CAPÍTULO XXXV (LOVERS ROCK)

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La ansiedad está acabando conmigo, Eddie no había respondido mi mensaje y eso me tenía mal, Sam había llegado para tratar de tranquilizarme y afortunadamente llegó casi al mismo tiempo que Diane y Jules.

—¿Y si no vio el mensaje? — Estaba tan nerviosa pensando en las mil cosas que podrían pasar.

—Lo vio, pero no contestó — respondió Sam mientras revisaba mi teléfono.

—Quizá al final decidió si casarse.

—O, quizá está en camino — dijo Noah. —No seas tan negativa Auden.

—Ya no sé qué pensar, la ceremonia empieza a las 6:00 p.m. y son las 5:40p.m.

—Bueno, creo que deberían empezar a considerar la idea de ir a buscar a Eddie — propuso Jules.

—Si yo opino lo mismo — apoyó Diane.

—No llegaremos a tiempo — dijo Sam.

—Debemos irnos ya — ordenó Noah.

Salimos casi corriendo de la habitación, buscamos como locos las llaves del auto de Noah, ya que no recordaba dónde las dejó.

El tiempo nunca me pareció tan breve hasta este momento, es como si los minutos fueran segundos, pasaban tan rápido.

—¡Las encontré! — exclamó Jules, quién estaba buscando las llaves debajo de la cama.

—¡Rápido! — bramó Diane desesperada.

Salimos apresurados, faltaban cinco minutos para que la ceremonia comenzara y la iglesia quedaba a casi veinte minutos de aquí, sabía que no llegaríamos a tiempo, pero aun así no quería perder la esperanza. Bajaba las escaleras de la entrada con prisa cuando levante la vista y justo frente a mí estaban Eddie y Jack agitados, parecía que habían corrido un buen tramo.

—Eddie — pronuncié su nombre aliviada.

—Leí tu mensaje — dijo con la voz entrecortada por la falta de aire.

—Pensé que lo habías ignorado o que quizá no lo habías leído tú, me imaginé un montón de cosas que...

Eddie no dejó que terminara de hablar sobre las numerosas historias que había creado en mi cabeza, pues sus labios chocaron contra los míos en un beso desesperado, no podía creer que esto realmente estuviese pasando, se sentía como un sueño.

—¿Qué pasó con Emmyly?

—Ya lo sabe, está bien — respondió Eddie.

Eddie mira detrás de mí, se aleja y camina hasta su primo para darle un abrazo.

—Lo siento mucho, Noah.

—Está bien, apuesto a que también fui un idiota — dijo Noah con una agradable sonrisa.

—Jamás fuiste un idiota Noah, créemelo — aseguró Eddie.

—Auden debemos de irnos antes de que Kate me asesine — bromeó Eddie, solté una carcajada, pero deje de reírme cuando vi la seriedad en su rostro.

—¿Es en serio? — cuestioné confundida.

—Fue mi idea — dijo Jack levantando la mano.

Una risa nerviosa salió de mí, soñaba con este momento, pero ahora que realmente estaba pasando me aterraba la idea de irme a lo desconocido.

—Pero, ¿A dónde iremos? — pregunté.

—Primero llegaremos a Sydney, y ya después pensaremos a donde ir — respondió Eddie.

El chico con camisa blanca de vestir mal puesta, pantalones negros y zapatos arruinados por la arena me miraba esperando una respuesta. Era algo irónico, que justo ahora tenía la oportunidad de volver a empezar con Eddie, justo aquí en el mismo lugar donde hace unos meses me había dejado con el corazón hecho trizas, las cosas cambiaban en un abrir y cerrar de ojos, ahora estábamos en el mismo lugar con la intención de escaparnos sin plan alguno.

Por siempre AustraliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora