Delilah
Escapar de Hans se ha vuelto un deporte para mí. Soy una perfecta escapista, deberían darme una medalla. Uh, ¿qué es eso? ¡Café! Voy en dirección a la taza, la agarro, entonces me deleito con el aroma. Termino sentándome, en el banquillo de la cocina, y bebiendo aquel líquido calentito.
—¡Ah! —grito cuando veo a Hans del otro lado del desayunador—. ¿Era tuyo? —Miro la taza.
Enarca una ceja.
—Era cierto que cambiaste de gustos —opina.
¿O sea que la puso aquí a propósito?
—Eso es malvado —expreso indignada.
—¿Me vas a decir por qué escapas de mí? —Apoya el codo en la cerámica y la mano en su mejilla—. Siempre me recriminas que no te presto atención, pero ahora que lo hago, eres tú la que me ignora. ¿Acaso es karma?, ¿me lo haces adrede?, ¿te estás vengando? Dime, porque yo ya no entiendo.
Me lo pienso.
—Bueno... —Hago una pausa—. ¿Y por qué no lo hiciste antes? —contraataco con otra pregunta, así no tengo que responder yo.
Soy una genia.
—Porque ahora tengo tiempo, creo que nunca entendiste eso.
—O sea que cuando se acabe tu semana de vacaciones me dejarás abandonada otra vez. —Dramatizo.
Se ríe.
—No, puedes venir al trabajo conmigo.
Entonces, trabajan juntos.
—Eso no cambia nada.
Me toma de las manos.
—Day, te lo ruego, déjame repararlo. Abrí los ojos, no importa nada más.
—Eh... —Suelto mis dedos, despacio, retrocediéndolos—. Es que...
—Te lo ruego —insiste.
—Está bien —digo no muy convencida.
¿Qué puede salir mal? ¡Todo! ¡Definitivamente todo! Empezando porque no soy Dahlia, pero es que me dio lástima. Mira esa cara de perrito abandonado. Espero que no se convierta en uno alzado, porque me oculto directo en el baño y no salgo más de allí.
¡Sí, ya lo encontré! Estaba yendo al de servicio y los empleados me miraban raro, pero ahora ya hallé el que me corresponde.
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Delilah y Dahlia
Short Story¿Para qué divorciarse si puedes suplantar a tu hermana? *Por Viviana Valeria V.