Capítulo 32: Juramentos

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Akali estaba agitada, molesta no sería la palabra adecuada, y decepcionada tampoco lo era, quizá estaba frustrada, pero ni ella misma lo entendía, así que solo podía sentirse enojada. Escuchó la voz de Kayn llamarla en el pasillo, no lo oyó bien, tampoco se preocupo por preguntarle que había dicho, solo se giró a verlo.

—¿Cómo es que estás bien con esto? —le reclamó.

—¿Parece que lo estoy? — respondió con el ceño fruncido.

Akali suspiró con fuerza llevándose una mano al rostro. Oyó la puerta del cuarto de Aphelios abrirse, mientras Kayn se acercaba rápido a ella hasta poder susurrarle.

—Mejor hablemos adentro.

Y ambos entraron a la habitación antes que Caitlyn atravesará la puerta.

Kayn se sentó en su silla, comenzando a girar con el cuerpo desgonzado sobre el asiento, mientras ella se quedó parada en la puerta de brazos cruzados.

—¿Sabías algo de esto? —preguntó ella sin moverse de la puerta.

—¿Te parece que sabía algo?— contestó extendiendo los brazos de forma exagerada para marcar su punto.— Yo tampoco sabía que no tenías permiso.

Ella se quedó callada, le creía, sabía cuándo mentía, y ahora estaba siendo sincero. Su teléfono vibró, era un correo y al leerlo solo fue capaz de soltar un suspiro.

—Ahora es oficial. —gruñó Akali, diciéndole con la mirada que revisara su celular. Él maldijo cuando vio la notificación.

Era el aviso de los combates 6vs6, el mismo evento que Aphelios les había mostrado. Ya no tenían forma de alterar los nombres de quienes participaban.

—Esto es ridículo. —soltó Kayn una risa irónica, lanzando el teléfono a algún lado de su escritorio.

—¿Hay alguna manera de conseguir más ángeles guardianes? — preguntó, pero Kayn negó con la cabeza.

—No los hacen en masa, solo para eventos donde dos estudiantes con permiso lo tienen. No podemos robar algo que no han fabricado todavía, y si los tuvieran, tampoco se dónde los guardan. —Siguió suspirando agotado.

—Entonces los voy a encontrar.

—¿Y vas a dejar morir a alguien más? 

Akali se detuvo justo antes de tomar el pomo y abrir la puerta, no había pensando en eso y de repente el peso de la culpa le cayó encima.

—Eres demasiado amable como robar un ángel guardián, eso es lo que me preocupa, por qué aunque los encuentre, no lo vas a usar. —Dijo él, sin que Akali se diera la vuelta para verlo hablar.

Odiaba admitirlo, él estaba en lo correcto, ella no lo aceptaría, no sé sentiría bien llevando algo así sobre ella, sabiendo que no era suyo, mucho menos si eso condenaba a alguien mas.

—Entonces conseguiré más pociones de magia curativa, un hechizo o algo, no me voy a quedar esperando a que me ataquen y no poder regresar.

—Puedes no competir si no quieres.

—¿Quién dijo que no quiero?

Kayn estaba visiblemente sorprendido, sin entender sus reacciones, si su enojo no iba hacia el peligro en el que estaba su vida ¿Entonces a qué era?

—Espera, no estoy entendiendo nada. ¿Estás enojada?

—Si.

—¿Por lo de los combates a muerte?

—En parte, pero no solo en eso.

—¿Qué es la otra parte?

—Aphelios no nos dijo eso para pedirnos ayuda, fue porque no confía en nosotros.

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