Mi hora de salida ya había llegado y debía correr, antes de que se pusiera el sol, y encontrarme con los señores Fenner, los dueños del pequeño edificio que deseaba comprar para mi restaurante.
- Ya he llegado - dije fatigada luego de correr cuatro calles hacia arriba para poder llegar.
¿Quién diría que quedara tan lejos de mi lugar de trabajo, pero bueno los sacrificios valen hasta lo mínimo.
- Muy bien, señorita ¿le gustaría pasar y ver el edificio? - dijo John Fenner.
- Si, me encantaría - dije recuperando el aliento.
Caminamos hasta la puerta y al entrar fue hermoso, visualice cada una de las cosas. Subimos a la segunda planta y se veian las telarañas; el techo estaba caido y se podía observar la madera gastada y corroída. Para cualquier persona esto sería desagradable, sin embargo para mi esto era hermoso, tenia una visión muy plena y no descansaría hasta lograr mi objetivo.
- ¿Esta segura que desa comprar este edificio? - preguto Frank Fenner.
- Claro que si, lo deseo más que cualquier cosa, ha sido mi sueño desde pequeña - dije con una gran sonrisa.
- Muy bien ¿qué le parece si cerramos el contrato el proximo domingo?
- ¿Que tal si es antes?
- ¡Oh! Eso es sorprendente su entusiasmo, ¿que le parece el viernes?
- Creo que estaria bien.
Caminamos hasta la salida y con un plan en mano ya solo faltaba firmar el contrato y entregar el dinero para obtener ese magnifico local.
- Tengo una idea ¿por qué no firmamos el contrato esta noche en la fiesta de disfraces de los Lavoud? -comenté.
- Bueno - dijo Frank Fenner- de algo estamos seguros, eres una gran negociadora Tiana - dijo y luego que se marcharon en su auto.
Sentía que por fin lograría llegar, me sentía muy cerca.
- Mesa para uno, por favor - oí una voz a mis espaldas. Voltee y encontré a mi madre parada detrás de mí y con la olla de Gombo de mi padre, envuelta en un listón rojo, muy lindo.
Al ver esa olla, recordé los mejores momentos que pase en familia con mi padre y con mi madre. Todos los desastres que hacíamos en la cocina, cuando jugábamos y reíamos con los chistes de mi padre. Se me cayeron unas cuantas lágrimas al ver esa vieja olla.
- ¡Oh! - suspire - la olla de Gombo de papa - dije limpiandome las lagrimas.
Abrace a mi madre y la lleve hasta entrar al local. Seguia abierto.
- Mira mamá ¿no sientes que te dan ganas de llorar?
- Si - dijo alargando las palabras.
Creo que ella tambien estaba emocionada, de algun modo.
- El maitre se parara justo donde estas - dije a mi madre ya que solamente habia entrado unos centimetros - Y por aquí voy a poner la cocina. Y... y colgará del techo un gran candelabro de cristal - dije muy emocionada.
- Tiana, es muy lindo, tu padre siempre soño con este pequeño molino de azucar, pero creo que tienes que tomarte un pequeño descanso.
- Mamá no - dije preocupada - no voy a descansar ahora. estoy muy cerca, todo lo que hizo papá, no va a ser en vano, yo...
- ¡Tiana! - dijo mi madre con tono autoritario. ¡Uy! Ella no estaba de acuerdo, colocó de golpe la olla sobre un banco de madera frente a nosotras.
- Tu padre no tuvo el restaurante que deseaba, pero tenía algo mucho más importante: tenía amor, y es lo que quiero para ti linda; que encuentres a tu príncipe azul y bailen juntos a un "felices para siempre" - dijo tomando la escoba que tenía en mis manos y visualizando un futuro.
Pero eso no era mi futuro, al menos por ahora. Yo no lo visualizaba así.
- Mama - dije algo sonrojada- no tengo tiempo para bailes. Eso ya lo hare despues. - dije entonando una melodía.
- ¿Y eso en cuanto tiempo será? - preguntó mi madre.
- No lo voy a desperdiciar, ja eso no me da - seguia entonando.
- Yo quiero que me des nietos - habló de nuevo, la tome de la mano y la senté en una silla frente a una mesa muy empolvada, quite una tela que cubría una ventana y lo coloque sobre el mantel.
Sonrei.
- Esta lenta realidad y lo fácil que se nos va - saque mi más anhelado tesoro, la página de papel, y la coloque frente a sus ojos, ella vio hacia el frente y no podía imaginar que ese pequeño edificio se podia convertir en un restaurante tal y como se veía en la página. No se imaginaba que podia llegar a ser un restaurante lujoso y muy famoso de Nueva Orleans. Observo de nuevo la pagina y yo levanté su cabeza para que siguiera viendo mas a fondo como ese lugar podía triunfar y viera todo lo que yo veía. - Mas yo se de hecho a donde voy, me acerco poco a poco, más y más. Y ya llegare - en ese momento vivía una fantasía de cómo veía mi restaurante; mi madre solo me observaba y reía de lo que yo hacía - Si, rie, di que estoy loca, eso ya lo se - seguía cantando - Y es que mi camino dificil es, pero nada a mi me detendrá porque ya llegaré.
Corrí a la olla de Gombo y tome un palito y lo moví como si estuviera batiendo algo dentro de la ella.
- Alguien dijo que los sueños, pueden ser realidad; pero, si, de ti depende si así sucedera. Hay que trabajar duro cada vez y lo demas vendra despues, y dando lo mejor, abran paso aquí voy - deje la olla y aparte a los meseros de mi fantasía. - Ya llegaré, ya llegaré - abrí las puertas y mi clientela imaginaria entró por la misma - Todos querrán visitarnos ya, pero llegare - camine a las escaleras - ya llegaré - y subi y brinque e imagine todo lo que pude. Baje las escaleras y camine tranquilamente a mi madre - Hay dificultad de siempre y en todos es igual, pero en la batalla llegare a la cima, ya llegare - hale a mi madre y corrimos por todos lados, subiendo gradas y saltando.
- Y llegaré, ya... llegare.....- seguí cantando.
Luego de todo ese sueño y fantasía musical, mi madre y yo nos reíamos a carcajadas sin parar y despues de todo, la luz del día comenzaba a escasear. Ya era hora de irse y debía prepararme para la fiesta de Lotte. Al menos Jim me ayudara con los Begnes en la fiesta.
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La princesa y el sapo
أدب الهواةTiana es una chica que sueña contruir su propio restaurante, ya que desde pequeña su padre soñaba con tener su propio resturante, pero él nunca logro abrirlo. Ahora ella hará su sueño realidad, pero se da cuenta que es mas dificil de lo que pensaba...