Mi sueño hecho...¿Realidad?

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Narra Tiana

—Hola papá, lamento no haber venido el día de tu cumpleaños. Sabes, estoy pasando por una especie de sueño extraño; pienso llamarlo así ya que todo en este sueño ha sido malo hasta el punto de alejarme más de mi objetivo.

La discusión con Ray me molestó  tanto; su tonta forma de dirigirse a una simple estrella, era algo absurdo. Perdile un deseo a una estrella jamás haría que los sueños se hicieran casualidad. Charlotte ha tenido suerte, son puras coincidencias de la vida y gracias a ello le ha adjudicado esa suerte a esa estrella inútil.

—Estuve tan cerca de lograr mi sueño padre y ahora todo está perdido; te extraño papá y desearía que estuvieras aquí. No he podido imaginarme cómo ha de estar mamá con todo esto, mi repentina desaparición y mi ausencia hace que me ponga a pensar que estará pasando en el mundo humano. Mamá siempre deseo que encontrará el amor —sonreí en un suspiro mientras recordaba un momento en que estuvimos dentro del local que se convertiría en el restaurante que tanto había anhelado. Sus palabras revisaron en mi cabeza en ese instante: Yo quiero que me des nietos. La melancolía me invadía y pronto las lágrimas desbordaron por  mis mejillas. —Creí haberlo encontrado Papá, pero al parecer él solo deseaba el dinero. Nunca pensé que sería tan cruel y vil como para hacerme esto.

En se momento la voz de Ray interrumpió mi escueta conversación con la tumba de mi padre.

—¡Tiana! —su voz, ahora más cercana, me hizo salir de mis pensamientos. Secándome las lágrimas, le di la espalda.

—Ray no estoy de humor —exprese, deseaba estar sola mayormente, no pensaba en seguir discutiendo por una tontería como el amor.

—Necesito tu ayuda. Naveen está envuelto en una especie de hechizo. —menciono tras de mí.

Era algo obvio.

—Eso ya lo sé, y es por eso que yo también estoy convertida en esto. Una criatura verde, pequeña y muy horrenda.  —despreciaba en esto que me había convertido, aunque los recuerdos felices que tuve no trataría de borrarlos. Son especiales para mí, aunque para él ya no lo sean.

—No linda, no es eso, tu no eres horrenda, al contrario eres maravillosa. Pero el hechizo es mucho peor. Fui a buscar a Naveen luego de que discutiremos y me encontré con una gran sorpresa, hay dos príncipes Naveen: uno es un sapo y el otro es humano, no sé qué es esto —expreso, en ese momento voltee para ver qué traía consigo. Era una especie de cachivache. Ya había visto uno antes , como ese, creo que lo tenía el joven adinerado de la calle Cronsville, cerca de donde vive Charlotte; —pero al quitárselo el Naveen sapo al Naveen  humano, este se convirtió en un gordo feo y canoso.

En ese momento el amuleto emitió un brillo singular, un brillo como el que nunca antes había visto. Dejandome un poco cegada por el mismo.

—Toma esto, y no dejes que nadie más lo obtenga hasta que sepamos cómo destruirlo y volver todo a la normalidad. — Dándome el pedazo de madera me dio la advertencia de no dejar que nadie más lo posea. Era probable que fuera demasiado peligroso, no terminaba de comprender todo este drama cuando:— ¡Ahora corre linda, corre! —Empujamdome para salir de ahí, puesto que podía sentir que algo nos asechaba a nuestro alrededor captaba sombras poco visibles a mis ojos, pero presentía una maligna escénica que me volvía los pelos en punta.

Corrí sin ver hacia atrás, escabullendome entre las lápidas más cercanas, para poder escapar de esas malas presencias; deje solo a Ray pero el temor fue más rápido y no pensé en que podría afectarle a él cierta acción mía.

No tarde mucho en huir cuando un hombre alto de buen vestir con un largo baston que llegaba hasta sus caderas y un enorme sombrero de copa larga me encerró con muchas sombras a mi alrededor, ahora podría verlas y eran muy tenebrosas

—¿Y tu quién eres? Aléjate de mí. —No emitió palabra alguna, sólo sopló un extraño polvo sobre mí y sentí un cambio raro en todo mi cuerpo;  pronto vi todo a su altura.

Algo había cambiado, el suelo estaba más lejos de mi cabeza y fue ahí, en que supe que mi cuerpo había cambiado. Miré mis pies y mis manos, era la misma Tiana de antes. Volvía a ser una humana.

A mi alrededor todo cambio dejandome ver, así, un hermoso restaurante con destellantes paredes doradas y candelabros de cristal muy bien tallados. Mesas repletas de personas, felices por estar ahí. La música era asombrosa, dirigí mi vista hacia una estancia del salón, en la cual personas talentosas tocaban tan hermosas melodías y alegres tonadas. Uno de los músicos se encontraba de espaldas pero con el entusiasmo en que tocaba su pequeño ukelele llegue a pensar que se trataba de Naveen.

Estaba dentro del restaurante que tanto había soñado, tal y como lo había soñado y todo era exactamente como yo pensaba hasta mi ropa cambio y era espectacular.

—¿Naveen? —susurre para mí misma, alegre ante la idea de que él estuviera ahí. El músico giro no obstante, según lo había visto en la carroza junto con Lotte, no era él.

—Linda vista ¿no Tiana? Este lugar es hermoso; quién diría que tienes ideas tan asombrosas. —Al oír su voz, dirigí mi vista hacia el lugar de donde provenía.

El mismo hombre de traje y sombrero alto de copa se encontraba en ese lugar que no sabía diferenciar si era una ilusión o en verdad estaba pasando.

—Debo admitir, cuando sueñas lo haces en grande y esto no es la mi excepción. —su andar a mi alrededor causaba escalofríos

—Ya se quién eres hombre sombra —Amenace con el poco valor que tenía.

Conocía historias acerca de su persona, más tenía la fortuna de nunca haberme topado con él y su "trabajo", el cual consiste de darle a la gente lo que quiere pero él siempre tiene un az bajo la manga con la que te puede perjudicar. Todos sus hechizos tienen dos partes: la que tú quieres y la que él quiere. Es muy peligroso tratar con él si no sabes en qué es te estás metiendo.

—Tu engañas personas y les robas su dinero con tu magia barata.

—Mi reputación no es algo que me tenga sin cuidado querida Tiana; si ser un sapo te parece magia barata, entonces creo que el seguir siendo un horrenda creatura verde y pequeña no te es indiferente. —Dijo tomando de su copa, retomando las mismas palabras que le dije a Ray.

—¿Que te hace pensar que quiero seguir siendo un sapo? Quiero mi vida de vuelta. Devuélvemela. —exigí.

—Te la daré, si tan solo tú me das ese viejo talismán. Yo te daré tu antigua vida, antes de que conocieras a Naveen, y tuvieras la desaprobación de todos por cumplir tu sueño. Pero si me lo das, yo haré que todo eso cambié.

—¿Cómo? —cuestione con curiosidad.

—Solo piensa en que yo podría hacerles ver a aquellos ingratos que se han burlado de ti, lo mucho que puedes llegar a triunfar.

La princesa y el sapoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora