El estruendo era tan fuerte como siempre, el ambiente tan pesado y la euforia tan densa como podía esperarse. Garen lo había regañado por llegar tarde y cuando notó su ligero olor a alcohol contuvo su impulso de quitarle la borrachera de un puñetazo.Incluso para Sett había sido difícil llegar, no solo porque estuviera mareado, sino por la cantidad de público yendo a la arena, el rumor de verlo pelear se propagó como pólvora en solo unas horas bajo una promesa que no había hecho; querían verlo pelear y él claramente no estaba en condiciones para hacerlo. Que Sett no peleara en la arena no era un problema, eran muy raras las ocasiones en las que él aparecía en el ring, generalmente solo observaba las peleas desde su trono, monitoreando que todo fuera en orden mientras Darius y Garen manejaban a los desubicados que gritaban para provocarle.
Pero esta vez eso no iba a funcionar.
Había tantas personas que a duras penas podían moverse entre la multitud, incluso la puerta trasera por la que solía entrar estaba rodeada por chismosos intentando escabullirse por ahí, era un caos completo, y lo peor de ese caos, era que en cualquier momento podría estallar.
—Hasta ahora todo va bien, pero no sé que tanto más podamos distraerlos. —dijo Garen, viendo con atención la reacción del público a la pelea.
—Has que Darius sea el siguiente, con eso debería bastar. —dijo Sett, recostado sobre la silla.
—Quieren verte a ti. —le recordó Garen.
—Que esperen, quiero oírlos rogar. —respondió.
No es que estuviera aburrido al ver tanta gente, o que el alcohol le haya bajado el ánimo; no, él era el protagonista, él era la atracción principal, y si todos ellos estaban ahí por él, iban a acomodarse a sus reglas.
Respiró hondo inflando su pecho con el aire viciado del ambiente; el sudor, el calor, la sangre, los gritos y la euforia corriendo entre los muros. Era excitante, tanto que era el quien tenía que contenerse para lo salir a pelear. Apretó el puño contra el brazal del trono en lugar de tronarse los nudillos, tomó agua de una copa cristalina de un trago y sintió como bajaba fresca por su garganta antes de alucinar con un sabor a hierro que no estaba presente, el ritmo de un tambor retumbando contra sus cuerpo hizo crecer en él más la euforia y ante un grito desgarrador del público saltó a la arena.
—Me toca. —rugió, y en medio de los gritos de apoyo docenas subieron a la arena con la intensión de derrotarlo.
«Pobres idiotas» reía para sí cada vez que mandaba un contrincante a volar.
~
No recordaba la sensación de los músculos agotados, el ardor bajo la piel y la molestia al intentar estirar; dolía, pero como le gustaba ese dolor.
Lo poco que podía considerar resaca era ligero dolor de cabeza por levantarse tan pronto de la cama, no sabía que hora era, tampoco pensaba averiguarlo, solo sabía que era tarde pues Aphelios ya no estaba en la habitación. Se alistó y fue camino al comedor, con la esperanza de encontrarse aún el desayuno o justo a tiempo para almorzar.
Ya después de comer se dispuso a llenar su tiempo libre con planes que no tenía. Al final decidió descansar al aire libre, con el sol calentando su cuerpo mientras él intentaba tomar un siesta debajo de un árbol con una gran sombra. Colocó sus manos bajo su cabeza, dejando el tiempo pasar.
—A dormir dónde lo trasnocharon, borracho. —dijo una voz burlona pateándole el costado.
—¿No deberías andar de niñera, Vi? —respondió Sett entre dientes sin abrir los ojos.
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Ceniza de luna
FanfictionAphelios es el mejor estudiante de la academia Labrys, y miembro del exclusivo Club de armas divinas, un día tras el entrenamiento la directora de la academia anuncia un festival en colaboración con otra academia, la escuela Durandal. Aphelios a sid...