TJ despertó con algo de resaca, bebió del vaso que tenía en su mesa de noche y miró al costado de la cama, no había nadie, se sintió solo. En la almohada había una nota, TJ la tomó y leyó.
"La pasé lindo ayer, como siempre. Me fui temprano para mi sesión de fotos. Nos vemos la próxima. A.L"
–Bueno, ya fue. ¿A quién invitaremos hoy?
Revisó su teléfono, la mayoría de los contactos que tenía era de chicas, con la mayoría tenía un chat romántico, era su manera de pasar la vida, salir con chicas era su segundo gran talento y su mayor debilidad, por ahora.
TJ chateaba con tres chicas diferentes antes del desayuno, les decía los buenos días a 5 mientras se lavaba los dientes, respondía los mensajes que dejó sin leer intencionalmente desde el día anterior mientras desayunaba su cereal favorito. Y luego dejaba el celular sobre la mesa y entraba a la ducha, mientras las demás chicas contestaban casi instantáneamente.
Cuando salió, junto con los mensajes nuevos sin leer encontró una llamada perdida de Athan, inmediatamente lo volvió a llamar. Y ni bien Athan pudo decir "hola" TJ contestó:
–Estaba en la ducha, lo siento, dime ¿Qué pasó? ¿Estás bien? –Athan rio al otro lado.
–Sí, todo bien, buenos días. Hablé con mi papá.
–¿Y?
–Dijo que viera tu departamento y que cuando esté allá hagamos una video llamada, quiere hablar contigo.
–Bien... –TJ miró a su alrededor, ropa por todas partes, la lavavajilla estaba llena y había basura de comida por todas partes. –¿Cuándo dices que vienes?
–Hoy, si es posible. ¿Puedes venirme a recoger al consultorio en una hora?
–Sí... claro. ¿Y la loca?
–Le dije que... TJ, ya salió el doctor, tengo que irme, nos vemos en una hora. –Colgó.
–Mierda.
TJ se apresuró a limpiar todo, mejor dicho, a esconder todo en su habitación, sacó tres bolsas de basura, ocultó algunos platos sucios en el horno y limpió el refrigerador. Faltaban 15 minutos para recoger a Athan. Barrió como pudo, en realidad no sabía barrer, pero algo pudo "limpiar".
Cuando llegó al edificio, Athan lo esperaba en la calle.
–¡Hola! -saludó TJ bajando la ventana. –¿Nos vamos?
–Sí, señor. -Athan subió al auto y vio mejor a TJ, vestía un pantalón de pijama, y un canguro amarillo sin mangas. –Ahm... ¿TJ?
–¿Sí?
–¿Está todo bien, amigo?
–¿Por qué lo dices? –Preguntó alargando las vocales.
–Estás mal vestido. –TJ miró abajo por un segundo.
ESTÁS LEYENDO
La Isla Fel
RomanceAthan Zeev tenía poco más de 20 años cuando su familia lo envió a La Isla Fel para continuar con un tratamiento para sus ataques de pánico, tras una serie de éstos antes de su debut en Corea del Sur. Es en el momento más oscuro de su vida cuando re...