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Pov Sasha

─Fierecilla te estás poniendo azul, respira ─ me dice él mientras sigue lavando mi cuerpo.

A claro, para ti es muy fácil decirlo

Aunque le repetí mucho que me dejara sola, no me hizo caso y me metió a la bañera y me ha estado bañando, lo que no me tiene del todo cómoda, porque estoy completamente desnuda y no me agrada mi cuerpo por todas las cicatrices que tengo.

─No entiendo cómo puedes estar tan tranquilo ─ digo.

─No tengo ninguna razón para no estar tranquilo ─ contesta con simpleza.

─¿En serio no te molestan? ─ le preguntó.

─¿De qué me hablas? ─

─De las cicatrices ─

─A ver ─ dice dejando la esponja con la que me estaba lavando aun lado ─ lo primero que diré y esto es porque siento que necesito decirlo, porque me tiene con demasiadas dudas ─ se acomoda sentándose en el norte de la bañera ─ por la manera en la que hablas y te expresas de las marcas me dan a entender que en algún momento alguien, un hombre tal vez, que te importaba las vio y pues su reacción no fue la mejor, por lo tanto, ha dejado en ti la sensación de que cualquier otra persona que también vea las marcas tendrá la misma reacción, ¿es por eso o hay otra cosa? ─ me pregunta y para este momento hace tiempo que he dejado de mirarlo.

─Lo hubo ─ acepto ─ en él tiempo en él que estuve en silla de ruedas y terapia tuve amigos, y algo más o menos parecido a un novio, quién era dos años mayor, después de lo último que paso, pues para resumir Frankenstein y yo éramos familia ─ le cuento ─ después de eso cuando era parte de la familia Peyton, pues Lana y sus amigos me lo confirmaron a un más, tampoco tengo porque mentirme y tampoco quiero que nadie me miento al respecto, mi cuerpo es horrible, lo sé y lastimosamente así se quedará porque las cicatrices son tan profunda que ni siquiera con cirugía van a desaparecer ─ digo conteniendo tanto como puedo las ganas de llorar.

─Siempre he asociado las cicatrices con recuerdos, porque hay algunos que desaparecen rápido y otros no, los tienes aun cuando estás muy viejo, tal vez los quieras, tal vez no, pero siguen siendo parte de ti y es algo que simplemente no podemos cambiar ─ dice él tomando mi barbilla con delicadeza para que lo mire ─ si es cierto, las cicatrices no son lo más lindo del mundo, pero en mi muy humilde opinión no me parece en lo absoluto que te hagan lucir cómo una paciente de Frankenstein, para mí sigues siendo una mujer, preciosa, fuerte, inteligente, que me deja que una muy dura erección cada madrugada ─

─¡Erick! ─ le reclamo escandalizada con sus últimas palabras, salpicándolo con él agua.

─Que todo es cierto ─ se defiende ─ y no más te digo que cuando ya te sientas lista para tener dicho acercamiento, estando completamente despierta, me vengaré ─ dice y besa mi mejilla para después levantarse e ir por una toalla.

Me pica la curiosidad

¿Qué planeas? ─ le preguntó.

─En su momento lo sabrás ─ dice con calma regresando conmigo ─ ¿si te puedes levantar?, ¿tus piernas ya están mejor? ─ me pregunta.

─Si ya están bien ─ contestó levantándome y él enseguida me envuelve en la toalla.

─Bien ahora a dormir y hablo en serio Fierecilla, si me despierta de nuevo ─ se acerca a mi oído para susurrar ─ dejaré tus piernas tan temblorosas que no podrás ir a trabajar ─

Pov Erick

Que lastima que no estuvo de atrevida de nuevo

Pero bueno, cada día y cada noche avanzamos un poco más, en especial anoche, sin seriamente pensé que iba a terminar muy molesta conmigo después de despertar y encontrarme lamiendo su coño, pero sorprendentemente para mí esa no fue su reacción, estuvo un tanto aturdida, pero no fue mala, lo adjunto al hecho de que sabe lo que pasa cuando duerme, porque supongo que hubiera sido muy diferente si no estuviera enterada.

Nuestra conversación cuando estábamos en el baño también considero que fue muy buena, ella no se siente cómoda con sus cicatrices de su cuerpo y le apena mucho mostrarla, fue muy claro en el momento que encendí la luz y ella se alteró, pero de verdad que para mí da lo mismo, para mí es una mujer espectacular y sumamente preciosa.

─¿Por qué carajos no han podido sacarles información a esos tipos? ─ le reclamó molesto a los miembros de seguridad, estuvieron toda la noche interrogando a los tipos y no lograron que dijeran quién los contrato para sabotear la producción de la fábrica.

Incluso ya hasta sabemos que era el dichoso, la toxina botulimica, un poco de eso en cualquier dulce hubiera enfermado a miles de personas, por suerte no la pudieron usar.

─No hemos podido conseguir esa información, pero si hemos obtenido otra señor ─ dice uno de ellos.

─¿Cuál? ─

─Que los nombres que estaban utilizando son falsos, ambos son exconbictos ─ me informa y en seguida tengo un muy mal presentimiento ─ ambos estubieron en la misma cárcel que James Maclaren, pero ellos salieron hace dos meses ─

─Además señor, ellos no dejan de decir que a la única a la que le contaran quién es la persona queblos contrato es la a señora ─ me dice él otro.

─Desaparézcanlos, que no quede ni el más mínimo rostro de ninguno de los dos ─ digo para después salir de la bodega en donde estaban.

Subo en el auto, hecho una furia, maldito Maclaren infeliz, no voy a permitir que sigas molestando a Sasha, eso lo juro.

Al llegar a la empresa, lo primero que hago es hablar con Cedrick.

─Para empezar tu esposa me llamo exagerado por el nuevo sistema de seguridad, pero fijo que si ─ me cuenta ─ me tomará un par de hora pasar toda la información al nuevo servidor, esto también ayudará a proteger la información de las recetas confidenciales ─

─Mientras vayan pasando la información que vayan revisando a cada persona con lupa, hasta quién no parezca sospechoso, quiero la información de todos ellos ─ le digo.

─¿Qué ocurrió? ─ pregunta y le cuento de lo que me acabo de entrar ─ ¿cómo es que ese maldito infeliz puede hacer eso estando encerrado? ─ se queja mi hermano.

─No se, pero lo voy a detener ─digo con seguridad.

Me paso el resto del día ocupándome de eso y de algunos temas de trabajo, porque también tengo que ocuparme del trabajo, termino bastante tarde, tanto que incluso llame a Sasha para avisarle que no iba a llegar a cenar, ella tampoco iba a llegar a tiempo porque estaba terminando un pastel de casi dos metros y medio de la estatura de la libertad, me envió una foto cuando lo termino, ni parecía que era pastel y chocolate.

─Buenas noches, señor, Bienvenido ─ me dice Emma al llegar.

─Buenas noches Emma, ¿dónde está mi esposa? ─ le preguntó.

─En la habitación junto a la suya ─ contesta ella.

Voy a la habitación que ella me indico y al entrar me sorprendo al ver estantes y estantes llenas de zapatos y bolsos y ella acomodando más.

─¿Te compraste más zapatos en los últimos días? ─ le preguntó con interés llamando su atención.

─No, la verdad desde que nos casamos no he vuelto de compras ─ dice ─ ¡no he hecho compras! ─ dice con sorpresa.

─Son cómo tres semanas ─ le digo.

─Eso es muchísimo para mí, por lo general voy de compras cada viernes ─ me cuenta ─ pero ya cuando tenga tiempo cambiaré eso, ¿han obtenido información del responsable del atentado? ─ me pregunta.

─No han querido hablar, al parecer les pagaron muy bien para que guardaran silencio ─ miento, sé que no está bien que le mienta, pero si ella sabe que es ese maldito que la está atormentando de nuevo, ella estará muy asustada y no quiero que vuelva a estar asustada nunca más, ni de el, ni de nadie.

Erick Litman ◇Herederos Litman 3◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora