Viaje Inesperado

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<<Narra Naveen >>

- Majestad - dijo Loreens entrando a mi habitación - su padre solicita su presencia en el comedor real.

- Ah, si, si Loreens, diles que ya iré - dije dormitado. Estaba cansado por la fiesta de anoche y me dolía la cabeza.

Escuche la puerta cerrarse y me eche la sabana hasta cubrirme la cabeza.

- Majestad, odio tener que despertarlo pero lo requieren en el comedor - volvió a decir Loreens.

- Esta bien, ya me levanto - me senté en a cama y cuando Loreens se retiro, volví a acostarme.

De pronto, abrieron la puerta y entraron.

- Cinco minutos, Loreens solo cinco... - me levante enfadado, pero al ver a mi padre en lugar de Loreens, fue extraño.
Mi padre nunca viene a mi habitación

- Ah... Hola papá ¿Qué haces aquí? ¿Qué sucede? - y me volví a sentar en la cama.

- Hijo, esto no puede seguir así - dijo seriamente.

- ¿Seguir así? ¿Cómo? ¿Dormido? - pregunte frotándome el ojo izquierdo con mi mano.

- Tienes veintitrés años Naveen, eres él heredero al trono, luego que tu hermano mayor escapará con la gitana Margot...

- ¡Ay! papá - dije pasandome una mano por la cara - otra vez; ya se que soy el heredero y debo casarme para gobernar Maldonia, ese es mi destino. Pero no estoy listo aun. - dije caminando hacia la gran ventana que da una vista increíble al jardín del palacio.

- Claro que no estas listo. Te pasas él tiempo jugando, bailando y en fiestas, nunca estas cuando se te necesita, así  que, tu madre y yo hemos decidido desterrarte.

- ¿Qué? ¿Por qué? Cómo que desterrarme? - voltee impresionado por tan brusca e inesperada decision.

- Si el futuro rey de Maldonia, no toma enserio su puesto como príncipe, tampoco lo hará como rey.

- Eso quiere decir que ¿me quitaran él derecho al trono, a la corona?

- Si, un rey debe ser serio y responsable, junto con muchos atributos que aun no has querido aprender.

- Pero papa... No..no pueden hacer eso.

- Claro que podemos, somos los reyes y tus padres, después de todo.

Eso no funcionaría si no lo lograba convencer de cambiar su desicion estaría perdido, ya no tendría más riquezas y mucho menos los lujos que hasta ahora he gozado con tanto placer.

- Padre dame otra oportunidad, necesito demostrarte que soy digno de mi corona, Por favor - supliqué para poder anular este embrollo, arrodillandome, implore como nunca lo había hecho.

- Esta bien, hijo. Tienes un mes, para conseguir mi aprobación y además el futuro rey de Maldonia necesita una reina.

- ¿Qué? ¿Una reina? - dije levantándome del suelo.

- Si, porque no tendrás recursos monetarios hasta que demuestres responsabilidad.

- Pero, papá, esto no es justo ¿No hay otra opción?

Mi padre pensó por un momento; con su cara morena y su cabello blanco, se veía muy serio. Bueno, él siempre ha sido así.

- Si hay otra opción

- ¡Ay, gracias al cielo!

- Consigue un empleo.

El mumdo me cayo encima.

- Padre...

- Ya esta dicho Naveen. O te casas con una chica rica o consigues empleo... Pero debes demostrarme que mereces esa corona otra vez. - dijo retirándose y cerrando la puerta tras de si.

- Este es mi fin - me dije. Y me senté en la cama, frustrado.

¿Cómo conseguiría hacer eso? ¿Casarme? Eso no esta en mis planes aun ¿Un empleo? ¿Dónde conseguiría un empleo? Y ¿de qué? ¿De que podría trabajar? No sé hacer nada más que tocar esta pequeña guitarrita.

La tome y comencé a tocar un poco de Jazz, era lo único que me calmaba en mis días malos.

¡Ya se! Podría tocar la guiarra en la calle y ganar dinero, pero no aquí, no en Maldonia. Debo ir a donde el Jazz se encuentre por todos lados, pero dónde.

- ¡Loreens! - grite.

- ¿Si, Majestad? - abrió la puerta asustado.

- Alistame, iré a la biblioteca.

- En seguida, señor - dijo y se retiro en busca de todos mis sirvientes.

- ¿Qué estamos buscando señor? - preguntó Loreens curioso.

- Pues, buscamos mapas, Loreens.

- ¿Para qué?

- Pues, ya que mi padre me ha desterrado, debo... Bueno ya sabes.

- Oh, si. Su padre fue muy claro en eso. ¿Y que tiene planeado hacer? ¿Escapar?

- No, claro que no. Solo iremos a donde el Jazz zumba por tus oídos.

- ¿Jazz? Eso suena interesante majestad.

- Claro que lo es. Trabajaré con el Jazz y así le demostraré a mi padre que soy digno de mi corona

- Bueno.

- Necesito... ¡Eso! - dije viendo y señalando un pequeño mundo sobre una mesa.

Tomé el mundo y lo hice girar. Cerré mis ojos y coloqué mi dedo al azar.

- Bien, parece que vamos a... Nueva Orleans - dije sorprendido - Oh, vaya, mientras haya Jazz, todo estará bien.

- ¿Esta seguro, señor? - preguntó, dudoso Loreens.

- Claro, dile a los sirvientes que preparen mis maletas. Nos vamos de viaje.

Al llegar al lugar, podía sentir como él Jazz me llamaba; tenia que buscar mi camino rápido. Pero debía alejarmé de los periodistas y las cámaras.

Salté, corrí hasta encontrarme con una banda de Jazz clandestina. Este era un sueño.

- Tengo un mes, aun me puedo divertir - dije para mi, alejandome de Loreens antes de que me repitiera mis obligaciones.

Rápidamente me uní a ellos y me aceptaron, comenzamos a recorrer las calles de ese hermoso pueblo. Lejos de Loreens, así él no me molestaría con eso de que debo "buscar una esposa".

En este lugar la vida te sonrie. Las chicas me siguen como si fuera un pastel de chocolate. Por no decir que soy apuesto, gracias a mi piel morena, ya que es irresistible, y mis ojos negros y oscuros como la noche misma. ¡Uy! Tengo a las chicas a mis pies.

La princesa y el sapoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora