En verdad lo siento

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«Narra Tiana»

Después de ver como el Hombre Sombra era arrastrado hacia las tumbas y, horriblemente, era tragado por la tierra, me aterró tanto que no podía seguir viendo esa escena.

Me fui saltando hasta salir del cementerio, qué habrá pasado con el hombre sombra, nadie lo sabe, pero tampoco quiero averiguarlo, así que luego de huir de ahí me dirigí hacia el festival del Martigra.

Pero al llegar, me topé con que todo estaba vacío, hace unos minutos esto era abarrotado por la gente y ahora está más que desértico, las únicas personas que podía ver eran unos oficiales y unos que otras trabajadores limpiandolo todo.

—Llevenselo y asegúrense de que permanezca encerrado hasta que el príncipe Naveen, el verdadero Príncipe Naveen aparezca. —La voz del señor Lavoud me hizo dirigirme hasta donde ellos estaban, al parecer, los oficiales se llevaban a un hombre bajo que reclamaba e insistía en que él no tenía nada que ver y que todo había sido un engaño por parte del Hombre Sombra.

¿Habrá sido que él fue quien se hizo pasar por Naveen en la fiesta de Lotte? No habría explicación de que el verdadero estuviera bailando con ella esa noche ya que fue él quien me convenció para besarlo y terminé en toda esta locura, pero, él no tenía el porte de Príncipe, y menos el porte de Naveen.

Aunque pensándolo bien, eso ya no importaba puesto que el hombre sombra podía hacer cualquier magia sólo para obtener lo que desea, tal y como lo hizo conmigo en el cementerio, y de igual forma podría haberlo hecho con ese hombre

—Bien, bien, bien, déjame ver si lo entendí... —La voz de una chica interrumpió mis pensamientos y deducciones. —Debo besarte a ti, antes de que el reloj llegue a las doce y así tú y Tiana, volverán a ser humanos —. Era Lotte.

Estaba frente a la iglesia y junto a ella estaba...¡Naveen!

—Exacto —escuche cuando él afirmó.

Me alegraba poder llegar a tiempo, él aún era un sapo.

—Que alivio —dije para mí misma, mientras me acercaba a ellos.

—Y... Y luego tú y yo podremos casarnos y vivir felices por siempre, como siempre lo he soñado y... —Me detuve en seco cuando ella dijo eso. Aunque no esperará que pasará algo distinto.

Era su destino, él tendría que casarse con ella para poder volver a la normalidad. Dudaría que Lotte entendiera mis sentimientos hacia Naveen.

Sigilosamente me escabullí tras ellos y me escondí tras una columna para poder escuchar más de la conversación.

—Pero antes de hacerlo, prometame que le ayudará a Tiana para que pueda conseguir su restaurante,  le hice una promesa y no deseo romperla; porque ella —. Asombrada corte mi respiración. La promesa, la recordaba, creí que cumpliría su palabra al decir que no haría nada por mi restaurante, cuando estuvimos a punto de morir en aquel pantano lleno de cocodrilos.—Ella es mi Evangelyn.

¿Qué? ¿Su Evangelyn? Era imposible, yo no podría serlo. No soy Lotte. Ella es bella, muy rica, un tanto caprichosa, pero tiene una personalidad que volvería loco a cualquiera en tan solo mirarlo.

Yo, yo no soy como ella. No soy bella, mucho menos rica y... Jamás he tenido una cita. Creo que he ocupado ese tiempo matandome por reunir el dinero para abrir mi restaurante que lo he dejado pasar y no he podido vivir mi vida cómo debería de ser.

—Lo que tú digas terroncito, ahora... Pon esos labios pan con miel —. Lotte estaba lista para besar a Naveen, pero... Yo no quería que lo hiciera.

Vi como se inclinaba a él, pero deseaba que se detuviera antes de que fuera tarde. Así que me arme de valor y salí de mi escondite.

—¡No lo hagas! —grite sin pensar.

Lotte abrió los ojos y Naveen volteó a verme. Me sonroje como nunca lo había hecho en la vida.

—Tiana —dijo Naveen acercándose a mi, podía notar que estaba sorprendido al verme ahí.

—¿Tiana? —Pregunto confundida Lott y un poco sorprendida igualmente.

—No puedes hacer esto. No pienso dejar que lo hagas —Dije tomando su mano con la mía, mientras mi corazón latía a mil por hora y mis nervios estaban a flor de piel.

—Debo hacerlo Tiana, solo si se realizará tu sueno —Recalcó apretando mi mano, mientras sus hermosos ojos cafés me observaban con ternura.

Soltó mi mano y se dirigió hacia Lotte, la cual había estado observandonos todo ese tiempo.

—Mi sueño —susurre para mí. —Mi sueño no estaría completo —dije alzando la voz para que él se detuviera y me escuchará. —Mi sueño no estaría completo si tú no estás en él —solté sin darle más vueltas al asunto.

Noté como se detuvo, pero seguía dándome la espalda.

—Yo...Te amo Naveen —. Sentí como se me quitaba una gran carga de encima, pero mis mejillas comenzaron a ponerse calientes y ni hablar de los vuelcos en mi estómago al decir eso.

Giró hacia mí y me miró, sonriendo como tonto. Esa misma sonrisa que lo delataba siempre que estábamos cerca el uno del otro.

Rápidamente se acercó, de nuevo, hacia mí y me abrazó con fuerza.

—Esto es... —Lotte se sorbió la nariz. Hasta cierto punto, olvide que estaba ahí, —Esto es muy hermoso. Siempre habiamos escuchado historias maravillosas sobre pincipes y finales felices, pero solo eran cuentos Tia, pero, ahora tú has encontrado el amor real y tú propio final feliz. Y me siento tan orgullosa de ello. —Limpio unas cuantas lágrimas que salían de sus ojos y sonrió, como la Lotte amorosa y bondadosa que yo siempre había conocido. —¿Sabes qué? Lo besare, Tia, por ti, no habrá matrimonio.

Amaba su entusiasmo, tan característico de ella, así como su lealtad y su magnifica comprensión. Seguidamente tomó a Naveen en sus manos y lo acerco a sus labios.

Estuvieron a punto de besarse cuando las campanas de la iglesia comenzaron a sonar, anunciando que ya era medianoche. El reloj marcó las doce y el tiempo ya había llegado a su fin; ya no podíamos hacer nada.

—¡Oh no! Creo..creo que el reloj se adelantó un poquitín —expreso nerviosa y beso a Naveen rápidamente,  al ver que no funcionó lo intento una vez más, y otra y otra y otra y otra, pero fue en vano; Naveen seguía siendo un sapo y yo también.

Esa era nuestra última esperanza y se había ido. Todo pasó muy rápido pero al parecer el tiempo, literalmente, no espera a nadie.

—Yo de verdad..de verdad lo siento Tia —dicho eso, Lotte rompió a llorar y corrió lejos de nosotros.

Lamentaba todo lo que pasaba y me dolía no poder volver a ser humana, sin pensar que también lamentaba no poder volver a ver a mi madre y poder abrazarla.

—Esta bien Tiana, no estés triste —Dijo Naveen levantando mi rostro con sus manos —Yo estoy aquí, contigo —. Sonrió y me abrazó nuevamente.

—Lo sé —suspiré, rindiendome y aceptando lo que pasaba —en cuanto esté contigo, sé que estaré bien.





La princesa y el sapoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora