Capítulo 18: Te dije que no hicieras nada

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Corría, no tenía tiempo que perder después que Kayn dejara de contestarle el teléfono, la lluvia le golpeaba el cuerpo con insistencia, tan fuerte que si no fuera por lo rápido que corría, se sentirían como piedras cayéndole encima.

Abrió la puerta del dormitorio de golpe, dejando grandes charcos a medida que a avanzaba y tan pronto llegó a la habitación hizo exactamente lo mismo, entrar sin golpear ni avisar.

—. ¡Phel! — gritó al abrir la puerta, empapado en lluvia, sudor y miedo, su vista estaba borrosa, estaba demasiado agitado como para ver con claridad, pero podía distinguir dos siluetas, una tendida en la cama, y otra abalanzándosele encima con rabia.

—. ¿¡Qué mierda pasó?! — le gritó Kayn tomándolo del cuello, enojado, con el seño fruncido, juzgándole con insistencia.

—. ¿Esta bien? — preguntó Sett preocupado.

—. ¡Por supuesto que no! — contestó Kayn, directamente y sin sarcasmo, con su ojo rojo más brillante por la ira. — , ¡No sé que demonios le pasa! — Sett lo apartó, necesitaba ver qué sucedía por si mismo, se acercó a Aphelios quitándose a Kayn de encima, y lo vio agitado, luchando por respirar, quejándose, como si tuviera la garganta cerrada y algo presionándole el pecho, estaba sufriendo, rojo e invadido en fiebre.

—. Phel... — murmuró preocupado, con la voz rota y desesperada, buscando algo, alguna idea o cosa que lo ayudara en su agonía, volteo a ver a Kayn, impotente, sin saber que hacer, pero Kayn estaba igual, perdido y preocupado, sin saber que demonios pasaba. Se acercó a Aphelios, revisándolo por encima, tanteando su fiebre.

—. ¡No te quedes ahí, trae algo para enfriarlo! — le exigió, buscando alguna solución al problema que tenían en frente.

—. ¡Traje hielo! — grito Akali al entrar por la puerta. — , ¿cómo sigue? — preguntó agitada mientras tomaba la toalla que tenía cerca para enfriar a Aphelios.

—. Igual, incluso peor. — aseguro Kayn frustrado.

—. No puede ser... — dijo Akali en un hilo de voz. — ¿qué hacemos?, ¿llamo a Caitlyn? — sugirió.

—. Ni lo pienses. — le murmuró entre dientes — , solo empeorará las cosas. — le aseguró sin verla a los ojos, pensando en que debería hacer con Aphelios, gruñó entre dientes cansado de pensar — ¡Necesito que me digas que pasó! — grito Kayn en dirección a Sett, mientras monitoreada sus signos vitales en una pequeña tablet que le había puesto cerca.

—. Yo... — dijo en shock, sin comprender totalmente la situación en medio de los gritos, los quejidos y la culpa que le invadía por dentro. Sonó su teléfono antes de que pudiera seguir: era Jayce. —. ¿¡qué pasó?! — grito desesperado al celular. — ¿¡cómo sigue?!

—. ¿Cómo sigue...? — murmuró Kayn sorprendido al oir a Sett hablar por teléfono.

—. ¡Hago lo que puedo! — le contesto Jayce con fuerza. Kayn corrió y le saco el teléfono antes que Sett pudiera impedírselo.

—. Jayce, ¿cómo está ella? — preguntó tan pronto tubo el teléfono en la mano, Sett estaba seguro que Kayn no había puesto atención al nombre en la pantalla, pero tan pronto lo escuchó nombrar a Jayce supo que no necesitaba decir nada, él ya había averiguado lo que necesitaba saber.

—. Así que pasó de nuevo... — suspiró Jayce molesto al oir la voz de Kayn.

—. Eso parece. — y le dirigió una mirada fulminante a Sett mientras colocaba la llamada en alta voz y se acercaba a Aphelios. —. ¿Cómo esta?. 

—. Pálida, le cuesta respirar, no se mueve casi y está helada. — contestó Jayce sin perder mas tiempo. — , ¿y él?.

—. No puede respirar, parece que se le cierra la garganta, se queja por el dolor y está ardiendo en fiebre. — respondió Kayn, volviendo su vista a Aphelios. Ambos hicieron silencio un momento.

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