14.

273 26 0
                                    

La Galería de Alen
Narra: James Denet

Danela se encontraba sentada en la cama jugando cartas con Gustavo. Nadie podría jurar que la señorita le ganaría a mi mejor amigo en todas las rondas. Noly se entretenía viendo los juegos mientras apoyaba a su hermana.

Había caído la noche, aunque aún no era tan tarde. Danela logró convencer a su hermana de pasar la noche en su casa para que descansara, haciendo prometer a Gustavo que la cuidaría mientras estuviera aquí. En la mañana vendríamos por ellos para volver a la casa todos juntos.

Noly se puso de pie un momento. Volteó la mirada hacia mi con una sonrisa que no pude evitar corresponder.

Estaba tan perdidamente enamorado de esa chica que podía hacer lo que fuera. Verla con mi camisa era mucho para mi pobre alma.

En la mañana acompañe a Noly a una junta que surgió de último momento. La cuestión fue que todo pasó muy rápido.

Tuvo un pequeño problema con una máquina de café y toda su ropa terminó arruinada, por lo que la acompañe a mi casa para que se cambiara.

Pensé que la ropa de Liz le quedaría bien, pero una cosa llego a la otra y casi lo hacemos en el sofá. Para mala suerte de nosotros, en ese momento llamo Gustavo anunciando lo sucedido, después de eso todo se fue a la mierda.

Noly se acercó a mi de nuevo con los brazos cruzados. Se veía más tranquila que hace un rato, se había peinado un poco y ya no lucia tan cansada.

— ¿Se divierten?— le pregunté, ambos miramos como Danela y Gustavo volvían a pelear por el juego.

— No puede ser...— susurro mi mejor amigo.

— ¡En tu cara, gorila!— grito Danela feliz mientras tiraba las cartas sobre la mesa.— ¡He ganado! ¡De nuevo!

— Creo que si.— respondió mirando a través del ventanal la ciudad. No podía creer que su rostro se viera mejor iluminado por las luces de la noche en los locales de la ciudad.— He estado pensando que necesito unas vacaciones.

— Pienso que es una muy buena idea.— conteste mientras con mi mano buscaba sus dedos. Cuando tome su mano y observé que ni Gustavo ni Danela nos miraban la acerque a mi y bese la palma.

Noly se puso roja al momento que apartaba la mano. Sonrió mientras negaba con la cabeza.

— Se acerca el cumpleaños de Alen, y mis padres quieren celebrar una fiesta en la casa por eso.— me informó, solo asentí. En realidad no estaba muy convencido de que Alen quisiera una fiesta.— Me parece que después de la fiesta podremos viajar un fin de semana. ¿Qué te parece?

— ¿A dónde viajaríamos?— pregunté curioso.

— A México, mis abuelos tienen una finca allá y podemos pasarla bien.

Me parecía que ella nos incluía, me gustó la idea aunque fuera un poco peligroso. Viajar después que fue secuestrada no era la mejor idea hablando en términos de seguridad, pero en realidad parecía necesitarlo.

— Está bien. Recuerda que yo voy donde tú vayas.— respondí mientras miraba la noche de nuevo.

— Creo que es momento de irnos. Alen debe estar nerviosa sin saber nada en la casa, y no quiero imaginar a Mari.

Mari me había llamado unas veinte veces en las últimas horas preguntando una y otra vez si Danela estaba bien. Solo alcancé a responder una de las llamadas.

— Ya nos vamos.— anuncio Noly mientras recogía su bolso.

Gustavo se puso de pie, se veía notablemente enojado. Estaba perdiendo en el juego y a él no le gustaba para nada perder.

SANO amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora