Eiko guarda la jaula junto con la rata en su auto, para llevársela a su casa, así yo puedo soltar a Arak y bajarme de sus fuertes brazos. Luego el marido de mi hermana se dirige a hacer la cena, mientras yo me despido de su amigo.
—Gracias al cielo te llevas esa cosa. —Bufo.
Apoya la mano en el borde de la puerta y se acerca mi rostro.
—¿Y no hay un mejor agradecimiento para mí? —me coquetea.
—Ya había notado tus conductas desvergonzadas para conmigo, así que desiste de tu estupidez y no te denunciaré.
Me agarra de la cintura.
—Pero si la pasamos bien. Dame un besito.
—Te lo aclaro, conmigo no se juega. —No retrocede, así que le piso el pie y chilla, entonces me suelta—. Te lo advertí, mis tacos son puntiagudos.
—¿Qué pasa aquí? —Veo a Arak regresar.
—Me está acosando —le aviso.
—¿Coqueteas con mi esposa? —se queja.
—Por todos los cielos, amigo, si ya lo sabes —le recuerda Eiko.
—¿Lo sabe? —Quedo perturbada.
—¿Pero qué te pasa D?, antes eras más divertida. —Se gira para retirarse—. Llámenme para cuando arreglen sus problemitas.
Se oye el motor del auto cuando se marcha.
—Arak, explícame esto, porque no entiendo.
—¿Entender qué? —se queja el moreno—. Tú eres la que tiene amantes y yo te perdono.
—Bueno, sí, pero lo de Eiko...
—Aquí la verdadera cuestión es tu cambio de actitud, aunque sinceramente me agrada que me avisaras, pienso que estamos empezando a tener comunicación, quizás la terapia está funcionando.
¿Qué terapia? Estoy segura de que ese psicoanalista me tenía ganas e inventó todo eso que dijo. Aun así, quizás empiezo a entender. Creo que la gente se ha estado aprovechando de Delilah, por eso aceptó tan fácil mi propuesta de intercambiar, no sabía cómo deshacerse de estos acosadores.
No te preocupes, hermana, los mandaré a todos a la mierda.
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Que Dahlia quiera proteger a Delilah me hace muy feliz 💖
