Parte 3

7 1 0
                                    

Los padres de Luary llegaron juntos, estaban tan preocupados como molestos.

–Luary. –la llamaron al no verla en la sala.

Lu salió de su habitación y bajó las gradas. Su hermana, Nyx, comenzó a subirlas.

–Estás en... –Nyx no terminó la oración, se quedó sorprendida al ver el rostro golpeado de Lu.

–Hola. –saludó Luary terminar de bajar.

–Hola. –saludó su papá, con un tono alegre, pero sin sonreír. Mientras continuaba colocando las cosas de una bolsa en el congelador.

Lu se acercó a la Isla de la cocina, su mamá redujo la distancia entre ellas dos.

–¿Cómo estás? –Le preguntó.

Lu tenía la mitad de la cara algo hinchada, el pómulo comenzó a adquirir ese color oscuro, característico de un golpe.

–Estoy bien.

–Amor, pásame el hielo y una toalla. –Su esposo obedeció al instante y la madre de Lu la sentó en el sofá y le colocó la compresa fría.

–A ver, cuéntanos cómo es eso de que estás becada en el Instituto Merak. – dijo su padre sentándose en otro de los sillones.

–Takashi y yo hicimos las audiciones y entramos.

–¿Y cuándo planeabas decirnos?

–En unas semanas es el festival de final de primavera, pensaba invitarlos. Iba a tocar con un amigo. –Sus padres guardaron silencio, Lu sabía que no quedaron satisfechos con la respuesta. –Lo siento.

–¿Por qué? –dijo su madre. –No pareces arrepentirte de lo que hiciste, lo tenías todo planificado. Creí que el asunto de tocar el violín había quedado bastante claro.

Su madre hablaba con serenidad, pero estaba molesta y Luary lo sabía, su madre era como un campo de minas, cualquier paso en falso la haría detonar.

–¿Cómo has manejado la universidad? –preguntó su padre. –Los días que estudiabas con Takashi en su casa, ¿Eran realmente estudios?

–Más o menos. Dedicamos una hora al ensayo y el resto al estudio. No dejé de lado las clases en la universidad, y me esfuerzo tanto o más que antes.

–Ese no es el problema, Luary. –Lu miró a su madre. –Nos mentiste. Las citas que tenías los domingos ¿Era citas? Los días que regresabas agotada, ¿era por la universidad? ¿No te das cuenta de lo mucho que te has estado desgastando todo este tiempo?

Lu sintió una presión en el pecho.

–Y encima esto. ¿Viste cómo quedó tu rostro?

–A mí no me molesta que pelearas. –Dijo su padre. –Te lo he dicho un sinfín de veces, prefiero que me llamen porque hayas golpeado a alguien que por que te hayan golpeado. Pero debo saber dónde estás para defenderte cuando vaya.

–Sí, lo siento. Debí decirles lo de la beca en el instituto.

–¿Por qué no lo hiciste?

–Temía que dijeran que no.

«Mentira, temí que hicieran menos mis ensayos y mi esfuerzo, desanimándome para que desistiera»

–Hija, nosotros siempre vamos a apoyarte, en todo lo que decidas.

«Mentira»

–Te dijimos que podías tocar el violín, pero luego de tu carrera. No me habría hecho problema si me decías que lo harías de forma paralela, tú sabes muy bien eso. Pero con esto...

–Mamá, golpearon a Takashi, yo sólo lo defendí. No tiene nada que ver con el violín.

–¿Cuántas veces? ¿Cuánto más Lu?

Su madre comenzó a confundir el hecho de que golpearan a Lu con la mentira que ella ocultó. El paso en falso lo terminó dando su propia madre.

–Muéstrame tus notas de los últimos exámenes.

Lu empalideció de pronto, había bajado su promedio y no podría ocultarlo. Sacó su celular y abrió la aplicación de la universidad y se la entregó a sus padres.

–Bajaste el promedio este semestre. –observó él. –Y tienes algunas faltas en el registro.

–¿Qué? –Su madre tomó el aparato y revisó las notas.

–No asististe a dos seminarios, y te aplazaste en dos exámenes.

–Puedo recuperar en los siguientes exámenes. Y los seminarios no son importantes.

–Lo son, Luary... –dijo su padre. –¿por qué faltaste?

–Tenía ensayo con la sinfónica.

–¿Y a las clases que faltaste, también por la sinfónica?

–Sí... –Lu bajó la mirada, su madre dejó de colocarle el hielo en la cara.

–Tienes un cruce de horarios dos veces a la semana. –dijo su madre revisando la aplicación de horarios que tenía Lu. –¿Te das cuenta cuánto te perjudicaste con esto? –colocó el teléfono sobre la mesa. –Luary, no sólo te golpearon en el rostro, también están interfiriendo en tus estudios. Debes tomar una decisión, seguir con esto no te traerá nada bueno, estás viendo.

–Duermes menos, comes menos, estudias menos, te golpean. –complemento su padre. –¿Qué más?

–No te prohibiré nada, ya estás grandecita para eso. Sólo espero que seas lo suficientemente madura como para poner correctamente tus prioridades. Si quieres seguir en el Instituto, tendrás que subir tu promedio, tener una asistencia perfecta en tu registro y cumplir con todo en la universidad. –Lu sabía que eso era imposible. –Si la situación es o lo uno, o lo otro... Creo que los tres sabemos qué debes decidir. Depende de ti.

–Entiendo... Lamento haberles mentido.

Eso fue todo, no hacía falta tomar una decisión.

La Isla FelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora