Ya estoy cerca

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<<Narra Tiana>>

La mañana ha sido algo cansada, al parecer muchas personas han querido venir a este local a desayunar.

Conozco a muchos, como al general Carrillo del pequeño grupo militar en el cual trabajaba mi padre; el periodista Dan; Morris, la cajera de la tienda de zapatos, justo en frente del local, etc. Todas, buenas personas trabajadoras que viven su vida realizando su parte en este mundo, y tal vez algunos que estén realizando su sueño al hacer lo que les gusta.

- Hola Tiana - oí una voz gritarme desde el otro lado del salón, Eran unos amigos, ex compañeros de la escuela, siempre venían a comer aquí.

- Hola - me acerque y les serví café a cada uno. Y ahí estaban, Gina, Lucas, Trevor, Lucia, José y Matías; todos como siempre comiendo huevos fritos a la francesa, la "especialidad" del chef Marcos - ¿Qué tal todo?

- Muy bien, queríamos preguntarte algo - contesto Gina cortando un poco de huevo.

- Sí dime - contesté atenta.

- Otro café por aquí Tiana - dijo Dan, el periodista, extendiéndome la taza. Le serví, mientras escuchaba toda la habladuría de Trevor.

- Ya chicos, Tiana, queríamos saber si te gustaría ir a bailar con nosotros - dijo Lucia.

- Oh chicos - dije tristemente. Ellos sabían que no puedo darme esos lujos por ahora, debo trabajar mucho para mi restaurante - Saben que tengo dos pies izquierdos - la misma excusa de siempre. Tome una servilleta y se la extendí a una pequeña, en una mesa al lado de ellos - además sigo trabajando para...

- Obtener tu propio restaurante - dijo Lucas - Siempre es así. Yo quería invitarte a salir hoy.

A lo lejos un plato se cayo y se quebró.

- Jim, qué te sucede - escuche gritar a Marcos.

- Nada, lo-lo siento, yo lo limpiaré - oí decir al lavaplatos.

- Así que ¿qué dices? - oí a Lucas otra vez.

- Lo siento chicos...

- Nena todo el tiempo estas trabajando - dijo Gina al final.

- Tal ves otro día - me disculpe y camine de vuelta a la cocina.

Alcance a oír los murmullos del porqué no iría y que nunca me divierto; replicas, replicas y más replicas, era lo de siempre.

- ¿Sigues pensando en ese restaurante tuyo? - dijo Marcos.

- Claro, ¿qué le pasó a ese plato?

- Se me resbaló - dijo Jim recogiendo los pedazos y gracias a que el inteligente estaba distraído, se corto con un pedazo roto - ¡Au! - exclamo llevándose el dedo directamente a la boca.

- ¡No! No hagas eso... Deja... ah - suspiro -  sólo lavate el dedo ¿si? - dije mientras escuchaba el agua caer, los huevos friéndose en el aceite y las charlas tontas de Marcos.

- Solo te digo Tiana, nunca lograras reunir el dinero suficiente para sacar tu propio restaurante - dijo cruzándose se brazos.

- Muy bien - dije tomando una charola y colocando en ella el plato de comida, una taza y sirviendo el café - en primera, ya me estoy acercando mucho, en segunda los huevos se queman y en tercera ¿Donde esta mi desayuno? - tomé la charola y camine hacia la mesa donde me pedían la orden. En ese momento entro por la puerta el padre Charlotte. Hombre con mucho dinero, lleno de vida, siempre ocupado en sus cosas, pero nada de eso le impedía ser amable con la gente de bajo nivel económico.

Cierto día lo vi, comprando un periódico a Josh, un niño huérfano, y le dio mucho mas dinero de lo que costaba ese periódico. Ha donado mucho dinero a escuelas, orfanatos, hospitales y incluso asilos, y por eso Nueva Orleans no esta tan acabado como podríamos pensar.

- Buenos días Señor Lavoud - salude.

- Buenas días Tiana.

- Felicidades por ser nombrado el rey del Martigra.

- ¡Oh! Gracias, la verdad me tomo por sorpresa - dijo guiñandome un ojo - por quinto año consecutivo - dijo entre carcajadas.

Camine hasta la cocina y saque un plato de Begnes los mejores postres del barrio francés.

- Tiana podrías traerme... Si, exacto - dijo cuando vio el plato de Begnes frente a él.

Los Begnes son un postre hecho de harina, rellenos de mermelada de fresa y con glaseado de azúcar. Son deliciosos y por ello es lo que viene el Señor Lavoud.

- ¡Tia! Tia.... Tia... - grito Lotte al entrar por la puerta y corrió directamente a mi y me abrazo muy fuerte.

- Hola Lotte - dije devolviendole el abrazo.

- Tengo muy buenas noticias - dijo caminando hacia donde se encontraba su padre, halo una silla y se sento - el príncipe Naveen, de Maldonia, viene a Nueva Orleans ¡Ah! - grito mostrando el periódico, lo observe y verdaderamente los periodistas son rápidos - dile lo que hiciste papi, ¡dile!

- ¿Oh! si, invite...

- ¡Papi invito al príncipe a nuestro baile de hoy! - interrumpio Charlotte a su padre - ¿no es divino Tia? y dile que mas hiciste papi... ¡dile por favor! - trato de contener su emoción.

- Va a quedarse... - comenzó el padre de Charlotte.

- Va a quedarse... - interrumpió una vez más, pero ella también fue interrumpida cuando en su boca yacía un begnes.

- Va quedarse con nosotros como invitado de honor - lo dijo lo mas rapido y entendible que pudo para que Lotte no lo interrumpiera de nuevo y un suspiro salió de su boca al ver que habia logrado su cometido.

Lotte movio su cabeza emocionada en señal de aprobación, ya que su boca todavía masticaba ese begnes.

- Que bonito Lotte - dije tomando otro plato con begnes y camine hacia ellos - ¿sabes? Mi madre siempre dice - y retire el plato vacío de la mesa - que el corazón de un hombre se conquista - y coloque el plato nuevo, con begnes recién preparados - consintiendo su estómago - y le di unas palmaditas al estómago del señor Lavoud.

Camine de nuevo a la ventana del servidor y oí a Lotte gritar de nuevo.

- ¡Ya sé! - chillo y robo el begnes de la mano de su padre.

- ¿Ah? ¿Y ahora que paso? - preguntó su padre.

- Vas a preparar tus Begnes atrapa hombres para mi baile de hoy - dijo mostrándome el Begnes.

- Si, pero...

- No, no, no, nada de peros - le devolvió el begnes a su padre y sacó la billetera de su chaleco - Permiso papi - y sacó una gran cantidad de billetes, corrió hacia mi y me lo dio de golpe emocionada; tuve que recoger algunos billetes que se me caian de las manos, esto me tomo por sorpresa - ¿Esto será suficiente? - preguntó con una gran sonrisa en su rostro.

- Claro, es más que suficiente, gracias - dije feliz y estreche los billetes contra mi pecho - por fin lo logre, al fin lograre abrir mi restaurante.

Se escuchó un plato caer, de nuevo, y algo me dice que Marcos ha dejado quemar los huevos otra vez ya que huele algo mal.

- ¡Ay Tia! este dia sera genial. El principe sera mio - Lotte corrió a la puerta y empujó a su padre por ella - y te aseguro que no dejaré que se me vaya - dijo orgullosa antes de cerrar la puerta tras de sí.

Movi mi cabeza de un lado a otro con una sonrisa comprensiva ya que Lotte esta obsecionada con este príncipe que apenas llego esta mañan.

- Y ahora ¿qué sucede alla adentro? - grite caminando una vez más a la cocina, no era ni medio dia y ya me sentía agotada de tantas emociones.

La princesa y el sapoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora