Evangelyn

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<<Narra Tiana>>

Luego de escapar de los cazadores, pudimos reencontrarnos con Louis y Ray, todo fue una locura y ahora debíamos buscar un lugar tranquilo para descansar.

De pronto mi estómago comenzó a rugir.

- Wow, todo esto me ha dado hambre. - comenté

- Creo que a mi también - dijo Louis.

- Bien, yo buscaré algo para comer y ustedes asegúrese de buscar donde podemos dormir. - propuse.

- Como digas Sher - afirmó Ray.

Comencé a caminar por la orilla del pantano y visualice a veinte pasos de mi había un cultivo de calabazas y berenjenas.

- Oye camarera - me llamo Naveen a mis espaldas, parecía que me seguía desde hace ratos  y yo ni lo había notado.

- Oh, hola. - dije normalmente.

- ¿Qué tal si te ayudo en algo?

- ¿Cómo qué? ¿Qué puedes hacer?

- La verdad no se hacer absolutamente nada, pero puedo ayudarte en algo, creo yo.

Sonreí y continúe caminando, examinando las calabazas para ver que podía preparar con ellas.

- Gracias - dije de pronto, como si mis palabras salieran de mi boca por si solas.

- ¿Por qué?

- Por salvarme allá, no fue correcto la forma en que te grite antes, lo siento.

- No es nada, no te preocupes, ¿sabes? Nadie me había hablado así nunca, ni siquiera mis padres, si me reprendían,  pero nunca me habían hecho entender que la vida no es fácil para todos. Gracias a ti por enseñarme eso.

Me sentí muy extraña ante esa declaración, nunca creí que alguien tan orgulloso, como Naveen, me pudiera disculpas de esa manera.

- Por nada - dije sonriendo y me di cuenta que lo estaba viendo directamente a los ojos y no de forma desafiante. Voltee a ver a otro lado y vi una calabaza madura, lista para cosecharla. - Creo que está amiga está lista. - me dirigí hacia ella y palpe que estuviera fresca, afortunadamente lo estaba - que te parece un Gombo del pantano. - fue lo primero que se me ocurrió. 

- Suena asombroso

La corte como pude y la arrastre hasta donde se encontraba Louis y Ray.

- Bueno camarera, creo que traer está calabaza hasta aquí ya fue mucha ayuda. ¿Podrías traerme agua y un pequeño aperitivo para abrir el apetito? Por favor, gracias camarera.

¿Es en serio? Pensé ¿Cómo hace un momento se ofrecía a  ayudarme y ahora desea que le sirva como un rey? Esto en verdad que no lo entiendo.

- Oh, no, no , no, no, no, no Alteza. Tu rebanadas los champiñones, los encontré de camino hacia acá. Así que toma esto y a rebanar. - le Di una piedra puntiaguda y le pedí que lo hiciera.

- ¿Qué? ¿Rebajar los champiñones? Eso no es para mi. No puedo hacer esto.

- Deja de gruñir y comienza a rebanar. - dije mientras me subía a un árbol lleno de berenjenas.

Escuchaba como gruñía sobre eso, era algo tan insignificante que no podía hacerlo. Prácticamente yo hice todo el trabajo para traer la calabaza desde el otro lado hasta acá.

Es un niño llorón.

Encendí fuego para mantenernos calientes y cocinar la calabaza con las berenjenas y los champiñones sólo que cuando fui a buscar los champiñones, seguían enteros y Naveen se encontraba aún lado con las manos en su cabeza, como si estuviese en una situación existencial.

- Naveen, no rebanaste los champiñones.

- ¿Ves? No puedo hacerlo.

- Claro que si, debes poder. Apártate novato y mira como se hace.

Tome la piedra puntiaguda y comencé a rebanar sin problema. Era obvio, he tenido clases de cocina por mucho tiempo. 

Le explicaba con cada corte que hacían le conté de la experiencia que había ganado con mi padres y en los trabajos y clases, en donde siempre aprendía mas.

- Bien, ahora te toca a ti. Ven acá - le ofrecí la piedra y lo puse frente a mi, tome su mano y comencé a enseñarle como debía cortar cada rebanada.

- Esto es muy extraño, nunca antes hubiera imaginado hacer esto, nunca lo he hecho.

- ¿En serio?

- No. Cuando eres de la realeza siempre hay sirvientes que hacen todo por ti. Siempre están ahí para servirte la comida, arreglarte la ropa, despertarte, cuidarte y a veces hasta te lavan los pies y cepillar tus dientes. Aveces es algo abrumador e incomodo. Ah - suspiro melancólico - la verdad no se hacer nada.

- Ay, pobre bebé. - dije bromeando. Sonreí. - Bueno, al menos eres un buen rebanaste de champiñones. - dije mientras mezclaba todo y lo cocinaba.

- Oye, eso huele delicioso. - comentó Ray.

- Concuerdo con Ray.

- Bueno, ya está listo, hora de comer.

Comimos y nos relajarnos por un momento. Al menos teníamos tiempo para encontrar a mamá Odih.

- Gracias chica, esto fue el mejor Gombo de calabaza que he probado.

- Eso es cierto. - dijo Ray.

- Todos concluimos que eres la mejor cocinera que hemos conocido, gracias.

Me sentí alagada, sabía que era cierto pero nadie, además de mi padre y mi madre, me había dicho eso. Tuve que improvisar los ingredientes, y las especies ya que no estaba en la cocina, sino que en el pantano y no habitan muchos de los ingredientes que utilizaba a mi alcance.

- Oigan, miren, es Evangelyn.

- ¿Evangelyn? - pregunte asombrada y emocionada al mismo tiempo, quería conocer a Evangelyn.

- ¿Dónde esta? - pregunto Louis.

- ¿No la ves? Está allá arriba brillando con fuerza. - explicó Ray.

La verdad creí que sería una luciérnaga, no una estrella. Concluí que seria como él, pequeña y graciosa, amable y con una apariencia hermosa. Nunca me imagine algo tan descabellado como eso.

- Esa no es una luciérnaga, es una estrella.

- Ssh... - lo shito Naveen.

- Es tan linda, y tan brillante. Ah - suspiro Ray de nuevo.

Bueno, si me preguntan qué fue lo más loco que vi o hice éste día, diré que conocí a una luciérnaga que se ha enamorado de una estrella. No creo que se muy enfermizo o ¿si?

La princesa y el sapoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora