Tiana's Place

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<<Narra Tiana>>

Reencontrarme con mi madre fue lo más hermoso que pude vivir. De un momento a otro creí que todo estaba perdido y que nunca la volvería a ver, pero nuevamente la vida me enseñó que solo debo confiar y que ella se encargará de darme todo lo que merezco y por lo que tanto he luchado.

Naveen y yo decidimos casarnos en Maldonia. Conocí a sus padres y mi madre se llevó muy bien con la madre de Naveen, ambas compartían el amor por la costura y confección. Era maravilloso. En cuanto al Padre de Naveen... Al fin aceptó que alguien más tomara su lugar para reinar, puesto que él no quiso. Decidió venir a Nueva Orleans a vivir junto a mí.

Lotte también disfrutó de la boda. Sigue esperando a su príncipe azul, pero ahora ella está encantada con el pequeño hermano de Naveen,  Daniel. Es muy tierno,  él será el siguiente rey, pero no hasta que crezca, mientras tanto su primo Fernan tomara su lugar; muchas cosas que ni yo entiendo muy bien.  

De vuelta en Nueva Orleans, no perdimos el tiempo y buscamos a los gemelos Fenners para comprar el local, y así comenzar a construir mi restaurante.

—Señorita Duvoah, ya le dijimos que ya no está a la venta. Esperamos firmar un contrato con el otro ofertista el lunes por la mañana, no es negociable. —Comentaron. Podría decirse que mis esperanzas fueron nulas al escuchar eso, pero puesto que aún no habían firmado nada, seguía convenciendoles.

—Bien señores, ustedes mejor que nadie saben que he trabajado y he luchando toda mi vida por este momento, por ese local, en el cual ustedes también ya habían hecho un trato conmigo. No lo venderian a nadie más que no fuera yo. ¿O esa promesa era una farsa? —pregunté.

El silencio reinó un momento en la sala y despues de unas miradas entre ellos y yo, la tension se volvio mas pesada. yo esperaba una respuesta, una afirmacion, algo, pero ellos no hablaban.

—Bien, ya que estan cerrados en no recibir mi dinero y mucho mas en cooperar por ayudarme, tendre que recurrir a mi ultimo recurso. —dije, abriendo la puerta que estaba a mis espaldas. —Louis, ¿puedes entrar por favor? —lo llame, y le di paso para que entrara en la habitacion. 

Una vez dentro podia notar como se ponian nerviosos. 

—Señorita Duvoah, ya le dimos nuestra palabra al otro comprador, ya no hay nada mas que hacer. — continuaron refutando.

Mire a Louis y le hice un ademan de que avanzara hacia ellos, colocandose justo a su lado, lo cual hizo que ellos comenzaran a temblar de una forma sutil pero perceptible.

—Ahora señores, ¿qué dicen? por lo que a mi concierne su palabra fue mia antes que ese hombre —. Suspire y apoye mis manos sobre la mesa, levante mi vista y estaba dispuesta a arrodillarme frente a ellos si era necesario pero no permitiria que el local se fuera de mis manos, no ahora que solo eso hace falta. — Señores, solo quiero decirles que despues de todo lo que he pasado, todo lo que ustedes han pasado y todo lo que mi padre hizo por lograr cumplir su sueño en ese lugar que tanto amo, no quiero perderlo, de verdad no quiero. Se los suplico, son mi unico recurso, confio en que ustedes haran lo mejor, en que haran lo correcto —. Termine mis palabras rindendome antes ellos.

Respiré profundo una vez mas y decidi en recoger mis cosas y salir de ese lugar, Louis camino tras de mi. Al salir Naveen estaba esperandome con una gran sonrisa, pero esta se esfumo al momento que me vio cruzar la puerta, al parecer mi expresion no era la de una persona que habia logrado su mayor sueño, sino de una que habia fracasado en su primer meta. De verdad queria ese lugar, era el sueño de papá y el mio tambien, pero no todo es color de rosas.

— Oye ¿estas bien? ¿Cómo te fue allá adentro? — pregunto Naveen. En sus ojos yo podia encontrar aliento, no necesitaba palabras solo una mirada para que la tormenta se calmara.

El que yo me quedara callada le hizo saber que no podia contestrale esas preguntas en esos momentos. 

Me abrazo con fuerza y no pude evitar refugiarme en él, era calido y muy reconfortante. 

Tras de eso, escuche la voz de Jhon Fenner hablarme a mis espaldas.

—Tiana, queremos que tu tengas esto —dijo parado frente a mi y con un rollo en sus manos, lo extendi con lentitud y no podia creer lo que tenia a mi posesion: eran las escrituras del molino y estaban a mi nombre, haciendome propietara de mi lugar de ensueño. —Solo falta tu firma para que cerremos el negocio y estara todo listo a tu disposicion par hacer de él lo que tu quieras. — concluyo sonriendo.

Sin darme cuenta las lagrimas ya estaban cayendo por mis mejillas, lagrimas de emocion, de agradecicmiento, de felicidad. Con mi vison borrosa vi a Naveen y a los gemelos todos estabamos sonriendo, ahora todo estaba en orden tal y como lo habia planeado, tal y como lo habia soñado.

 Dos semanas despues Naveen y yo estabamos comenzando a reparar el molino para convertirlo en el nuevo restaurante que inundaría a Nueva Orleans en el mejor lugar para disfrutar del Jazz y la comida mas exquisista del mundo.

Una vez terminado todos los preparativos estabamos listos y no podia estar mas ansiosa y feliz, mi gran sueño por fin se haria realidad, por fin se cumpliria y ya no habia nada que pudiera detenernos, claro que no.

—Y por este nuevo decreto, queda inaugurado el nuevo restaurante el puerto de Nueva Orleans: Tiana's Place. Felicidades señores. —dijo el Señor Lavoud y los aplausos y la ovacion comenzo a escucharse en toda la calle frente a mi. 

Ahora sentia que ese vació esta lleno, que ya no me hacia falta nada mas, todo ese sentimiento se esfumó al cortar el listo rojo que cruzaba la puerta principal, dando paso a un nuevo capitulo de mi vida, a un nuevo comienzo.

La princesa y el sapoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora