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Conexiones

Max va tras de Alen mientras se encaminan a una camioneta. James está frente a Noly que habla con su madre sobre la salud de su padre.

Las cosas no han mejorado mucho para los Relish, Danela sigue desaparecida, Noly está cada vez más cerca del borde del colapso, Kiara no dice una sola palabra sobre el incidente, Miguel está en cuidados intensivos y tanto Gustavo como James están en un hilo muy fino sobre su trabajo.

Alberto detiene a la familia mientras señala la camioneta blindada que está estacionada frente a ellos, con unos cuatro agentes de seguridad privada.

Alen de inmediato se agarra del brazo sano de Max, esos tipos se veían muy serios para su gusto.

— No tengas miedo preciosa, no te harán nada.— le susurra Max con una sonrisa.

— ¿Cómo estas tan seguro? Esos tipos dan miedo.— respondió la chica sin dejar de mirarlos atenta.

— Son agentes como yo. Velarán por tu seguridad.— sonrió, aunque por dentro estaba un tanto preocupado por dejarla ir.

— Está camioneta los llevará a una casa de seguridad. Todo esto en lo que descubrimos junto a la policía por qué secuestraron a la señorita Danela.— informó Alberto y todos asintieron.— Por ahora tendrán nuevos guardaespaldas, prepararemos todo para que James, Gustavo y Max estén con ustedes en el menor tiempo posible pues también necesitan protección al ser expuestos a este tipo de situaciones.

Gustavo hace una mueca, pero no protesta a viva voz. Tiene dos semanas para buscar la forma de ir por Danela sin que su padre se entere. Si no lo hace, tendrá que ir a la casa de seguridad, y esa no es una opción.

Alen mira a Max confundida.

— ¿No vendrás con nosotras ahora?— pregunta con el ceño fruncido. Max tomó su mano discretamente, aprovechando que Alberto no los observaba.

— No puedo, tenemos que hacer una declaración mañana y otra la semana que viene. Ustedes irán a una de nuestras casas de seguridad y luego nos reuniremos.— Alen asintió no muy convencida. Se había acostumbrado a tener a Max cerca todo el tiempo.

Pensar que se quedaría lejos de ella le daba suma tristeza, pero su emoción de saber que él volvería a ella la hizo sonreír un poco.

Max saco de su bolsillo un celular y se lo coloco en su mochila con rapidez. Alen frunció el ceño confundida.

— ¿Qué es...?

— Es un celular que no se puede rastrear, te llamaré todas las noche.— sonrió y beso la comisura de sus labios rápidamente. Alen se puso roja como la sangre en segundos.

— Ok.— fue lo único que pudo decir antes de subir en la camioneta.

James miraba a Noly desde lo lejos, a un lado de Gustavo. Alberto le había prohibido acercarse a la chica si no era estrictamente necesario.

Su trabajo corría peligro, Noly lo sabía también, pero no podía evitar sentirse mal por no poder abrazarlo y besarlo antes de partir. Eso sumándole la preocupación de no saber nada de Danela.

James no soporto mucho. En cuanto la vio subir una pierna en el interior del auto se acercó trotando hasta llegar a ella. La tomó por la cintura y la abrazó.

En cuanto Noly sintió la cabeza del chico enterrada en su cuello y sus fuertes brazos envolviéndola le rodearon unas ganas de llorar intensas. Nunca se había sentido así.

Cuando se separó, sintió la mirada intensa y furiosa de Alberto en su nuca, pero poco le importo. Le dio un beso en los labios que dejó a todos con la boca abierta. Beso que Noly correspondió con la misma intensidad.

SANO amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora