CAPÍTULO IV (APROVÉCHALO)

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Llevamos algunos minutos en silencio solo esperando a que Jack y Noah vuelvan, Eddie me pasa su cigarro de vez en cuando y eso hace que la incomodidad sea más leve.

—Ya volvimos — anuncia Jack y me entrega una botella de agua.

—Gracias — agradecí apenas tomé la botella.

—Auden, ¿Ese no es Alexander? — pregunta Noah y apunta a nuestra izquierda.

Alexander viene en la moto y se detiene lentamente en la acera de enfrente, se quita el casco y voltea a vernos, yo sabía que a él le encantaba causar impresiones en la gente, y estoy segura de que ahora mismo no había sido la excepción.

—Mira lo guapo que es — alaga Jack. Me levanto del suelo y cruzo la calle hasta donde está Alexander.

—Hola — saludé.

—Está más guapo en persona — dice entre dientes refiriéndose a Eddie.

—Cállate — regañé. —Ya vuelvo, voy a despedirme.

Regreso hasta donde están los chicos y tomo mi bolsa.

—¿Te irás? — pregunta Eddie sin quitarle la vista de encima a Alexander.

—Si, Alexander me llevará a casa — respondí.

—Con cuidado — se despide Jack.

—Los veo mañana — me despido y regreso a donde Alexander.
Alexander me ayuda a acomodarme el casco y después me monto en la moto. Antes de que avance, le doy un último vistazo a Eddie, tiene la mandíbula tensa y no deja de mirarnos incluso una vez que la moto avanza.







Alexander está sirviéndome un vaso de limonada mientras me escucha hablar de como me sentí al volver a ver a Eddie.

—Y entonces le dije que ya no sentía nada por él — termino de decir y suelta una carcajada.

—Eso fue una gran mentira, sigues muy enamorada de él — dice y me entrega el vaso.

—Lo sé.

—Solo mírame y dime que cuando hemos tenido sexo no te imaginas que soy él — dice y de inmediato frunzo el ceño. Aunque él dijera la verdad, si lo aceptaba me vería como una traumada.

—Eso no es verdad — dije fingiendo indignación y entonces alzo una de sus cejas, casi diciendo "Sé que mientes" —Okay, si a veces — admito y le doy un trago a la limonada.

—Oye, está bien, no te sientas mal, yo a veces imagino que eres Ayleen — admite entre risas. Ayleen era su exnovia la que aún no podía superar.

—Estamos muy jodidos — dije entre risas.

—Lo estamos y por eso nos hacemos compañía — dice y me roba un corto beso.

Al final le he dicho a Alexander que hagamos las fotografías otro día, no tenía ganas de que me tomaran fotos y tenía mucho sueño, después de haber visto una película Alexander me lleva de regreso a mi casa.

—Auden — dice Alexander una vez que le entrego el casco.

—¿Qué paso?

—Solo quería decirte que si Eddie te busca en estos días, que yo sé que lo hará, aprovéchalo, quizá sea justo una despedida o si sale mejor, quizá vuelva contigo — aconseja el castaño.

—Gracias por el consejo, es un muy mal consejo — dije burlesca.

—Solo piénsalo — dice para seguido encender la moto.

—Adiós Alexander — me despido.




Entro en mi habitación y me tumbo en la cama exhausta, me quito los zapatos y los lanzo en dirección al closet. Mi teléfono comienza a vibrar y cuando veo el nombre de Diane en la pantalla contesto de inmediato.

Por siempre AustraliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora