CAPÍTULO XXXII (VOY A CASARME)

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(Antes de que comiencen este capítulo, deben saber que estará narrado desde la perspectiva de Emmyly, solo para que no se confundan)

EMMYLY

El canto de los pájaros es el único sonido que puede relajarme, incluso más que el litio.

No logro controlar mis estados de ánimo desde que tengo catorce, me siento triste como un árbol seco y después en un abrir y cerrar de ojos pasó a un estado de ánimo completamente opuesto, pasó a verlo todo en colores más vividos.

Me he sometido a muchos tratamientos, los cuales abandono al cabo de un tiempo; Mi inestabilidad me lleva a vivir situaciones extremas.

Soy bipolar.

La mitad del tiempo me odio tanto a mi misma, y la otra mitad me sentía la persona más maravillosa y divertida. Al principio así era como me hacía sentir Eddie.

Cuando conocí a Edward, jamás pensé que se convertiría en mi prioridad, mi amor por él era enfermizo, lo sabía, lo estaba reteniendo, pero mi dependencia a él era mucho más fuerte que mi arrepentimiento.

Con nadie hablaba sobre esta enfermedad mental que me habían diagnosticado a los quince años, nadie sabe lo qué pasa por mi mente, ni siquiera la persona con la que me casaría en unas horas. Solo alguien sabía mi estado mental, solo alguien había vivido todo este proceso conmigo y ese era Steve. Jamás comprenderé como pudo soportar mis comportamientos maniacos y mis momentos depresivos. No lo entiendo y probablemente no lo entenderé nunca, pero él siempre estuvo cuando lo necesité.

Estoy frente al espejo, llevo puesto mi vestido de bodas, me encantaba como se veía, es de corte 'evasé' en mikado mate, con falda abotonada en todo el largo de la cola, escote 'deep-plunge' y espalda escotada de encaje, simplemente era todo lo que soñé.

—Te ves hermosa — La voz de Steve me tomó por sorpresa provocando que me sobresaltara.

—¡Me asustaste! — exclamé mientras tocaba mi pecho y sentía lo fuerte que latía mi desesperado corazón.

—Lo siento — se disculpó apenado. Steve se acercó hasta quedar detrás de mí, me quede inmóvil frente al espejo, su presencia aún me pone nerviosa. Comienzo a pasar mis manos nerviosas por el encaje de mi blanco vestido, los nervios me están ganando y no sé qué hacer mientras él solo me mira tranquilamente.

—¿Ya tienes tu traje? — pregunté para disminuir la tensión acumulada que había en la habitación.

—Acabo de ir a recogerlo — respondió sin dejar de mirarme.

—Que bien — dije en un suspiro.

—Mañana te casas — recordó Steve.

—Lo sé, aún no siento que en realidad vaya a suceder — confesé mientras seguía observando cada detalle de mi vestido.

— Necesitamos hablar Emmyly.

Sabía lo que se avecinaba, no quería hablar sobre ese tema con Steve, aunque tratara de negar mis sentimientos por él, en el fondo sabía que jamás dejaría de estar enamorada de él. Me aterraba que este día llegara, nunca mencionamos nada desde aquel entonces, y al parecer justo hoy le agrado la idea de hablar sobre este tema.

—¿Sobre qué? — pregunté fingiendo confusión.

—Sobre nosotros Emmyly.

—¿Nosotros?

—Si, nosotros, sabes perfectamente a lo que me refiero. — Claro que lo sabía, la cuestión es que no quería hablar sobre eso, no ahora, no un día antes de mi boda.

—Steve, mañana voy a casarme — recordé, pero eso a él no le importaba en lo absoluto.

—Em, necesito que sepas que aún te amo, que sigo perdidamente enamorado de ti, que estoy dispuesto a arriesgarlo todo por ti. — Quisiera decirle todo lo que realmente sentía por él, pero ahora mismo me importaban más otras cosas como, la aprobación de mi padre, lo que dirían los demás y la idea que había creado en mi cabeza sobre formar una familia con Eddie.

—Steve — tragué grueso y continué —No puedo corresponderte...

—No me digas eso por favor, no me mientas a la cara — interrumpió acompañado de una leve carcajada.

—Baja la voz — ordené. La casa estaba vacía, pero aun así podría haber llegado alguien de imprevisto y nadie podía escuchar esta conversación. Me acerqué a la puerta y después de asegurarme que no hubiera nadie cerca, cerré con llave.

—Steve, quiero casarme, quiero triunfar en mi matrimonio, quiero la aprobación de mi padre, y si me quedó contigo, jamás podre tener nada de eso. — expliqué, sentía como mi estómago se hacía pequeño, tenía ganas de vomitar.

—Pero sabes que Eddie no te ama — dijo.
Lo sabía, sabía que Eddie no me amaba, y menos después de haber utilizado las cosas que alguna vez me confió para mi propio beneficio, me sentía tan apenada por eso, pero yo necesitaba mi futuro asegurado, no me importaba quien saliera lastimado.

—Eddie me ama — Me había obligado a creer esa mentira, pero sabía que solo yo misma me estaba engañando.

—Tú sabes que no es así. — negó el castaño.

—Tú te niegas a creerlo, porque no puedes aceptar que estoy enamorada de alguien más y que me casaré con él mañana.

—Quizá, pero tú sabes que lo que digo es verdad. — Él tenía razón, Eddie no me amaba.

—Emmyly, solo quiero que sepas, que si algún día, por cualquier razón, te das cuenta de que Eddie es solo un capricho y quieres dejarlo, siempre estaré esperándote — aseguró, Steve se acercó más a mí, baje la mirada no podía mirarle fijamente sin ponerme nerviosa.

—No me esperes Steve, busca a alguien que te merezca.

—Tú me mereces Emmyly — Steve tomó mis manos entre las suyas y me obligó a mirarlo a los ojos.

—Sé que vas a encontrar a alguien que te haga dejarme atrás Steve — dije con la voz entrecortada.

—Voy a esperarte, es una promesa.

Steve me mira de cerca, cada vez está más cerca, ninguno aparta la mirada y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen, con la respiración acelerada nuestros labios se acercan hasta que rozan suavemente; Sin pensarlo más soy yo quien termina besándolo, soy yo la que rompe con los pocos centímetros que nos estaban separando, nuestras bocas se encuentran en un beso apasionado, pero tierno a la vez, hay un montón de sentimientos encontrados, Steve había sido mi primer amor, por lo que de alguna manera estaba marcada por él, y sabía que sería extremadamente difícil algún día sacarlo de mi vida y dejar de pensar en él.

Me alejo lentamente de mi ex-hermanastro —No es correcto — dije mientras reflexionaba sobre lo que había hecho.

—Lo querías tanto como yo y lo sabes Emmyly.

—Si, lo quería, pero debes comprender que un beso no significa que vaya a cancelar mi boda para fugarme contigo.

—Emmyly, por favor...

—¡Entiende que voy a casarme! — exclamé exhausta de repetírselo tantas veces y que no lo comprendiera.

Steve no dice nada más, simplemente se marcha de mi habitación, mi corazón se rompe en mil pedazos, odiaba hablarle así, pero sé que si no lo hago, él insistirá hasta que accediera a irme con él.









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