Capítulo 34: Rojo Sangre

150 16 24
                                    


Caitlyn se imaginaba lo que iba a pasar una vez le quitaran la vía intravenosa y la dejaran moverse por su cuenta en la enfermería; buscaría a Jinx, verificarla que estuviera bien y acto seguido aplacaría los gritos de Vi preguntando por su hermana.

Pero en cambio la recibió el olor a alcohol y desinfectante mezclado con hierro, el sonido, el goteo sutil de la intravenosa, el ruido de los aparatos médicos conectados a Jinx para estabilizarla mientras Vi estaba sentada a su lado, despejando el cabello de su cara mientras el viento levantaba suavemente la cortina que las mantenía ocultas. 

—Quién fue. —dijo, consiente de la presencia de Caitlyn en el cuarto, sin intención alguna de verla.

Ella se quedó en silencio y tragó saliva con dificultad.

—Así que fue él. —respondió Vi por su cuenta, dejando un gruñido estancado en su garganta mientras la sombra de la cortina tapaba su rostro.

~


Debiste quedarte y esperar a que terminarán de tratar tu heridas.

—¿Tú lo hiciste?

Silencio.

Ahí tienes tu respuesta.—Se burló Sett.

Salieron de la enfermería pronto, tomaron algunas pociones y fueron bebiéndolas en el camino mientras sus heridas se regeneraban poco a poco. Aphelios tomó un sorbo de su botella de agua.

—¿Me das un poco? —preguntó Sett, con la garganta seca a pesar de estar bebiendo las pociones.

Aphelios le extendió la botella y bebió un largo trago.

—Dulce. —Le guiñó el ojo en un risa burlona, mientras Aphelios resoplaba una risa tomando otro trago.

Andaban rápido, tenían prisa de llegar a la siguiente pelea, Caitlyn iría a apoyar a Vi en su combate, mientras ellos irían a ver el de Akali y Kayn. Volvieron a sentir el ruido chocando contra su cuerpo, los vitoreos y la emoción regados por el aire. Encontraron asiento en las graderias de arriba, apartados del mayor cúmulo de gente pero con una buena vista para ver el encuentro.

—¿A quien le apuestas? — pregunto Sett reclinandose sobre el asiento.

Por su bien, espero que Kayn — gesticuló Aphelios. —. En el equipo de Akali hay un amigo tuyo, ¿no?

—Darius — respondió con una amplia sonrisa —, va a ser una buena pelea.

La voz que daba entrada a los competidores hizo su aparición, una gran coro de trompetas dió la bienvenida a cada uno de los integrantes de los equipos, aunque sus nombres a duras penas eran distinguibles en medio de los gritos de euforia del público. Incluso Sett comenzó a emocionarse y sentir como se le erizaba la piel, cuando apareció Akali dió un grito, y cuando nombraron a Kayn hizo una bulla en apoyo. Al terminar de presentar a los oponentes la voz cantarina dio un último aviso.

—Que ganen los más fuertes.

Y con eso el muro de fuerza que protegía a los espectadores se levantó al mismo tiempo que sus gritos, seguido del disparo de alarma para comenzar la pelea.

Los contrincantes corrían por la arena, esquivando los golpes de sus adversarios al igual que el nuevo terreno que surgía a su alrededor, el pasto alto, un manantial y los muros de rocas a los que estaban acostumbrados.

Kayn le gritó a sus compañeros para iniciar el ataque, Qiyana y Talon se esconderían buscando un flanco al cual atacar; él, Vladimir y Atreus los enfrentarían de frente mientras Ezreal los atacaba a una distancia segura. Los asesinos del equipo contrario hicieron lo mismo, Rengar se ocultaba en los arbustos mientras Akali utilizaba los puntos ciegos de las rocas para ocultarse. Darius le cubría la espalda a Draven mientras Zeri corría por ahí disparando y huyendo si le hacía falta. Fue ahí que Kayn la encontró.

Ceniza de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora