El Hombre Sombra

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<<NARRA NAVEEN>>

Estoy divirtiéndome al máximo, las personas de Nueva Orleans son tan amigables, todas sonríen y disfrutan el sonido del Jazz provocado por estos magníficos instrumentos.

- ¡Eso es Peter! Sigue bailando - le dije al chico que bailaba junto a mi, mientras las personas a nuestro al rededor, reían y aplaudían muy alegres - Esto es lo mejor.

La magia de la música hacia que mis sentidos se aceleraran y que mis pies saltaran y se movieran solos. No sé por qué no vivo en este lugar. Apenas es mi primer día y ya me invitaron a una fiesta.

- ¡Señor!- oí una voz lejana ¿Qué sería? - ¡Señor! ¡Majestad! - "Ah si, Loreens"

La música aumentaba y el volumen era aun más intenso, hacia explotar tus emociones y sentimientos en una forma inexplicable que te hacia moverte por instinto.

- Ah, Señor, Eh Majestad - digo Loreens al llegar a mi lado - lo he estado buscando por todas partes - comento de forma que yo le pusiese atención.

- Ah si, baila pequeñín.

- Señor ¿escucho lo que dije?

- Claro que si Loreens y es una gran coincidencia porque... - me distraje con unas chicas muy lindas que sonreían detrás del enano de Loreens, las salude con la mano y la sonrisa mas simpática que tenia, o eso creía.

- ¿Por qué es una coincidencia? - escuche la voz de Loreens de nuevo.

- ¡Ah si! Es una gran coincidencia porque yo que estado evitándote por todas partes - y reí a carcajeadas.

- Majestad ya es tarde.

- No, apenas son las cuatro de la tarde.

- Hora, en la que ya deberíamos estar en... - saco una pequeña libreta. ¡Ay, este hombre si que es organizado! - la mansión Lavoud; si tomamos un taxi ahora mismo llegaremos a tiempo para relajarnos un rato y después prepararnos para la fiesta - tomo mi mano y el equipaje, como pudo, y me halo fuera de la fiesta nómada que habíamos creado.

- Loreens espera- solté mi mano - primero quiero invitar a todos a beber algo - grite.

- Explíqueme con qué pagara todo eso. El viaje hasta aquí no fue barato, sus ahorros son pocos y déjeme recordarle que sus finanzas de parte de sus padres están bloqueas. - habló el aguafiestas.

- Si pero... - insistí.

- Tiene dos opciones, recuerde - comienza de nuevo - casarse con una joven rica, que le demuestre a su padre que esta listo para ser rey o consigue un empleo y demuestra ser merecedor, con su esfuerzo, de esa corona.

Vi un hombre, como de cuarenta años que tenia un horrible empleo recogiendo los excrementos de los caballos de los carruajes.

- Listo vamonos. - me volvió a halar.

- Esta bien, pero antes bailemos - tome al gordo Loreens de una mano y lo metí de vuelta a la fiesta nómada a bailar. con su resistencia y mi insistir el torpe se tropezó haciéndome caer y a él sobre mi. Era una gran escena tan tonta que me hizo carcajear hasta el cansancio.

- Ya quítate de encima - le dije, luego de notar que me faltaba el aire por reír mucho, pero antes de que alguno de los dos se moviera, apareció frente a nosotros un simpático hombre, con un gran sombrero negro de terciopelo, un traje muy elegante negro, igual que su bastón; parecía muy joven para tener necesidad de depender de un bastón, tal vez era parte de su atuendo.

- Caballeros - nos llamo.

Tire a Loreens a un lado, quitándomelo de encima y este gentil caballero me extendió su bastón para volver a ponerme de pie.

La princesa y el sapoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora