¿A dónde fue Gustavo?
James se ajustaba el pantalón mientras que Max lo ayudaba preparando un bulto con cosas que podía necesitar en el viaje. Gustavo al otro lado observaba el plano del edificio de Daniel una y otra vez. Con la esperanza de que en cualquier momento el papel le dijera exactamente dónde estaba Danela.
Porque tenían una idea. Sabían que Danela debía de estar en el último piso del edificio. Lo más cerca de Daniel posible, pero eso no les decía todo.
Incluso se planteaban la idea de que ella no estuviera ahí. Había que tener muchas opciones por si acaso. Y Gustavo tenía la pequeña espina de que Danela estaba escondida en otro lugar.
Analizando los planos de otros edificios, la cantidad de seguridad que habían aumentado, y más información que Gustavo había leído. Danela podía estar encerrada en uno de los hoteles que le pertenecía a Daniel, con más certeza en Kazán. Una ciudad de Rusia en las que Daniel había inaugurando un nuevo hotel.
— Vivían llamó, dijo que saldremos hoy en la noche.— decía James por teléfono. Al otro lado Noly cruzaba los dedos para que todo saliera bien. Mientras también, Gustavo escuchaba atento la información que le daba su amigo a Noly.— Gustavo y Max partirán hasta la casa de seguridad también hoy.
— Prométeme que te cuidarás mucho.— le pidió Noly.
— Prometo volver, no puedo morir sin verte una vez más.— respondió mientras sonreía.— ¿Tú cómo estás?
— Han pasado tantas cosas en tan poco tiempo. Pensé que tenía una vida normal.— suspiro Noly mirando por la ventana de la casa de seguridad, varios guardias cambiaban de turno.— Quiero volver a trabajar, estar aquí me abruma.
— Lo siento, te prometo que todo pasará.— trato de animarla James.— Deberías de aprovechar el tiempo y ver tus series raritas.
— No son raras, que a ti no te gusten son otro veinte pesos.
— Lamentó decirte que no me gustan, ni me gustarán.— afirmó James. No le terminaban de convencer las series japonesas que veía su... Amada.
— Pues que malos gustos tienes.
— Tengo buenísimos gustos.— el chico sonrió de nuevo.— Porque tú estás entre ellos.
Noly se puso colorada rápidamente, no esperaba un halago en ese momento. De pronto había olvidado todo lo malo que los rodeaba. Que estarían separados por quién sabe cuánto tiempo más.
Sonrió con tristeza y miro sus manos.
— Cuídate mucho y...— se cubrió la boca. Noto que quería llorar de nuevo.— ¿Podrías volver con Danela?
James sintió el dolor de Noly, quiso estar con ella y abrazarla. Haría todo lo posible por hacer que ella abrazara a su hermana de nuevo.
— N-no...— Noly tuvo que tomar aire.— No quiero que el último momento juntas fuera cuando discutimos.
— No sabias que esto pasaría.
— Y-yo lo se, pero...— Noly cerró los ojos.— Danela nunca fue mala, no se merecía que la retara por todo, y todo lo que hacía era darle alegría a la casa con sus tonterías. Que si, que a veces me sacaba de quicio con sus borracheras, sus fiestas y su despilfarro de dinero, pero...— recordó a su hermana cuando llegaba borracha apenas siendo una adolescente. Los primeros días después de haberse dislocado el tobillo.
La recordaba caminando de puntillas hasta su habitación, tocaba dos veces en la puerta y entrando entre risas chillonas. Noly trataba de reprenderla, pero al final terminaban riendo las dos. Alen una que otra vez se unía a la diversión y terminaban las tres sobre la cama de la hermana mayor. Una borracha, la otra acurrucada como una bebé y Noly con una sonrisa.

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SANO amor
RomantizmUn secreto puede corromper una familia completa. Los problemas de nuestros padres no deberían de ser un problema el cual los hijos deban de cargar, o peor aún, pagar las consecuencias. Cuando la seguridad está en riego, la vulnerabilidad convierte e...