CAPÍTULO 43

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Volver a tener la oportunidad de ver a Vosk en su área me encantó, me hizo sentir de nuevo esa sensación de seguridad e imponencia.

Ahora mismo observarlo ir de un lugar a otro con residentes e internos corriendo a su espalda puso una enorme sonrisa en mi rostro, verlo trabajar con esa precisión, con esa agilidad que lo caracteriza, pero sobre todo con esa mente tan brillante que tiene, es una cosa que quiero describir a la perfección en este segundo libro.

Me acerco al cubículo en el que esta y me quedo parada en la puerta.

Veo al paciente en una camilla, es un señor mayor que mira a todos los internos como si fueran a matarlo ellos mismos, pero Vosk le explica calmadamente lo que le pasó y cómo van a proceder en su tratamiento, lo veo checar los signos vitales del paciente, veo como palpa su abdomen, como escucha su corazón, sus pulmones, lo revisa por completo en una coreografía notablemente aprendida.

Paso por paso, no se salta nada, primero aquí y luego allá.

Su lado obsesivo y controlador sale a la luz en sus manías, nunca lo he visto proceder de una manera diferente, siempre de una manera específica e incluso esa manía se la enseña a sus alumnos.

Cuando uno de ellos empieza a revisar al paciente y veo que hace una cosa primero que la otra, sin seguir los pasos que se le enseñaron, no puedo evitar ver a Dimitri y el cómo aprieta los dientes y se contiene.

Me pongo la libreta en la boca y rio lo más silenciosa posible, pero debí saberlo mejor, sus ojos se dirigen hacia mi dirección y me mira de esa manera seria, como si las cosas no hubieran cambiado entre nosotros, pero yo noto esa diferencia, noto como sus ojos me miran con una luz diferente y espero que él note lo mismo en los mios.

-Acérquese Haler-ordena con voz firme.

Trago con fuerza y me adentro al no tan grande espacio, veo al señor que platica con una interna y le hace varias preguntas que ella responde con amabilidad mientras anota una cosa en la tablet.

-¿Puede ver el daño en su pierna izquierda?-pregunta Dimitri a mi lado.

Doy un paso al frente para poder apreciar mejor y asiento.

Es una herida bastante amplia, hago una mueca al pensar en los puntos que recibirá por eso.

-Es una herida que se percibe muy extrema, pero es superficial, no daño nada grave y uno de los internos se hará cargo de curarla-dice esto último más alto a mi espalda con toda la intención.

Veo como todos los internos se mueven con rapidez en busca del material para curar la herida y uno se sienta en el banquito y es el ganador de curar al paciente.

-Sígame-dice a mi espalda y yo tengo que hacerme de mi fuerza de voluntad para que un escalofrió no me recorra entera.

Salimos de ese lugar y lo sigo por Trauma, viendo a todos moverse con rapidez y eficiencia, siempre es asi con Dimitri.

Miro su espalda y no puedo evitar sentir orgullo de saber que él está dirigiendo este hospital, no dudo ni por un instante que se convertirá en uno de los mejores hospitales del mundo.

Caminamos al elevador y yo frunzo el ceño.

-Dimi...-carraspeo-doctor Vosk, ¿a dónde vamos?

No dice nada, se sube al elevador y detiene la puerta para que entre.

Ruedo lo ojos.

"Tan enigmático como siempre".

Me pongo a su lado y me cruzo de brazos.

Veo que botón presiona y es el de cirugía y no puedo evitar que mi corazón se acelere como un loco.

Lo veo de reojo y lo noto relajado, incluso serio, luego veo hacia nuestros acompañantes en el ascensor y los noto a todos rígidos y tensos.

Derramaré TintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora