Capítulo 19: Rabia

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Los truenos no dejaban de caer, no parecían tener intensión de irse, al igual que la tensión en la habitación, se quedaron en silencio tras oír la declaración de Caitlyn, todos parecían impactados, pero nadie comento nada al respecto.

Shen observó de nuevo el cuarto, está vez con curiosidad, buscando algo que le hacía falta.

—. ¿Dónde está el chico pelirrojo? — preguntó, notando su ausencia.

—. Fue a tomar aire. — respondió Kayn. Shen volvió a ver a todos los presentes, meditando que debía hacer.

—. Espero vuelva pronto, sin él será difícil obtener toda la energía que necesitamos — suspiró, intentando no llevarse la mano al rostro del cansancio. Caitlyn le vio intrigada, pero no fue ella quien preguntó en nombre de todos.

—. ¿De que hablas, Shen? — preguntó Akali. Shen miro de nuevo a Caitlyn, a esos ojos seguros y severos enrojecidos por las lagrimas, medito sus palabras con cuidado.

—. La energía que tienen es suficiente para que podamos llegar a un punto en el que pueda recibir una mayor carga. — comentó Shen mirando a Caitlyn, refiriéndose a ella como esa "gran carga". — Pero me temo que sin la energía de ese chico va a ser difícil que Aphelios se recobre por completo. 

Caitlyn agachó lentamente la mirada, con los ojos más llorosos, impidiendo que las gotas dejarán sus ojos, y Vi no podía hacer nada más que mirarla, sin poder limpiar sus lágrimas.

—. ...i .... Vi... ¡Vi! — la sacudió con suavidad Akali, viendo cómo todos los ojos se posaban en ella, giró su rostro a ver que pasaba, al parecer no había escuchado lo que dijo Shen.

—. ¿Está bien si empezamos contigo? — preguntó Shen de nuevo con amabilidad.

—. Si, si claro. — contestó por inercia, sin estar segura que había aceptado exactamente. Volteó a ver a Caitlyn preocupada.

—. Bien, vamos — suspiro Zed cansado — hay que empezar de menor a mayor si quieren verlo vivo mañana. — dijo abriendo la puerta saliendo primero, con Shen y Vi a sus espaldas, ella giró su cabeza una última vez para ver a Caitlyn, quien parecía morderse el labio de la impotencia, dejando una pequeña gota de sangre caer.


No veía bien, estaba recostado, pero no sabía exactamente sobre que, podría ser el suelo o una cama demasiado rígida, el aire era seco y aún podía oír el ruido de la lluvia caer afuera, pero no veía con claridad, al parecer aún debía acostumbrarse a la luz o el humo extraño que había respirado. Se levantó a tropezones, chocando con la cama y apoyando la mano en la pared para no caerse, le dolía la cabeza, le costaba mantenerse de pie, su mente estaba difusa, y tenía unas extrañas ganas de vomitar, le faltó el aire, se sentía mal, busco una esquina, chocó contra el excusado no muy lejos de donde estaba, sacando todo lo que le revolvía el estómago ahí.

Se limpio el labio, aún con el asqueroso sabor del vómito en la garganta, al lado vio un lavamanos y logro limpiarse mejor, tomó un poco de agua y se lavo el rostro, aún estaba mareado, pero al menos se sentía mucho mejor, y ahora, con la mente un poco más atenta analizó su situación.

Un maldito calabozo.

Concluyó al ver la habitación con la escasa luz que entraba por la diminuta ventana, estaba bastante arriba, pero él era lo suficientemente alto para ver por ella de un pequeño salto, se sostuvo como pudo del marco y observó hacia afuera, estaba en un lugar elevado, bastante elevado, se fijó a los alrededores, era difícil ver en la lluvia pero pudo ubicarse, seguía en Labrys, aún podía ver el bosque en las cercanías, eso lo tranquilizó, pero no mejoraba su situación.
La habitación no era muy grande, de paredes de ladrillo oscuro y doble puerta, una reja y otra de madera, se acercó y jalo de la reja para salir, un choque de energía le quemo la mano.

Ceniza de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora