 287 56
                                    

Esas palabras no salieron de mi cabeza en todo el trayecto hacia la habitación de Tayler.

Odiaba cuanta verdad había en ellas.

Odiaba que quizá yo haya hecho todo tan complicado entre nosotros pero no puedo negar que una parte de mi siente...siente tanta inseguridad y lo peor de todo es que en realidad no puedo culpar a Vosk por ese sentimiento tan horrible.

Ya estaba ahí mucho antes de que incluso lo conociera.

Sería una completa injusticia culparlo por mis demonios.

Ja, que chistoso que ahora que lo pienso, no solamente él tiene demonios que lo persiguen.

Abro la puerta de la habitación de Tayler todavía algo ensimismada en mis pensamientos, cierro la puerta con cuidado y respiro profundo poniendo en orden todas las cosas que pasan por mi mente.

Es como si un cubo de agua helada me hubiera caído de la nada y ahora me tengo que enfrentar a otra realidad.

Tengo que hablar con Vosk.

-¿Izi, todo está bien?

Miro hacia mi mejor amigo y veo que está sentado con una mesa movible sobre sus piernas, varios platos de comida encima de la mesita anuncian que el día solo va empezando.

Le sonrío un poco y me recompongo de inmediato, como si me hubieran dado un toque eléctrico.

-Sí, todo súper bien.

Él me mira algo dudoso pero yo me acerco rápidamente con una enorme sonrisa y beso su cabeza, me siento al lado se sus piernas.

-¿Cómo estás tú?, ¿cómo te sientes?

-Si contamos que ya no siento esas ganas tremendas de dormirme a cada ratito, mejor.

Se lleva una porción de gelatina verde a la boca y yo me rio cuando hace un gesto de asco.

-Al chef no le gusto la humilde comida del hospital, que sorpresa.

-Le das mucho crédito al llamarlo comida.

Me rio con fuerza y lo extrañaba, extrañaba esta sensación que me recorre entera, como si estuviera en otro momento de mi vida.

Ya no siento esa opresión en el pecho, ya no siento esa tristeza y ya no siento nada negativo y es todo un alivio.

Sonrío con fuerza mientras veo a Tayler comer sin muchas ganas, me recuerda a los primeros días que llegamos aquí, esa sensación de logro y adrenalina combinada con felicidad.

Es bueno.

Me da la señal de que todo estará bien.

Haré que todo esté bien.

Le robo un pedazo de fruta y él levanta una ceja, me la como y al final me chupo los dedos demostrándole que no me importa.

-¿El pequeño Tayler está bien?

Lo miro con sorpresa, no le había dicho que el pequeño también se había puesto mal.

Asiento.

-Sí, ya tiene tanta energía que quiere correr por los pasillos y escribirlo todo.

Tayler sonríe y acaricia mi mejilla con su mano.

-Ese es el efecto que tienes en la gente Izi, siempre haces que queramos ser mejores y salir adelante.

Un nudo se forma en mi garganta y lo abrazo con fuerza.

Cierro los ojos y solo me permito sentir a mi mejor amigo.

Derramaré TintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora