No lo permitiré

266 14 0
                                    

Narra Naveen

—Recuerda el plan: Besar a Charlotte y seras un verdadero príncipe. No más Loreens. —.

Era incómodo, el espacio reducido del cofre me afixiaba. No podía pararme, la única solución era estar sentado sobre mis piernas.

La poca luz que entraba por la cerradura de la llave era confortante, pero eso no quitaba mi delirio por salir de ahí.

—Iré a buscar... iré a buscar a los chicos. 

Al alejarme de ella, concluí que no podía proponerle matrimonio. No quería hacerla sufrir, cumplir su sueño era lo único que me llenaría este vacío. Mi padre nunca dijo que me enamoraría de la persona con quien me casaría. Es algo típico en la realeza. Las personas se casan por interés y no por amor. Pero a Tiana es diferente. A ella sí la amo y me encantaría casarme con ella, mataría por hacerlo.

Estaba decidido a buscar a los chicos para terminar mi promesa. No pude decirle completamente lo que sentía pero al menos, mi corazón estaba tranquilo. Ahora ella lo sabía.

Sin más, una fuerza bruta me rodeo  dejandome sin aliento y resistencia para defenderme. No podía moverme, no podía gritar y en cuestión de minutos estaba ante los pies de Fassieller.

—¡Oh Tiana! —suspiré con pesar. Saber  nunca volveré a ser humano, nunca volveré a ser el príncipe Naveen. Nunca volveré a ver a mis padres, ni a Tiana. —Lamento que nunca podré cumplir tu sueño. 

Un golpe en la cabeza y el ajetreo del cofre me hizo escuchar lo que decían fuera.

—No lo eches a perder Loreens. Confío en ti. Serás grande si lo haces bien. Nunca más volverá Loreens, solo  el príncipe Naveen y el torpe sapo que llevas ahí no volverá a ser humano nunca más. Todo el poder será para ti y todo te pertenecerá —. Rió Fassieller .

Cómo podía estar pasando esto. Hace tres días éramos muy buenos amigos. Loreens y yo éramos como hermanos ¿ahora que pasó? Este viaje fue un error, si no lo hubiera arrastrado a esto él sería el mismo.

Fui yo quien se dejó llevar por la ambición y la lujuria de las elogiables palabras de Fassieller y ahora estoy pagando las consecuencias. Todo sería como antes si no hubiera decidido eso. Pero, de no ser así jamás hubiera conocido a Tiana. Ella es asombrosa. Y me ha vuelto alguien nuevo. Es lo que más me encanta de ella.

—Lo siento Loreens, yo te arrastré a todo este caos —. Cerré mis ojos y no pude contener las lágrimas que se desbordaban por mis mejillas. —Lamento este espantoso final. Lamento cada decisión esporádica que tome en mi vida; pero, lo que más lamento en estos momentos, es que estoy solo; sin Tiana, sin mis amigos, sin mis padres. Sin mi...sin mi hermano —. Me hundí en mi llanto hasta saciar mi pesar.

Extrañaba a mi hermano mayor. Era mi mejor amigo. Sea donde sea que estuviera le debía mi perdón porque no merecía el castigo que recibió por hacerse cargo de las consecuencias de mis travesuras. Amo a mi hermano y lamento mucho haberlo lastimado tanto.

Un movimiento brusco me hizo parar de llorar y lamentarme, al escuchar que era hora de la boda.

«No, no, no , no. No puede ser. ¿Cómo voy a impedir que esto ocurra?»

—Principe Neveen, llegó la hora —, comentó Fassieller con malicia en su voz.

—Por fin hoy, todo cambiará.

Pronto pude ver, por la pequeña cerradura, las botas de Loreens. Estaba parado sobre muchos pétalos de rosas y margaritas. Junto a él, unos bellos zapatos de tacón con un ostentoso vestido yacían en escena. Era la señorita Charlotte. Nunca la había visto y lo único que veía ahora eran sus pies.

«Vamos Naveen concéntrate, piensa en como salir de aquí»

Un movimiento lento y continuo nos movilizaba, el olor a gas llegó hasta mí y pude saber que estaba en un vehículo en movimiento.

Minutos más tarde el padre comenzó a dar un largo sermón.

Escuchaba mucha algarabía afuera. ¿De qué se trataba todo eso? Era mucho ruido para una simple boda. Música de Jazz, resonaba por los alrededores y el sonido de los fuegos artificiales se hacía presente.

—En este día del festival del Martigra, deseamos unir a estas dos almas valerosas que quieren compartir su vida juntos para siempre —. Eso explicaba todo el alboroto. Era el festival. Del cual todos hablaban en cuanto llegamos aquí. Todo el mundo estaba emocionado por este día, incluyéndome, pero ahora que estoy, aquí encerrado, en una boda que no es la mía y convertido aún en un sapo, me daba la impresión de que no pertenecía a este lugar.

Los votos de los novios no se hicieron esperar. Al parecer ambos deseaban que la boda concluyera pronto y presumir su matrimonio ante todo el mundo.

—Por favor, estos dos se separaran dentro de dos meses —. Musité para mí mismo mientras empujaba la parte superior del cofre, en un vano intento por abrirlo.

—Si alguno de los presentes tiene algo que decir, con el fin de que está pareja no merezca estar junta, que hable ahora o que calle para siempre.

—¿Uh? —Eso me hacía pensar y que tal si... —¡Yo. Yo me opongo rotundamente! ¡¿Alguien me escucha?! ¡Él no debe casarse. Él no es el verdadero príncipe Naveen! —grite y golpeé a fin de que si alguien me escuchase pudiera liberarme. Luego de golpear y sin recibir ayuda alguna del exterior reduje la fuerza de mis golpes, todo era en vano.

—Capi. ¿Eres tú? —De pronto reconocí una voz fuera del cofre.

—¡Ayuda! ¡Ray ayúdame, sácame de aquí! —,grité nuevamente.

—¡No te escucho te sacaré de este cofre!

Sin mas, dentro de pocos minutos estaba libre; voltee hacia Loreens y estaba a punto de besar a la chica. No pensaba quedarme como un sapo para siempre.

—¡No! —, y me lancé sobre él, para impedir que el hechizo se concluyera.

Me aferre a su cabeza con tanta fuerza que en su afán de liberarse de mí agarre rodamos carroza abajo.

Me tomo entre sus frías manos y me llevo hasta el interior de una iglesia cerca en donde el festival se detuvo.

—¡Sueltame Loreens! —Ordené con autoridad. Después de todo seguía siento el príncipe.

Ante la ausencia de una posible respuesta, mientras nos adentramos más a la iglesia, forcejeaba más por liberarme de su agarre.

—¡Loreens, te ordenó que me bajes de inmediato! —Espete con enojo.

Estaba harto de este juego. Daría lo que fuera por que todo fuera como antes.

—¡Loreens! —lo llame con potencia en mi voz.

—¡No Naveen! —contesto, por fin, mirándome a los ojos. —Ya no más de Loreens aquí, Loreens allá. Tus días de darme órdenes se han terminado. Ya no obedecere a lo que me pidas nunca más. Ahora soy yo quién dará las órdenes aquí....

—¡Callate y regresa allá. Tienes que terminar con el plan. Ve y besala! — Interrumpió Fassieller tras mi lucha constante por escapar de sus garras.

En ese momento, entre tanto ajetreo, Pude observar el amuleto en su cuello.

En minutos Ray apareció en la sala y comenzó a maldecir y a volar alrededor de ambos villanos. Aproveche los segundo de distracción para tomar el amuleto y golpear a Loreens en la cara para así poder escapar.

Mi plan funcionó a la perfección, él regreso a su forma habitual, pero en el momento de caer al suelo y echar a correr Fassieller me atrapó.

—¡Ray! —lo llame, lanzando el amuleto hacía él.

—Lo tengo.

—¡Corre! —grite antes de que me encerraran nuevamente en la caja de madera.

—No se te ocurra, dejarlo escapar —Escuche la voz amenazante de Fassieller.

Nuevamente estaba encerrado, pero al menos Ray escapó con el amuleto. Espero que no lo recuperen pronto o será completamente mi fin.


La princesa y el sapoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora