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Delilah

Descanso en el sillón, pues Hans no logró convencerme de dormir en el cuarto. Aunque claro, iba a serle imposible conseguirlo. Fue suficiente con que me haya besado como para sentir la necesidad de huir.

Tengo que llamar a mi hermana, pero no me ha contestado el teléfono todavía. Recuerdo que cuando pensó que yo era ninfómana, quedó muy alterada, creyendo que yo me acostaría con su esposo, así que si se entera del beso, me mataría. Es obvio que ella no tiene planes de separarse, no obstante, si es de esa forma, ¿qué sucede con Milton?, ¿realmente hizo algo ilegal y por eso se fue? Me confunde, pues pudo contarle a su marido, al menos si lo quería.

Es que es lo que parece.

Oigo ruidos en uno de los cuartos, por lo tanto, me levanto del sillón. Camino a hurtadillas, asustada. Abro la puerta de la oficina de mi cuñado, entonces rechina, chillo viendo un montón de papeles tirados.

—¿Por qué gritas? —Veo a Hans, sentado en el suelo.

—Eso es aterrador —opino, porque solo tiene una lucecita que lo ilumina y un gran desorden en la alfombra—. ¿Qué se supone que estás haciendo? ¿Vudú?

Se carcajea.

—Reviso documentos.

—¿En el suelo, en medio de la noche, sin usar tu escritorio y con una luz tan pequeña? —pregunto estupefacta.

Sonríe, tranquilo.

—Sí.

—¿Eso es todo?

—Escucha. —Se pone la luz en la cara—. Esta es una historia de terror.

—Deja de jugar, no eres un niño.

—Ciertamente. —Apoya la lamparita en el suelo—. Pero sí es de terror, pronto estaremos en banca rota —expresa serio.

—¿Qué?

—Eso, los números no me están dando y por tal razón, me desvelé. Resulta que tenía un mensaje del banco en mi correo, era viejo, no lo había visto, de modo que me tuve que poner a revisar todo tarde.

—¿Y te lo tomas con calma? —consulto, viendo su serenidad.

—Claro. ¿Vienes a la fiesta?

—¿Qué fiesta?

—Llamé a unos inversores, los invité para mañana, quizás todo no está perdido.

Hago una pausa y trago saliva.

—Espero que no.

La ficha me cae, entonces mi sospecha se confirma. Dahlia estafó a Hans. No es que solo cometió algo ilegal, sino que fue en contra de él. Aunque si es así, ¿por qué estaba celosa de que pudiera pasar algo entre nosotros? Si no quieres a alguien, no te comportas de esa manera.

Ahora con más urgencia debo llamarla.

            Ahora con más urgencia debo llamarla

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Delilah y DahliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora