CAPÍTULO VII (EL CLUB)

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 Han pasado dos días desde que Eddie volvió a hacerme llorar, me sentía una mierda, otra vez había caído como tonta en su juego. Lo peor es que no podía contarle esto a nadie, porque sabía que estaba mal.


Mi madre me ha enviado un montón de mensajes, pero no tengo ganas de contestarle, de hecho llevo meses sin contestar sus mensajes, prácticamente mi madre sabe que sigo viva solo porque Olivia se lo dice. Mi padre envía lo mismo de siempre, solo capturas de los movimientos bancarios que me hace.

Estoy a punto de salir de las oficinas cuando llega Jack haciendo alboroto con el claxon de su nuevo y lujoso carro.


—¿Qué te parece mi nueva adquisición? — Alardea el moreno una vez que se baja del auto.

—Si yo fuera tu padre, te hubiera castigado por meses.

—Y afortunadamente no lo eres — dice y comienza a acariciar a su nuevo auto —Audi A3 2022 — presume mientras me abre la puerta.

—¿Soy digna de subirme? — ironicé  y Jack me ofreció su mano para que me suba en el lujoso auto. Jack cierra la puerta y después le da la vuelta al audi para subirse.

—Toma lo que está en la parte de atrás — indicó, pero yo seguía babeando por lo hermoso que es el auto. Los asientos son de cuero negro, es bastante amplio y el olor a nuevo es la mejor parte. Volteo para tomar lo que sea que se encuentre atrás, pero al ver el hermoso vestido me quedo perpleja.

—¿Para quién es? — pregunto mientras lo tomo con cuidado.

—No creo que a mí me quede — responde burlesco —Es para ti.

Es un hermoso vestido con lentejuelas plateadas, tiene el cuello redondo y las mangas son estilo japonés. Trago grueso cuando veo el precio y definitivamente me quiero desmaya cuando veo la marca.

—Esto es demasiado Jack — dije mientras seguía viendo la etiqueta.

—Quizá si sea demasiado para el aburrido lugar al que iremos, pero al menos serás la mejor vestida de la noche — dice mientras conduce.

—¿A dónde iremos? — pregunté.

—Noah encontró un nuevo club, hoy es la inauguración — explicó.

—Tengo mucho sin salir a un club.

—Invita a Alexander, será bueno que te diviertas.

—Lo haré.




Estoy terminando de aplicar mi marcado delineado, esta noche llevaba el maquillaje de ojos bien cargado, a diferencia de los labios que solo lucían un gloss brillante que tomé de la habitación de Diane.

Jack ha llegado por mí desde hace algunos minutos, pero lo hago esperar, ya que estoy guardando algunas cosas en mi pequeño bolso de mano. Salgo de la casa y camino con prisa hasta el auto de Jack.

—Ya estoy aquí — saludé a Jack y a Noah. Abro la puerta trasera y para mi sorpresa Eddie está sentado mirándome fijamente. —Hola — saludé.

—Hola — respondió a mi saludo, y aunque estaba molesta con él por lo que había pasado en la florería, no podía evitar sentir una gran sensación al escuchar lo ronca que se oía su voz.

Hemos llegado a las zonas altas, donde la entrada a un club te cuesta más que el salario mínimo en México. Jack se ha estacionado frente al club como si fuera el maldito dueño del lugar y después le enseña a Noah una tarjeta dorada —Reservé solo por ti —dice y le lanza un beso.

Nos bajamos del auto y caminamos hasta la entrada, en donde ya nos están esperando dos tipos enormes, son de esa seguridad que te juzga con la mirada. Jack da su nombre y después los tipos nos dejan entrar.

El lugar es alucinante, está iluminado solamente por luces azul neón, a excepción de la gran barra que está iluminada por luces rojas.

—Voy a ponerme en muy mal estado — anuncia Noah mientras le da unas palmadas a Jack en la espalda y entonces los dos se van directo a la barra.

—¿Quieres tomar algo? — pregunta Eddie, pero ni siquiera lo volteo a ver y me voy directo a la barra. Me acomodo en una de las sillas altas y espero a que el bartender me atienda.

—Me estás ignorado — afirma el mismo.

—Me das un daiquiri, por favor — pido al bartender y este comienza a prepararlo de inmediato, ni siquiera sabia lo que era, pero cuando llegue el tipo que estaba sentado junto a mí no paraba de decir "amo este daiquiri".

—Dame un cosmopolitan, por favor — pide Eddie al otro bartender.

—Aquí tiene —dice el pelirrojo y me entrega mi rara bebida.

—Gracias — agradezco y le doy un ligero trago.

—¿Vas a ignorarme toda la noche? — pregunta Eddie mientras se acerca un poco más a mi silla.

—Quizá — me limito a responder.

—Está bien, lo merezco. — dice Eddie resignándose.

Cosmopolitan — El bartender le entrega la bebida a Eddie, y entonces me arrepiento de lo que pedí, porque la de él luce mucho más apetecible.

—¿Puedo probar? — apunto a su copa y Eddie esboza una sonrisa. Eddie toma la bebida y la acerca a mí, pero cuando estoy a punto de tomarla, la aleja —Yo te doy — dice y después acerca la copa a mi boca para que beba un poco, puedo sentir la combinación de licor de naranja, jugo de arándanos y jugo de limón.

—Sabe bien — Eddie esboza una sonrisa y después se lleva la copa a sus labios, maldita sea, sus labios se ven tan rojos y húmedos que mis pensamientos ahora mismo no son del todo buenos.

—Ya te dije que ese vestido te queda muy bien — dice mientras me mira de pies a cabeza y eso por alguna razón me provoca sensaciones de las que no quiero hablar.

—No — respondí firme, tratando de ocultar lo nerviosa que me había puesto, pero estoy segura de que mis mejillas sonrojadas me están delatando.

—Auden, Alexander ya está aquí — avisa Jack y apunta hacia la entrada del club.

—Yo me voy — me despido de Eddie y me levanto de la silla, me tomo de una lo que quedaba de mi bebida y después me voy en dirección a Alexander.

—¡Alex! — llamé al castaño y este de inmediato volteó.

—¡Mierda, quiero cogerte con ese vestido puesto! — exclamó, mientras me hacía dar una vuelta.

—Vamos a bailar — pido y Alexander me toma de la mano para llevarme hasta la pista.

Caminamos entre la gente, y comenzamos a bailar. No me considero la mejor bailarina y siendo sincera, al principio solo estaba imitando los movimientos de las otras chicas, pero después poco a poco llegué a un punto en que la música me sobrellevaba. Muevo mis caderas al ritmo de la música mientras que Alexander está bailando pegado a mí, la música me hace sentir feliz y extasiada, tengo los ojos cerrados mientras disfruto el baile y el tener a Alexander tan cerca de mí, abro lentamente mis ojos y mi sonrisa se desvanece de a poco cuando veo la cara molesta de Eddie, tiene la mandíbula tensa y la mirada cargada de odio y por alguna razón eso me gusta demasiado, verlo sufrir un poco alimenta mi ego.

—¡Mierda esa es Ayleen! — exclama Alexander. Volteo hacia donde sus ojos apuntan y entonces veo a la linda chica, solitaria y algo desorientada.

—Ve con ella — lo animo y niega con la cabeza.

—No lo sé.

—Hazlo o después vas a arrepentirte — dije dándole unas palmadas al hombro.

—No te dejaré aquí sola.

—Yo voy a estar bien — aseguré y entonces el castaño me planto un beso en la frente para después irse a hablar con su ex.

Me quedé sola en la pista justo cuando Vanished de Crystal Castles comenzó a sonar y entonces me arrepentí de haber mandado a Alexander detrás de Ayleen, resignada camino fuera de la pista, pero entonces su cuerpo me detiene.

—¿Tan rápido dejarás de bailar? — inquiere Eddie. Lo miro pensando en si era buena idea bailar con él, pero siempre he deseado bailar en un club con esta canción de fondo. Tomo a Eddie de la mano y regreso a la pista junto con él.

Eddie ha hecho que me dé la vuelta de manera que mi espalda queda pegada a su pecho, Eddie me toma de la cintura y me hace mover mis caderas al ritmo de la música, poco a poco se pega más a mí, hasta que siento su respiración cerca de mi oído y eso me tiene alucinando, baja su mano hasta mi vientre bajo mientras que yo subo mis manos hasta su nuca, comienzo a restregarme en su entrepierna y suelta un gruñido.

—Si te sigues moviendo así me vas a volver loco — susurra a mi oído.


Me giro para quedar frente a frente y puedo notar lo rojas que están sus mejillas y lo dilatadas que están sus pupilas. Nos quedamos solo mirándonos directamente a los ojos, solo disfrutando la tensión que estamos creando, eso hasta que Eddie desvía su mirada a los baños y después vuelve a mirarme con una sonrisa maliciosa, desvío mi mirada a los baños y posteriormente vuelvo a mirarle mientras esbozo una sonrisa juguetona...

Por siempre AustraliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora